València y Barcelona, vis a vis con el Estado

Ribó y Colau defienden las ciudades cómo los núcleos políticos, económicos y sociales del mundo que viene

La alcaldesa de Barcelona Ada Coláis y el alcalde de Valencia Joan Ribó en una imagen de archivo | ACN La alcaldesa de Barcelona Ada Coláis y el alcalde de Valencia Joan Ribó en una imagen de archivo | ACN

Barcelona no se puede pensar suela. La construcción de la capitalidad catalana del futuro se tiene que hacer de la mano del ámbito metropolitano, del país y de toda la mediterránea. El encaje entre Barcelona y Valencia, como capitales de un eje urbano que va desde Catalunya hasta el oriente andaluz, significa la coordinación de la gestión de unos espacios que comparten orígenes, cultura, y también pretensiones económicas y de desarrollo. Una conexión clave, según defienden los alcaldes de ambas ciudades, que aportaría al futuro inmediato español una economía "innovadora y productiva". Sin las conexiones urbanas en el Mediterráneo, defiende la alcaldesa de Barcelona Ada Colau, "España no se puede evolucionar".

La quinta Conferencia Anual del Programa Legado Pasqual Maragall ha dejado claro que el paradigma de governança está sufriendo un cambio de perspectiva y, sobre todo, de núcleos de poder. La forma en que se está gestando el mundo postpandèmic, la gestión de la economía y la vida del siglo XXI, posan un foco en los entornos urbanos y municipales inaudito en los últimos tiempos. "Las ciudades – defiende Colau – queremos formar parte de la solución a los problemas globales, y los Estados lo tienen que reconocer". De hecho, en un mundo con retos "de escala mucho más grande", según reivindica el alcalde de Valencia Joan Ribó, "las ciudades son mucho más rápidas y eficaces que las administraciones autonómicas y estatales" en la diagnosis y resolución de las necesidades económicas y sociales que se generan.

"Un problema ineludible es el del infrafinançament", lamenta Ada Colau. Las administraciones municipales, según los alcaldes, miran por cuestiones de alcances muy diversos, incluso de aquellas por los que no tienen competencias. "Hay que revertir el desequilibrio de las ciudades del Estado, que estamos infradotadas en cuanto a recursos respecto de otras ciudades europeas", espeta Colau. Con la llegada de los fondos Next Generation EU, las ciudades se ven, un golpe más, muy poco representadas en relación con sus necesidades. Por Ribó, la asignación de los fondos europeos a los municipios es "escandalosa". Solo el 6% de los fondos se dedicarán a los municipios, cuando el Estado dedica un 15%, lamenta Ribó, que alerta de la posibilidad de perder las oportunidades que puede aportar la reconstrucción postpandèmia. Una cantidad, el 15 % de dedicación a la economía de las ciudades, que Colau considera ya "demasiado limitada".

Colau: "Ceder gobierno a las ciudades no es ceder poder, es aumentar la capacidad de acción y resolución de problemas de las administraciones"

La emergencia social provocada por la pandemia han agravado todavía más las necesidades de unas ciudades que, según los alcaldes, han servido de referencia primera de la ciudadanía en un contexto de mucha incertidumbre. "Nos hemos encargado de cosas por las que no teniem competencias", destaca Colau, que lamenta el poco apoyo otras administraciones con muchos más recursos. "Los gastos sociales se han disparado – coincide Ribó – de ayudas a los servicios sociales, autónomos, pequeñas empresas, o impuestos que no se podían cobrar". Ambos alcaldes coinciden en la desazón: las responsabilidades y los retos de las ciudades se multiplican con la concentración de población y actividad económica, pero la financiación extraordinaria no llega, y, cómo destaca Colau, recogiendo el guante del Maragall alcalde, "la governança no ha cambiado nada". "Ceder gobierno en las ciudades no es ceder poder, sino aumentar la capacidad de acción y resolución de problemas de las administraciones", concluye la alcaldesa.

Una mediterránea multicèntrica

Barcelona y Valencia, dos ciudades que «comparten, lengua, cultura y elementos de comunicación comunes», cómo destaca Ribó, comparten intereses de cara a Europa y el mundo, pero ejecutarlos se hace complicado. "La carencia de infraestructuras entre ambos territorios no tiene ningún sentido", lamenta el alcalde. En este sentido, el Corredor Mediterráneo se plantea cómo una necesidad estructural por la articulación de la región. "Necesitamos urgentemente conectar Valencia con la potencia industrial de Barcelona", defensa Ribó, que alienta en el Estado a que se afane a entender las posibilidades de la región mediterránea del Estado. "La orilla mediterránea genera el 40 % del PIB español, y esta producción se tiene que articular", concluye el alcalde.

Ribó: "La falta de infraestructuras entre Barcelona y Valencia no tiene ningún sentido"

Colau, por su parte, critica un modelo económico que históricamente se ha impuesto aparte del levante español. "La región mediterránea no puede vivir de servicios y de recibir turistas", espeta la alcaldesa. Las conexiones entre las zonas industriales y productivas del Arco Mediterráneo plantean también un cambio del núcleo de la economía española. Articular la mediterránea, defiende la alcaldesa, quiere decir potenciar "la economía productiva, que responda a necesidades sociales". El Corredor Mediterráneo está en el centro de un proyecto interurbano, con núcleos diversos y con mucho potencial, que, según Colau, "no es que necesite Barcelona, no es que necesite Valencia, es que lo necesita España".

Un ojo a Europa, el otro a Madrid

"Necesitamos relaciones comerciales entre Valencia y Barcelona que no estén pivotadas en Madrid", plantea Ribó. El alcalde de la ciudad lamenta un retraso en la llegada de las infraestructuras necesarias para conectar ambas ciudades producto, opina, de una "obstaculización por parte del Estado". La descentralización española, en este sentido, es una necesidad a ojos de ambos alcaldes, y no solo en cuanto a la periferia mediterránea. Ribó, de hecho, teme que la "macrocefalia" de la capital española en la política y la economía de la sido provoque que nos acabamos encontrando con zonas "completamente despobladas". Económicamente es peligroso, políticamente también. "El agujero negro – alerta Ribó – también genera fuerzas centrífugas muy potentes".

Colau insiste en el déficit histórico de las infraestructuras a las ciudades mediterráneas – en favor, opina Ribó, del centro de la península. "Revertir los déficits históricos – el Corredor Mediterráneo, pero también las rodalíes de Barcelona, opina la alcaldesa – es de mínimos; pero también se tiene que cambiar cómo planteamos las infraestructuras". Sin el Corredor Mediterráneo y las inversiones necesarias en las infraestructuras de la ciudad y el país, plantea Colau, no se puede repensar un modelo que, en su opinión, hay que revisar, en términos económicos y de sostenibilidad. "Es un escándalo – plantea la alcaldesa - que sea más práctico ir de Barcelona a Valencia en avión que en tren". La conexión a la mediterránea, así, se plantea cómo una necesidad, según los alcaldes, no solo en términos "de justicia y cohesión social", sino también de eficacia.

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