
18
de Marzo
de
2015
Jordi Francos recuerda perfectamente el primer avión teledirigido que le cayó entre las manos: era una pequeña avioneta de madera, que tenía que montar él mismo, que le regalaron por la Primera Comunión. Desde entonces, este emprendedor de Vilanova i la Geltrú ha compaginado su vida laboral con su pasión por la aeromodelisme, el arte de diseñar y poner en quiere todo tipo de objetos volantes, principalmente por radio mando, ya sean avionetas de madera como los drones multe-hélice que hoy pueden adquirirse en una gran superficie.
El año 2009, con 39 años, Francos se encontró que la multinacional mexicana por la cual había sido trabajando muchos años, Cemex, cerraba su fábrica en Vilanova i la Geltrú y ante la alternativa de ser trasladado a otra ciudad, prefirió dejar el trabajo e iniciar su propia aventura empresarial con algún negocio relacionado con el aeromodelisme. El primero que se le ocurrió fue crear una web de piezas para el montaje de aeromodels, que él adquiría a precios bajos en la China, pero no funcionó. "Llegó la crisis y el primero que hizo todo el mundo fue eliminar el gasto en hobbies", recuerda Francos.
Una experiencia personal
Cuatro años más tarde, a raíz de la muerte de su madre, que deseaba que sus cenizas fueran dispersiones por la playa de Vilanova, se le ocurrió otra idea de negocio: y si diseñaba un drone que permitiera tirar la ceniza de los difuntos desde el aire de una forma más atractiva? "Después de la incineración, los tanatorios te entregan una urna y mucha gente no sabe muy bien que hacer. Todo ello acaba siendo una ceremonia muy fría", opina Francos.
De este modo, el 2014 nació Ando al Cielo Rc, un servicio que permite a particulares y empresas funerarias esparcir las cenizas del difunto desde el aire gracias a un modelo drone que él mismo ha diseñado y fabricado. "Los forofos al aeromodelisme normalmente somos unos manitas", bromea el emprendedor.

De un aparato casero a una marca comercial
Con una inversión aproximada de 5.000 euros, Francos adquirió las piezas necesarias para montar un drone con envergadura suficiente para levantar una urna de unos dos kilos de peso y después diseñó un sistema que por radio control le permitiera controlar el apertura de la urna desde tierra. Aparte de esto, Francos ha aplicado un pulvoritzador, el que provoca una nube de ceniza que dura 3 o 4 según antes de deshacerse al aire. "Así el efecto es más visual, más emocional", explica el emprendedor, que estuvo cinco meses hasta tirar el primer prototipo, y que ahora quiere patentar. Su drone también incorpora una cámara que filma la expulsión de la ceniza, de forma que el cliente se puede llevar un vídeo de recuerdo, de una duración de tres a cinco minutos. "No sabes el que me han llegado a pedir", bromea Francos, que ya ha empezado a ofrecer este servicio a particulares.
Después de más de 500 vuelos de prueba, Ando al Cielo RC ya se encuentra en fase de expansión comercial y está en negociaciones con algunas empresas de gestión de tanatorios porque puedan ofrecer su servicio. Según a ley española actual, es competencia de los municipios decidir en qué lugares se pueden esparcir las cenizas de los difuntos.
El año 2009, con 39 años, Francos se encontró que la multinacional mexicana por la cual había sido trabajando muchos años, Cemex, cerraba su fábrica en Vilanova i la Geltrú y ante la alternativa de ser trasladado a otra ciudad, prefirió dejar el trabajo e iniciar su propia aventura empresarial con algún negocio relacionado con el aeromodelisme. El primero que se le ocurrió fue crear una web de piezas para el montaje de aeromodels, que él adquiría a precios bajos en la China, pero no funcionó. "Llegó la crisis y el primero que hizo todo el mundo fue eliminar el gasto en hobbies", recuerda Francos.
Una experiencia personal
Cuatro años más tarde, a raíz de la muerte de su madre, que deseaba que sus cenizas fueran dispersiones por la playa de Vilanova, se le ocurrió otra idea de negocio: y si diseñaba un drone que permitiera tirar la ceniza de los difuntos desde el aire de una forma más atractiva? "Después de la incineración, los tanatorios te entregan una urna y mucha gente no sabe muy bien que hacer. Todo ello acaba siendo una ceremonia muy fría", opina Francos.
De este modo, el 2014 nació Ando al Cielo Rc, un servicio que permite a particulares y empresas funerarias esparcir las cenizas del difunto desde el aire gracias a un modelo drone que él mismo ha diseñado y fabricado. "Los forofos al aeromodelisme normalmente somos unos manitas", bromea el emprendedor.
De un aparato casero a una marca comercial
Con una inversión aproximada de 5.000 euros, Francos adquirió las piezas necesarias para montar un drone con envergadura suficiente para levantar una urna de unos dos kilos de peso y después diseñó un sistema que por radio control le permitiera controlar el apertura de la urna desde tierra. Aparte de esto, Francos ha aplicado un pulvoritzador, el que provoca una nube de ceniza que dura 3 o 4 según antes de deshacerse al aire. "Así el efecto es más visual, más emocional", explica el emprendedor, que estuvo cinco meses hasta tirar el primer prototipo, y que ahora quiere patentar. Su drone también incorpora una cámara que filma la expulsión de la ceniza, de forma que el cliente se puede llevar un vídeo de recuerdo, de una duración de tres a cinco minutos. "No sabes el que me han llegado a pedir", bromea Francos, que ya ha empezado a ofrecer este servicio a particulares.
Después de más de 500 vuelos de prueba, Ando al Cielo RC ya se encuentra en fase de expansión comercial y está en negociaciones con algunas empresas de gestión de tanatorios porque puedan ofrecer su servicio. Según a ley española actual, es competencia de los municipios decidir en qué lugares se pueden esparcir las cenizas de los difuntos.