El cuello de botella de la logística: ¿por qué no somos competitivos?

La suma de los tráficos de los 28 Puertos de España es prácticamente igual que la de un único puerto europeo, el de Rotterdam

La Generalitat instalará una desalinizadora flotante en el Puerto de Barcelona por la sequía | iStock La Generalitat instalará una desalinizadora flotante en el Puerto de Barcelona por la sequía | iStock

Logística e infraestructuras no son sinónimos, pero es lo que muchos piensan. Es evidente que sin infraestructuras físicas no hay logística, pero lo que hace competitivos, o no, a los sistemas logísticos son las aduanas, los servicios postaduaneros o los puntos de control aduanero. Los Puertos de Tarragona y Barcelona encabezan, en este orden, los rankings de crecimiento de los puertos del país, en cuanto a toneladas transportadas. Barcelona, a escala europea, es el 12º puerto y Tarragona el 27º. Algeciras es el cuarto y Valencia el sexto. Pero la suma de los tránsitos de los 28 Puertos de España es prácticamente igual que la de un único puerto europeo, el de Róterdam, que seguido de Amberes y Hamburgo, son los tres principales puertos de la Unión Europea según los datos de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).

Datos, números y estadísticas aparte -¿recuerdan lo de los tres tipos de mentiras: las pequeñas, las grandes y las estadísticas?-, las cosas cambian según el cristal con el que se mire: ¿contamos contenedores llenos o vacíos? ¿Los tránsitos de paso o los de proximidad? Porque según sea el análisis de los datos siempre encontraremos argumentos para hacer los rankings que más convengan a nuestros discursos.

La suma de los tráficos de los 28 Puertos de España es prácticamente igual que la de un único puerto europeo, el de Rotterdam

Lo que no cambia es una realidad absoluta: los tres grandes puertos de los Países Bajos, Flandes y Alemania representan la gran fuerza logística de Europa y las grandes diferencias entre los puertos del Norte y del Sur se mantienen estables desde siempre y no cambian mucho, año tras año. La pregunta es: ¿qué estamos haciendo para corregir esta terca realidad?

En el caso de Catalunya, el Gobierno aprobó en febrero de 2021 un documento: la Estrategia Logística de Catalunya-ELIEC, que hace propuestas para mejorar las cadenas logísticas que afectan a Catalunya. Somos rótula, no periferia, pero aún queda mucho trabajo por hacer: la mejora de los accesos a los Puertos, la generalización de servicios de valor añadido, la potenciación de la multimodalidad, etcétera. La misma ELIEC deja claro que uno de los aspectos en los que vamos muy por detrás de nuestra competencia (porque las cadenas logísticas compiten entre sí), es la necesaria flexibilización de los servicios aduaneros y postaduaneros que son "uno de los cuellos de botella más relevantes del sistema logístico catalán".

Los tres grandes puertos de los Países Bajos, Flandes y Alemania representan la gran fuerza logística de Europa

Mientras tanto, la patronal española de transitarios y representantes aduaneros, FETEIA, ha dado a conocer un estudio, a nivel estatal, de las ineficiencias del sistema aduanero español tras analizar uno por uno, todos los Puntos de Control Fronterizo (PCF) y llega a unas conclusiones preocupantes en cuanto a los PCF del país: excesiva burocracia, dispersión de competencias entre los diferentes ministerios intervinientes, falta de personal y medios -con lo que las mercancías quedan varadas durante horas y días-, no hay una figura de Coordinador del PCF, falta de proactividad e interpretaciones y criterios diferentes entre los centros (cuando la normativa aplicable es de ámbito europeo). Curiosamente sirven -mal- los intereses recaudatorios y de control estatales, pero no sirven para potenciar el negocio logístico, de tal manera que operadores y transitarios optan por trabajar en otros ámbitos más competitivos, y que comprenden mejor el gran negocio que la logística da al país, tanto desde un punto de vista económico, como de creación de puestos de trabajo de calidad.

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Aquí es donde se la juega principalmente nuestro sistema logístico. La aduana tiene un papel fundamental, pero debe mirar el negocio logístico como lo que es: un negocio de servicio a la importación y a la exportación. La aduana no es un puesto, sino un servicio. Y, al igual que ocurre en los puertos del Norte de Europa, debe haber una plena colaboración entre el sector público y el privado para asegurar un funcionamiento integrado, ágil y eficiente de todas las aduanas. Esta colaboración también debería producirse entre administraciones públicas, porque a estas alturas este servicio depende mayoritariamente de España, que desarrolla el sistema con criterios marcadamente jacobinos. Hoy estamos muy lejos de avanzar, distraídos en las discusiones infraestructurales, en el ladrillo y el cemento, y con unos puertos españoles en los que mayoritariamente hay funcionarios y políticos en sus consejos de administración... pero ese es otro tema.

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