Ana Bella, en lucha contra el maltrato

La empresaria sevillana atiende anualmente 1.400 mujeres víctimas de la violencia de género para ayudarlas a superar la experiencia y reinsertarlas al mercado laboral

Ana Bella, en el centro, en la ceremonia de entrega de los premios Fidem | Fidem Ana Bella, en el centro, en la ceremonia de entrega de los premios Fidem | Fidem

Ana Bella es una de las mujeres que ha demostrado que se puede sobrevivir y tener una nueva vida donde explotar todas sus capacidades. Esta sevillana es la creadora de la Fundación Ana Bella, una organización que atiende cada año 1.400 mujeres porque "se empoderin con un trabajo digno y empiezan una vida como mujeres líderes de su vida y modifiquen la sociedad", señala la fundadora. En el marco del Día internacional para la eliminación de la violencia hacia las mujeres​ de este sábado, entidades como la suya demuestran que una mejora social tiene un revulsivo en un progreso económico, uno de los motivos por los cual ha recibido recientemente el premio Fidem en la categoría de Emprendeduría Social.

Desde el 2006, por la fundación han pasado cerca de 20.000 mujeres. Es una cifra aproximada pero que siempre tiene que ser un +1, porque esta iniciativa ha sido una de las que ha permitido a la misma Bella superar la mala experiencia vivida con la violencia que ejercía sobre ella su pareja. "Cuando fui consciente de todo, me encontré suela en el mundo con mis hijos. Estaba en una casa de acogida, pero sin trabajo ni experiencia laboral demostrable porque siempre había trabajado con mi exmarit", relata a VÍA Emprendida.

"Rompí el silencio, me negué a recibir la ayuda y me dispuse a ayudar los 62 millones de mujeres que sufren violencia de género en Europa"

Cualquier persona que ha pasado por esta situación tiene derecho a una renta de inserción que el 2002, cuando ella tuvo derecho a recibirla, estaba en los 326 euros. "Una cifra con la cual no llegas en ninguna parte", critica, y añade que hasta ahora sólo se ha incrementado hasta los 426 euros. Y no la quiso coger: "Me di cuenta que si había sido capaz de superar el maltrato, quería decir que yo era muy fuerte y valiente. Podría conseguir una casa, un trabajo y la custodia de mis hijos. Rompí el silencio, me negué a recibir la ayuda y me dispuse a ayudar los 62 millones de mujeres que sufren violencia de género en Europa".

El emprendoria como opción para hacerse ver

La Fundación empezó a operar desde casa suya, como tienen que hacer muchos emprendedores, y con un capital de 30.000 euros proveniente de préstamos. Su primera tarea fue dar un alquiler a mujeres maltratadas y ayudarlas a encontrar trabajo, la cual fue rápidamente premiada con 25.000 euros en un certamen de proyectos de inclusión social.

Bella destinó la cuantía a la creación de Servicios Integrales Solidarios, con la cual tenía que poder crear puestos de trabajo para las mujeres. "Pero a que puede dedicarse una persona que ha sido maltratada y no tiene ningún tipo de autoestima?", cuestiona Bella, "a la limpieza, parece que no pueda hacer ninguna otra cosa, no sale nada más". Y así van empezando, cubriendo el servicio de limpieza de autobuses en turno por la noche, el que la fundadora tilda de "el más invisible del mundo y mal pagado a pesar de ser muy digno. Nos podían dar premios y ser reconocidas en muchos lugares, pero si no conseguíamos que las mujeres se empoderessin como valor social, éramos invisibles y seguíamos siendo un problema sin resolver", añade, hablando siempre en primera persona, sintiéndose ella parte del colectivo.

Sin dejar de lado esta opción, a la cabeza de poco la empresa optó para entrar en el comercio con un establecimiento de productos ecológicos que no acababa de funcionar. Paralelamente, Bella se matriculó en la Universidad para estudiar Administración y dirección de empresas con el ánimo de adquirir los conocimientos necesarios para su nueva profesión de emprendedora y empresaria. "Desgraciadamente, no pude seguir porque llevaba demasiadas cosas. Pero lo dejé habiendo aprendido una cosa: el coste de oportunidad. Vi muy claro que tenía que cerrar la tienda", explica.

Las mujeres traen camisetas que las identifican como luchadoras y "supervivientes" | Fundación Ana Bella

Y cuando todo parecía acabado, recibieron la llamada de Triodos Bank: "Querían que hiciéramos el servicio de càtering de un acontecimiento. No lo habíamos hecho nunca, pero dije que lo aceptábamos y así hicimos el primer trabajo dentro del sector". Vestidas con camisetas donde ponía la palabra "supervivientes", mostraban a las personas su condición de maltratadas y demostraban que pueden volver a reinsertarse en el mercado, "que no son un problema", como reivindica Bella.

Empoderar-se a través del trabajo

Con todo este bagaje al bolsillo, llegó una nueva tanda de galardones: Premio a la Mujer Emprendedora 2009 de la Fundación Pública Andalucía Emprende, Emprendedora Social en España el 2010 por la fundación internacional Ashoka, y empresa social más prometedora del 2011 por Momentum Project. "Todo ello me hizo ver que no quería ser gestora de un càtering, quería traer toda la experiencia a la empresa por empoderar la mujer maltratada y convertirla en un agente del cambio", afirma.

"Las mujeres necesitan trabajos de cara al público, donde se los dé las gracias y donde ellas puedan sentir que son útiles para las personas"

El 2011, en plena crisis, vio una puerta abierta en la inversión de las empresas en responsabilidad social, una partida que podía decaer pero no desaparecer. Así empezó el servicio que hoy en día se ha convertido en punta de lanza de la Fundación Ana Bella: reinserción de mujeres maltratadas en entornos comerciales uniéndose con la empresa de outsourcing Momentum para crear un servicio de embajadoras de marca. "Las mujeres necesitan trabajos de cara al público, donde se los dé las gracias y donde ellas puedan sentir que son útiles para las personas", apunta. Su primer cliente fue Danone, y todavía lo es, y han trabajado con otras compañías como Carrefour, Fundación La Caixa, Camprofrío, Bonduelle, Alvalle o Bimbo..

Para formar estas trabajadoras para su nuevo entorno laboral se creó la Escuela Ana Bella para la Empoderament de la Mujer. Se las prepara en habilidades como el liderazgo o ventas. "Estamos demostrando que las mujeres maltratadas somos fuertes, comprometidas y eficaces. Sabemos el que es la presión y estamos acostumbradas a trabajar con ella", comenta la creadora de la iniciativa.

"La prevención de violencia de género tendría que ser obligatoria como la prevención de riesgos laborales"

Además, ofrecen cursos para empresas porque los empleados sean capaces de detectar signos de maltrato entre sus compañeras de trabajo. "La prevención de violencia de género tendría que ser obligatoria como la prevención de riesgos laborales. A las empresas pasamos la mayor parte del tiempo, aquí puede haber un agente de cambio", justifica.

Exportar la idea en todo el mundo

Cerca de 1200 mujeres han pasado por la escuela y un 30%, apunta Bella, han ido ascendiendo hasta obtener posiciones destacadas: desde la dirección de alguna área hasta la creación de nuevas empresas. Un éxito que permite a esta empresaria afirmar que el ritmo de creación de trabajo de la fundación es 10 veces superior al de España y que ha puesto las bases porque su modelo se estudie a Esade y en varias universidades suizas.

Su nuevo objetivo es replicar el modelo en otros países. Ya están presentes en México y Rumanía, pero los contactos con colaboradores potenciales no cesan para ayudar así el máximo de mujeres posibles.

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