Cereales Kellogg's en un supermercado
Cereales Kellogg's en un supermercado

Cereales Kellogg's contra la masturbación

John Harvey Kellogg diseñó un almuerzo saludable para estimular una vida sana y alejada de las tentaciones carnales

El escritor cubano Alejo Carpentier ambientó su novela El siglo de las luces en la Revolución Francesa. El momento histórico en que el mundo dejaba atrás la oscuridad que se arrastraba desde la Edad Media en el conocimiento y la organización política para dejarse alumbrar por la Ilustración y la ciencia. De aquellas primeras luces se derivaron los movimientos liberales que se multiplicaron por Europa y los Estados Unidos durante el siglo XIX, acabando así con varios regímenes monárquicos y totalitarios y estableciendo sociedades con mentalidades cada vez más abiertas. Claro que, en estas mismas sociedades convivían las ideas más tradicionales, enrocadas en sus creencias marcadamente religiosas y esgarrifades ante las libertades y el libertinaje del nuevo mundo. Uno de los representantes de este tradicionalismo era el físico John Harvey Kellogg, responsable del almuerzo de todo ser humano de bien y opositor combativo de la masturbación.

John Harvey Kellogg

La relación del doctor Kellogg con el sexo no era la mejor, precisamente. Casado con Ella Ervilla Eaton, la pareja nunca llegó a consumar el matrimonio por el rechazo que al inventor le producía la simple idea del contacto físico. De hecho, la pareja dormía en camas separadas y optó para adoptar siete hijos en lugar de engendrarlos, por mucho que la Biblia insista en el hecho que, si es para reproducirse, esto del sexo no está tan mal.

Si la idea del sexo ya era una aberración para Kellogg, la masturbación era algo que no podía consentir. "Si el contacto ilícito de los sexos es un pecado horrible, la autocomplacencia es un delito doblemente abominable", afirmaba en uno de sus libros. Convencido de las maldades del onanismo, el físico decidió convertirse en su grande combatiente, con una doble estrategia: identificación de los males que causaba y creación de soluciones para evitar la tentación.

El 1877, Kellogg escribió el libro Hechos claros para grandes y jóvenes, en el que describía hasta 39 síntomas derivados de la masturbación, como defectos en el desarrollo, cambios de humor, timidez, malas posturas, articulaciones rígidas, acné, palpitaciones, epilepsia o gusto por las comidas picants. Identificados los males, tocaba encontrar soluciones. Además de dolorosas técnicas para cambiar la flora intestinal de sus pacientes vía rectal, el doctor creía que los niños dejaban de tener tentaciones masturbatòries con la aplicación de unos hilos de plata que taparan el prepucio y evitaran así las erecciones. Para las chicas, directamente, recetaba introducir un ácido al clítoris para quemarlo y dejarlo inservible.

Por suerte, no todas las técnicas antimasturbatòries de Kellogg eran igual de contundentes. Su alternativa preventiva era una dieta sana. En el siglo XIX, el almuerzo de las clases altas incorporaba huevos y carne, el que por el físico era una aberración. Así, en 1897 John Harvey se alió con su hermano Will Keith Kellogg para fundar la Sanitas Food Company, que se dedicaría a crear cereales para almorzar, con la idea que un alimento tan puro era la base de una vida sana y, por lo tanto, alejada de las tentaciones sexuales.

John Harvey se alió con su hermano para fundar la Sanitas Food Company el 1897, que se dedicaría a crear cereales para el almuerzo

Su primer producto fue la granula, que constaba de un simple proceso de fornejat de los cereales por, después, romperlos en pequeñas piezas. El éxito, pero, llegó con los famosos Corn Flakes. Los hermanos estaban cocinando una ración de sus cereales, pero se olvidaron la bandeja dentro del horno. Al volver, descubrieron que los grandes habían estallado, convirtiéndose en una lámina crujiente, que sería el origen de sus productos más famosos.

La historia de la compañía Kellogg's no queda aquí. Por alguna razón, Will Keith no era tan combativo con el placer como lo era su hermano y, durante años, intentó convencer a John Harvey de saltar un punto la rigidez de la dieta sana e incorporar azúcar a los Corn Flakes para aportar un poco de alegría al paladar de sus consumidores. El físico, pero, se negaba en redondo. Vista la situación, Will echó por el camino del medio y el 1906 marchó de la compañía, junto con 44 trabajadores, para crear la Battle Creek Toasted Corn Flake Company, refundada poco después como Kellogg's.

John Harvey no superó nunca la traición y, mientras su hermano construía un imperio, él seguía recluido en sus ideas antimasturbatòries de autoconsum.

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