Enrique Tomás: "Quiero poner nombre al jamón"

La cadena de venta de jamones prevé abrir 250 tiendas en España en los próximos dos años y entrar al mercado internacional con la apertura de la primera tienda en Londres

Cuando a Enrique Tomás le explicaron que el valor de la marca de Coca Cuela superaba el valor de todas las propiedades de la empresa entendió la importancia de crear un nombre. "Vi claramente que la marca lo es todo. Yo quiero poner nombre al jamón, como lo hizo Kleenex o Danone en su momento", comenta el propietario de la empresa.

Ya hace 32 años que Enrique Tomás abrió la primera tienda de ibéricos a un mercado de Badalona . Desde entonces, la empresa ha ido creciendo hasta convertirse en una marca que factura más de 50 millones de euros, con 340 trabajadores y 56 tiendas. "No me defino como un empresario sino como un creador de negocios", explica el fundador de la compañía, de capital 100% familiar.

"Los tenderos tenemos que dar al consumidor el que necesita"
Su modelo de negocio se basa en el binomio restauración-tienda. Es decir, 50% de consumición al local y 50% de productos para llevar. "Yo nací en un mercado, vengo del mundo de la carne", recuerda Tomás, que añade que "ya tocaba acabar con la incertidumbre de cuando un melón es bueno o no, porque no lo pueden vender abierto".

Esta es una de las claves del éxito de la cadena de venta de jamones: las zonas de degustación. "Una necesidad del público", según el empresario, que los ha servido para diferenciarse y especializarse en el jamón.

Muestra de esta apuesta es la apertura inminente del Jamon Experience, un tipo de museo, ubicado ante la Boqueria de Barcelona, con una superficie de 2.200 metros cuadrados. Entre las actividades habrá una cata de jamones y una zona audiovisual con la explicación del proceso de producción del producto, "para ejemplificar que no todos los jamones son iguales".

"La cultura del jamón no existe en ninguna parte más"
La mayoría de tiendas están ubicadas en el centro y a la zona alta de Barcelona, sin olvidar los centros comerciales, como epicentro del negocio. Su público es global y, de hecho, sólo siete de las 56 tiendas están en zonas meramente turísticas.

Tomás tiene muy claro que arribará lejos, pero a la velocidad que toca: "Quiero controlar todo el proceso, desde el principio hasta el final y por eso no podemos correr". En este sentido, por ejemplo, la cadena no vende productos a los restaurantes, sino que tiene un servicio en el cual ofrece, durante unas horas, una persona encargada de cortar el jamón al restaurante. "Así puedo controlar que un jamón ibérico no lo venden como si fuera uno de bellota; uno cuesta el doble que el otro!", argumenta Tomás.

"En Hong Kong ya nos están esperando"
Ahora bien, esto no quiere decir que no trabajen con franquicies, en el contrario. Después del éxito del área de Barcelona y Zaragoza, llega Madrid con la apertura de cuatro tiendas, puesto que según Tomás "desde Madrid es más sencillo arrancar el proyecto hacia el resto de España". El objetivo final es abrir 250 tiendas en todo el Estado, en los próximos dos años.

Londres será la primera prueba internacional y abrirán a finales de año, con una estructura propia. "Será el punto de partida para abrirnos al mundo", explica el empresario. El objetivo del 2014 es abrir mercado a cada uno de los países de la comunidad económica europea. "Tenemos franquicies esperándonos en todas partes, desde la China hasta Miami", concluye Tomás.
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