Espinaler: de Vilassar de Mar en Tokyo

La empresa de conservas gurmet vive un crecimiento espectacular y hace una apuesta firme por la internacionalización con la apertura de una tasca en el Japón que emula el original

La salsa Espinaler es una invitada habitual a las despenses de buena parte de los hogares catalanes. Para muchos, unas patatas o unos berberechos sin ella son un pecado. La centenaria firma de Vilassar de Mar (Maresme) Espinaler, que también elabora productos gurmet como por ejemplo conservas de pescado, marisco y vegetales, patatas fritas o licores de vino, se asocia directamente al placer relajado del vermut del domingo. Muchas marcas harían el imposible para vincularse a una imagen como esta.

Pero detrás de esta fachada tan familiar para los amantes de picar algo antes de la comida, se esconde una estructura que sorprende por su inesperada robustez. Poca gente sabe que Espinaler es hoy en día una de las empresas alimentarias catalanas que crece con más fuerza. Actualmente cuenta con 80 trabajadores, 25 de los cuales han sido contratados en los últimos dos años.

Este 2014 prevé facturar 12 millones de euros, certificando así un espectacular crecimiento del 50% en los últimos de cinco años. Un periodo en que ha apostado por la internacionalización, primero al mercado europeo y después al asiático y el latinoamericano. Este salto ha culminado con la apertura del primer local de Espinaler fuera del territorio español. Ha sido bien lejos, en Tokyo, con un establecimiento a imagen y parecido de la tasca original de Vilassar de Mar, en activo desde 1896.

"Somos una empresa valiente y con empujón. Nos va la marcha", explica Miquel Tapias, propietary de Espinaler y la cuarta generación al frente de la empresa. Él y sus dos hijos, David y Miquel, son los responsables de la expansión que vive la firma. "Los nanos acaban de llegar del Japón, han vuelto ilusionadísimos con las perspectivas de expandirnos", explica con orgullo. Espinaler es de todas una empresa familiar. El negocio, el conocimiento y el legado se transmiten de generación en generación. A pesar de que el actual es la que está trayendo la empresa a cotas hasta ahora nunca ver, el vigente propietario asegura que el verdadero revolucionario fue su padre, Joan Tapias. "Él sí que era todo un innovador" constata.

La calidad como bandera
A la década de los 50, Joan Tapias convirtió la taverneta de pueblo que era Espinaler en un referente de las conservas de calidad . "En un momento donde mucha gente todavía pasaba hambre en el país, apostar por los productos gurmet parecía disparatado, pero él siempre tuvo claro que la calidad tenía que ser nuestra bandera" apunta hoy su hijo. Se dedicó a seleccionar de manera muy meticulosa las mejores conservas de pescado y de marisco provenientes de Galicia para etiquetarlas con el nombre de Espinaler. De conservera en conservera, probando sus productos y quedándose sólo con el mejor de cada casa. "Él notaba si una remesa de berberechos tenía un regusto final un poco demasiado amargo porque se habían comido una alga que no tocaba", apunta Tapias.

Ha estado con los gestores actuales, pero, que Espinaler ha adquirido dimensiones impensables cuando se fundó. La tasca del Camino real de Vilassar de Mar, que hoy sigue abierta, quedó pequeña a finales de los años 90. Fue entonces cuando decidieron hacer el salto a un local mucho más grande, en el polígono industrial de los Garrofers del mismo municipio; una tasca-tienda con 1.300 metros cuadrados, donde se puede encontrar toda la variedad de productos Espinaler (más de 300 referencias de marca propia) y una selección de productos por el aperitivo, cava, vinos y licores.



La nave industrial no tiene la antigüedad ni la solera de la taverneta original, pero transmite rescoldo gracias a la decoración y a la exuberante disposición de los centenares de productos. El año 2012, el establecimiento ganó el premio en la Mejor Tienda Gurmet Especializada de España. Recientemente, Espinaler ha abierto un local similar en Badalona.

Un golpe de mano de Anthony Bourdain
Con el cambio de siglo, la empresa inició su proceso de expansión, empezando a vender sus productos al resto del Estado español. Pero el gran punto de inflexión para la compañía no se produjo hasta el 2008, y llegó de la mano del prestigioso chef norteamericano Anthony Bourdain (@Bourdain) y su popular programa al canal Discovery. En uno de los capítulos, Bourdain visitaba Cataluña para descubrir sus perlas gastronómicas. Además de disfrutar de una calçotada en Valls o de los postres de Albert Adrià, hacía parada al Espinaler de Vilassar para regalarse un banquete de delicias del mar. "Son las mejores conservas del mundo", decía el chef, literalmente, al programa.

"Esto marcó un antes y uno después para nosotros, sin duda", explica Miquel Tapias. Espinaler aconteció de repente una referencia mundial. Parece una exageración, pero la realidad es que, desde entonces, un buen puñado de turistas se acercan cada año a la tasca a degustar los productos de la marca. Sobre todo americanos. Y esto que Vilassar de Mar nunca ha formado parte de los circuitos turísticos habituales en Cataluña. Todo ello espoleó Espinaler a iniciar su expansión internacional, ratificada por el buen recibimiento de sus productos a diferentes países de la Unión Europea.

Berberechos entre 'sushi' y fideos
Pero la influencia de Bourdain en el devanir de la empresa no acaba aquí. El documental también se emitió en el Japón, y picó la curiosidad de un grupo de inversores, que vieron oportunidad de negocio. Querían aquellas conservas y aquella salsa en su país. El año 2012 visitaron Vilassar de Mar para conocerlas de primera mano. Después de varias reuniones y viajes, el acuerdo se cerró este año.

Y este mes de noviembre ha abierto la "Taberna Espinaler" en Tokyo. Ubicada en el turístico barrio de Akasaka, y decorada al estilo de la tasca original vilassarenca, ofrece berberechos de las rías gallegas, navajas y mejillones, calamares, conservas vegetales y la imprescindible salsa Espinaler, a un público más acostumbrado al sushi y a los fideos pero cada vez más abierto a nuevos sabores y culturas gastronómicas. "Los mismos inversores ya piensan a abrir más locales en todo el Japón, pero de momento prefiero tocar de pies a tierra", explica Tapias.

La internacionalización ha sido la clave del crecimiento de Espinaler, y si quiere continuar haciéndolo, el único camino es seguir explorando nuevos mercados. Ahora tiene el norteamericano en mente. Sus productos gurmet, de gama alta y precios bastante elevados, topan con un mercado español estancado por la caída del poder adquisitivo. "Pero el mundo es lleno de sibarites", apunta el propietario de la firma. Y Tapias y sus hijos tienen clarísimo que tienen que dar a conocer sus productos. "Podrán decir que no a nuestras llaunetes de sardinas? O a la ventresca de bonítol que es como miel y se deshace a la boca?". A ver quién es el valiente que se resiste.
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