La buena estrella de Carme Ruscalleda

La cocinera catalana se convierte en la que tiene más estrellas Michelin del mundo después de obtener la segunda al Santo Pau de Tokyo

Hay gente que nace con estrella, otros con un pan bajo el brazo. El caso de Carme Ruscalleda (Sant Pol de Mar, 1952) es sensiblemente diferente. Con los años, la cocinera catalana se ha ido ganando las estrellas (Michelin), ya en puerta siete; y el éxito entre los fogones se ha convertido en su pan de cada día.

Con la reciente publicación de la edición japonesa de la reconocida guía, que otorga la segunda estrella a su restaurante de Tokyo , la cocinera de Sant Pol de Mar ya acumula siete. Las tres del Santo Pau maresmenc, las dos del barcelonés Momentos, que conduce con su hijo Raül Balam; y las dos en el país nipón.

Aprender trabajando
La historia de Ruscalleda es la de alguien que se ha ido tirando a si mismo. De joven acabó descartando la carrera artística para estudiar comercio mercantil y acabarse incorporando al negocio familiar: una charcutería.

El 1975 se casa con Toni Balam, y juntos empiezan a trabajar en nuevos productos para incorporar al negocio familiar: platos preparados para llevar. La buena acogida los acabó animando a emprender su propio proyecto de negocio , que vio la luz el 1988 en una antigua torre que desde los años sesenta funcionaba como hostal a la época estival. Conservando el nombre, así nacía el primer restaurante Santo Pau.

Ruscalleda siempre ha reivindicado su carácter autodidacto en el mundo de la cocina, que a base de esfuerzo y horas de trabajo ha ido convirtiéndose en un referente de la gastronomía mundial. La oferta del restaurante fue evolucionando, pero Ruscalleda tenía claro los ingredientes para hacer funcionar el negocio: producto de calidad, de temporada y de proximidad , ofreciendo el mejor que puede aportar el Maresme.

Un éxito que se multiplica
Desde que el 1991 recibió la primera estrella Michelin, la carrera de Ruscalleda no ha parado de crecer . Un éxito que no se ha limitado a Santo Pol, puesto que la cocinera catalana decidió exportar su fórmula de éxito en el Japón, donde el 2004 inauguró el otro Santo Pau a guisa de réplica del original. Cocina catalana con productos frescos del Japón.

Además, Ruscalleda también ha visto recompensada la tarea del restaurando Momentos, situado en un céntrico hotel de Barcelona y que cuenta como chef con su hijo Raül, después de varios años de experiencia a la cocina del Santo Pau.

Reconocimiento local y mundial
Toda esta trayectoria le ha valido a Ruscalleda varios reconocimientos al margen de las prestigiosas estrellas. El premio Nacional de Gastronomía, la Cruz de Sant Jordi o la reciente Medalla de Oro del Parlamento de Cataluña son sólo algunas de las menciones que completan un currículum envidiable.

Con siete estrellas Michelin a su haber, Ruscalleda consolida la historia de éxito de una cocinera, empresaria y emprendedora que no nació con estrella. La estrella, más muy dicho: las estrellas en plural, se las ha ganado trabajando.

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