Más allá de los dividendos económicos

Por algunas empresas la responsabilidad social forma parte indisoluble de su ADN empresarial. Es el caso de Àuria Cosméticos, una cooperativa que da trabajo a trabajadores con discapacidad intelectual y enfermedad mental

La responsabilidad social corporativa (RSC) ha cogido protagonismo en los últimos años y se ha convertido en una necesidad para muchas empresas. Las compañías han pasado de verla como una opción a incorporarla como un valor estratégico que genera oportunidades de negocio, pero no todas lo han hecho obedeciendo a criterios éticos. José María Batalla, creativo y fundador de la agencia especializada en RSC 1000 friends, cree que un tanto por ciento elevado de las empresas está implementando la responsabilidad social corporativa a sus modelos de negocio porque esperan obtener un regreso empresarial. "Si la RSC no los ayudara a ganar dinero, no la incorporarían", afirma contundente.

Según Batalla, el cambio de actitud del consumidor es la clave: "El consumidor se ha vuelto más socialmente responsable a la hora de adquirir servicios y productos de empresas que demuestran su RSC y dejan de consumir productos que no tengan detrás una política ética".

Los estudios sobre esta tendencia así lo confirman. Según l'Informe Forética 2015 sobre el estado de la RSC en España, realizado además de 1.000 consumidores españoles, un 36% de los ciudadanos son sensibles a la responsabilidad social de las empresas y uno de cada dos declara haberse decidido por un producto en vez de otro basándose en estos valores. Unos valores que para algunas empresas son a la raíz fundacional del negocio y, más allá de beneficios y dividendos económicos, este se considera como un motor de cambio social que tiene que servir para hacer una sociedad mejor, más justa y sostenible.

Àuria cosméticos, la RSC al ADN empresarial
El Hayedo en la comarca de La Garrotxa o Granel en Osona son algunos ejemplos. Pero hay otros, quizás no tan conocidos, como el de Àuria Cosméticos en la comarca de la Anoia. Surgida bajo el amparo del Grupo Àuria, esta cooperativa se dedica a la fabricación y envasado de perfumes y cosmética y da trabajo a una cincuentena de trabajadores con discapacidad intelectual y enfermedad mental. Sus productos tienen un valor añadido y permiten a las empresas cumplir con su responsabilidad social. A sus instalaciones situadas en Igualada, se lleva a cabo todo el proceso hasta el acabado final, pasando por la fabricación, envasado, etiquetado y manipulación de perfumes, colonias, ambientadors y mikados. Creada el 2008 por Taller Àuria y el perfumista Ramon Monegal, ahora desvinculado del proyecto, Àuria cosméticos factura anualmente 1,2 millones de euros de facturación.

Garantizar la inserción laboral de personas con especiales dificultades
El principal argumento de venta de Àuria Cosméticos es la relación calidad-precio, un servicio adaptado a las necesidades de los clientes y la implicación en sus problemas. "Después viene la segunda parte que es descubrir nuestra capacidad y nuestra forma de ser y es entonces cuando el cliente se engancha", afirma el gerente del Grupo Àuria, Miquel Canet y Sabaté. Canet y Sabaté admite que, entre los retos de futuro, hay la voluntad de convencer a grandes cadenas e intentar exportar, pero reconoce que la inversión que esto supone es una limitación. "Tenemos la voluntad de crecer, pero dependemos del acompañamiento de nuestros clientes. Con nuestra vertiente social, tenemos que ser el doble de cautelosos", sostiene.

Una inversión pública que se quadruplica 
Por el gerente del Grupo Àuria Canet es imprescindible convencer a las Administraciones Públicas de incorporar metodologías y herramientas como la SROI (Social Return donde Investments) para medir el regreso económico y social de las inversiones que se hacen en este ámbito. "Nosotros creemos que el esfuerzo que hacen las administraciones públicas no son un gasto, sino una inversión. Las personas que están aquí son muy susceptibles de ir a la asistencia social y nosotros los tenemos trabajando y contribuyendo al consumo", afirma Miquel Canet y Sabaté. En un estudio publicado el año pasado, el Taller Àuria demostraba que por cada euro invertido por las administraciones públicas, el suyos centros especiales de trabajo habían devuelto a la sociedad con su actividad 4,49 € en beneficios económicos, sociales y ambientales.

Además de Àuria Cosméticos, el Grupo Àuria, tiene otras vías de negocio como Gustauria, que ofrece servicios de càtering, o Moltacte , una cadena outlet de ropa y complementos de primeras marcas nacida en Manresa. Todas ellas tienen un mismo objetivo: garantizar y facilitar la inserción laboral de personas con especiales dificultades o en riesgo de exclusión. Nacida hace más de 30 años a la capital de la Anoia como entidad sin ánimo de lucro, sus centros de trabajo dan trabajo 305 trabajadores con especiales dificultades. Es la empresa con más trabajadores en la comarca y no ha parado de innovar para crear nuevos puestos de trabajo. "El mismo que hacemos nosotros porque no se puede hacer en una empresa ordinaria?", se pregunta.

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