
28
de Julio
de
2013 - 07:33
Act.
03
de Abril
de
2014 - 16:55
AB-Biotics es una de aquellas empresas que necesita pocas presentaciones. Su nombre empezó a sonar después de los primeros éxitos en la investigación y desarrollo de soluciones biotecnológicas por el sector farmacéutico, y se convirtió en un asiduo de la prensa económica con la entrada al Mercado Alternativo Bursátil (MAB). La empresa de Bellaterra continúa con su crecimiento, y la pasada semana anunció la obtención de la patente de AB-Fortis, para prevenir la carencia de hierro, en la China, impulsando así su presencia en la Asia. La empresa no se entiende sin sus dos fundadores, Miquel Àngel Bonachera y Sergi Audivert, que han convertir una compañía de gestación universitaria en un referente del sector farmacéutico.
Hoy, los dos emprendedores ven con satisfacción como cada pocas semanas pueden anunciar el lanzamiento de un nuevo producto, y como sus agendas están llenas de reuniones y conferencias para explicar su caso de éxito, en las que siempre recuerdan el estrepitoso fracaso con que empezaron el 2004. "Sólo iniciar el proyecto ya teníamos un saldo negativo de 83.000 euros", explicaba Audivert a la revista B30, la publicación predecesora de VIAempresa. La razón: centrar la empresa en el desarrollo de un microorganismo que se tenía que aplicar en la fabricación de quesos y que "ni un quesero compraba", tal y como reconocían.
Compromiso
La reorientación de la empresa hacia las necesidades del mundo farmacéutico se los ha reportado éxitos y reconocimiento. Son los máximos accionistas de una empresa que factura por encima de los seis millones de euros al año y que coloca sus productos en todo el mundo, pero esto no los ha hecho más ricos en propiedades. De hecho, presumen de tener únicamente la empresa, el que los hace "técnicamente millonarios". "Poniendo el 100% de los recursos demostrara al resto de inversores tu respeto y compromiso", resumía Bonachera.
Hoy, los dos emprendedores ven con satisfacción como cada pocas semanas pueden anunciar el lanzamiento de un nuevo producto, y como sus agendas están llenas de reuniones y conferencias para explicar su caso de éxito, en las que siempre recuerdan el estrepitoso fracaso con que empezaron el 2004. "Sólo iniciar el proyecto ya teníamos un saldo negativo de 83.000 euros", explicaba Audivert a la revista B30, la publicación predecesora de VIAempresa. La razón: centrar la empresa en el desarrollo de un microorganismo que se tenía que aplicar en la fabricación de quesos y que "ni un quesero compraba", tal y como reconocían.
Compromiso
La reorientación de la empresa hacia las necesidades del mundo farmacéutico se los ha reportado éxitos y reconocimiento. Son los máximos accionistas de una empresa que factura por encima de los seis millones de euros al año y que coloca sus productos en todo el mundo, pero esto no los ha hecho más ricos en propiedades. De hecho, presumen de tener únicamente la empresa, el que los hace "técnicamente millonarios". "Poniendo el 100% de los recursos demostrara al resto de inversores tu respeto y compromiso", resumía Bonachera.