La muerte inminente de las inmobiliarias

Miquel Laborde, fundador de la consultora Laborde Marcet, reivindica la función de los asesores y el desarrollo tecnológico para sobrevivir a los negocios en un mundo donde "los trenes pasan, pero las oportunidades las tienes que coger"

Miquel Laborde, durante su charla en Aijec |Cedida Miquel Laborde, durante su charla en Aijec |Cedida

La apuesta por la digitalización y el desarrollo tecnológico han dejado de ser la opción de una estrategia empresarial para convertirse en una necesidad de supervivencia en el escenario de los negocios. Bajo esta premisa, Miquel Laborde, empresario y fundador de la consultora inmobiliaria Laborde Marcet, ha reivindicado la función y el rol del asesor en un contexto de volatilidad e incertidumbre como el actual. Ante un auditorio de empresarios jóvenes reunidos alrededor de las 'Comidas de Futuro', organizados por la Asociación de Jóvenes Empresarios de Catalunua (Aijec), Laborde ha recordado la importancia de un trabajo como el del asesor, a menudo menospreciado con expresiones clásicas "como si no has hecho nada". Sin parecerlo, el consultor ha defendido el valor "de parecer que no hagamos nada, pero a la vez garanticemos la gestión y la inversión de los activos inmobiliarios de las familias y empresas, unos bienes que acostumbran a ser un refugio". Este rol todavía adquiere más poder en un mundo en descomposición, también en el sector inmobiliario. "Todas las inmobiliarias acabarán muertas en un periodo máximo de cinco años porque representan un ámbito que ya no resulta viable cuando ya se produce un contacto directo entre el comprador y el vendedor gracias a la digitalización".

Igual que el periodo en el que nació Laborde Marcet, en 2009, en plena crisis del sector de la construcción, su fundador ha abogado por la especialización que supone el trabajo de orientar el camino de las inversiones entre el beneficio inmediato y la ganancia estratégica. Talmente, hace una década, pero por circunstancias diferentes, "la demanda y la oferta están disparadas" y con las materias primeras desbordadas y los tipos de interés a un nivel muy bajo, parece que la inversión inmobiliaria vuelva a ser el abrigo para los emprendedores. Eso sí, para que sea posible, Miquel Laborde ha pedido cambios políticos para favorecer este empujón empresarial, especialmente en la capital catalana. "Tenemos un ayuntamiento terrible incapacitado para dirigir a la ciudadanía", ha espetado. El consultor ha criticado "la política a la que le molesta cualquier iniciativa que quiera apostar por la promoción exterior, como el caso de la construcción del Museo Hermitage".

"Un buen líder es el que trabaja como el que más, promueve la creatividad, comprende los puntos de vista de los otros y motiva con objetivos alcanzables".

Las oportunidades de los trenes

"Madrid nos está pasando por encima", ha señalado Laborde para ejemplificar la posición de fortaleza de la capital del Estado respecto a Barcelona. A pesar de este cierto pesimismo, la realidad se empeña en convertir a la capital catalana en un lugar atractivo para los inversores. "Continuamos siendo una ciudad de referencia". Más allá de los proyectos y ante el impulso de la digitalización que sacude cualquier modelo de negocio existente, Miquel Laborde ha optado por poner el foco en las personas y los líderes que las acompañan. "Un buen líder es el que trabaja como el que más, promueve la creatividad, comprende los puntos de vista de los otros y motiva con objetivos alcanzables".

Con estos ingredientes y la dosis de trabajo correspondiente, el consultor ha incidido en la importancia de tener un cierto olfato para detectar algunos tipos de negocio. "Es cierto que los trenes pasan, pero las oportunidades las tienes que coger". Desde un punto de vista práctico, este olfato se traduce al saber subir al tren "porque cuando notamos la oportunidad, este está en marcha, no parado".

En el debate entre el riesgo y la prudencia financiera en el escenario inversor, Miquel Laborde ha asegurado que "siempre serán más resilientes en momentos de crisis, los activos ubicados en puntos estratégicos que ofrezcan rentabilidades bajas que los situados en zonas alejadas del centro neurálgico, a pesar de las rentabilidades superiores". En defensa de su profesión, entre sonrisas, ha afirmado que "si un cliente me negocia a la baja los honorarios, me enfado mucho y no vuelvo a trabajar con esta persona". Para Laborde, es una cuestión de confianza en su tarea orientadora para gestionar un activo material como es el patrimonio inmobiliario.

Avanzando entre liderazgos y los requerimientos de la esencialidad de la tarea de asesor y consultor inmobiliario, Miquel Laborde se ha erigido en un activista de la conciliación radical entre la vida profesional y personal. De estas tareas, ha destacado la música, el tiempo que dedica a su hija de 10 meses y la práctica del deporte. Entre nota y nota musical, es capaz de interpretar que "si tus propiedades tienen un valor por encima del habitual del mercado, tienes que vender tanto sí como no para no acabar perdiendo dinero". Palabra de consultor inmobiliario.

Més informació
La AIJEC galardona el emprendimiento, la innovación y el talento joven
Hoy Destacamos
Lo más leido