Por qué vas a trabajar?

A pesar de que a menudo se olvide, tener claro un propósito es el primer paso porque cada cual ponga a su trabajo el granito de arena en la resolución de retos sociales

Tener claro lo por qué de nuestro trabajo nos ayudará a darle un impacto social | Acistock Tener claro lo por qué de nuestro trabajo nos ayudará a darle un impacto social | Acistock

"El más determinante para resolver problemas es tener la actitud de quererlo hacer". El director del Instituto de Innovación Social de Esade, Ignasi Carreras, resume de este modo el punto de partida para buscar soluciones en los retos más complejos de la sociedad. Lo ha hecho en la apertura este martes de la 10a Jornada Anual de la entidad, donde la intención ha sido compartir ideas y experiencias para avanzar en este sentido. Un auditorio lleno de gente proveniente de varios ámbitos y sectores, pero con un compromiso común: que ir cada día a trabajar tenga un sentido.

Al fin y al cabo, la innovación social representa el resultado del intercambio de ideas entre actores de diferentes áreas. La suma de sector público, privado, organizaciones sin ánimo de lucro y emprendedores es el que tiene que permitir una innovación que se traduzca en una mejora social.

El sentido

"La mayoría de organizaciones saben el que hacen, muchas saben como lo hacen, pero hay muchas menos que sepan por qué lo hacen", asegura Josep M. Lozano, profesor e investigador del Instituto de Innovación Social de Esade. El auténtico riesgo, pues, es que "el qué y lo como nos hagan olvidar el por qué", que según Lozano tendría que ser siempre "social". A su entender, la auténtica división actual es "entre las organizaciones que se resignan a que la sociedad siga igual y las que no se resignan".

Todo y la evidente necesidad que cada organización se preocupe para lograr el éxito y evitar el fracaso, el profesor de Esade insiste que más allá de esto "tenemos que ver el propósito del que hacemos. Las personas y organizaciones no sólo necesitamos objetivos, también un sentido". Por lo tanto, dice, "tenemos que ver como las organizaciones cuidan su por qué sin darlo por supuesto".

Carreras: "El más determinante para resolver problemas es tener la actitud de quererlo hacer"

Lozano lamenta que a menudo las organizaciones "maltratan u olvidan el por qué personal". Cuando se intenta consolar alguien preocupado por su tarea con la frase "es sólo un trabajo", esto implica que "seguro que allá no se diseña el futuro ni se cambiarán las cosas". Por Lozano, "si no tenemos una respuesta satisfactoria al por qué soy aquí cuando llegamos al trabajo, sólo viviremos angustiados con el qué y lo cómo".

El director de l'Institut d'Innovació Social d'Esade, Ignasi Carreras | Cedida

El director del Instituto de Innovación Social de Esade, Ignasi Carreras | Cedida

Las bases del cambio

"Establecer nuevas relaciones y ver nuevos puntos de vista es clave en la innovación social porque sea fructífera", señala la exdirector del Mares Solutions Lab, Joeri van den Steenhoven. Ahora bien, sólo con las buenas intenciones no hay bastante. Van den Steenhoven insiste que hay que adaptar la manera de trabajar a una forma que permita encontrar este cambio.

Esto implica "entender el problema que quieres resolver, crear un espacio para la experimentación y uno para su desarrollo". Normalmente, señala, "definimos los problemas desde nuestra óptica, pero tenemos que empezar a mirarlos desde el punto de vista del usuario".

Lozano: "Las organizaciones se dividen entre las que se resignan a que la sociedad siga igual y las que no se resignan"

Por Ignasi Carreras, son diversos los elementos que nos pueden ayudar a tener más impacto social en el día a día. El primero es la oportunidad. "Hay muchas. Cuando tienes un por qué muy claro se genera la capacidad de crear un equipo y recursos para llevarlo a cabo". Así pues, invita a identificar iniciativas que permitan realizarlas. "Observar, plantear, decidir y actuar".

A la vez, recuerda que difícilmente produciremos ningún cambio sin sacudir la organización. "Tienes que reclutar gente diferente para hacer cosas diferentes", personas que cuestionen el que se ha hecho siempre. "Recompensa el éxito y el fracaso, pero penaliza la inacción", añade Carreras.

Todo ello en un mundo muy pendiente de los influencers. "Tenemos muchas herramientas para ser influyentes y la primera de todas es el conocimiento. Desde aquí tenemos que influir y fomentar valores", alienta el responsable del Instituto de Innovación Social de Esade.

Cómo son las organizaciones innovadoras?

Amira Bliss es la directora asociada de The Rockefeller Foundation. Con 140 años de historia, es una de las entidades filántropas de más recorrido en los Estados Unidos y siempre apoyando a las organizaciones innovadoras. "Tenemos la intención de utilizar la innovación como herramienta de transformación", proclama de entrada.

Uno de los principales retos, pero, es como conseguir mantener viva la llama de la innovación a lo largo del tiempo. Bliss asegura que las organizaciones que lo consiguen reúnen características como disponer de una cultura de la curiosidad. "Esto empieza por el diseño de la oficina, que sea abierta y flexible, sin puestos de trabajo fijos facilitando la interrelación".

Amira Bliss és la directora associada de The Rockefeller Foundation | Cedida

Amira Bliss es la directora asociada de The Rockefeller Foundation | Cedida

A la vez, sus límites tienen que ser "porosos, que permitan tratar con gente de fuera". Sobre la diversidad del equipo, Bliss destaca que "va más allá del género, tiene que ser también de edad, de raza o de habilidades". Y todo ello teniendo recursos preparados. "Una buena distribución puede ser un 70% en el programa habitual, un 20% a la innovación en áreas adyacentes y un 10% para innovación radical".

Quién lo paga?

Precisamente la cuestión financiera sigue siendo uno de los retos pendientes de la innovación social. Por Lisa Hehenberger, profesora del Departamento de Dirección general y Estrategia de Esade, acostumbra a ser factible "conseguir dinero por proyectos que se están ejecutante, pero cuesta financiar los costes de base". La paradoja, señala, es que "nadie cuestiona que las empresas privadas tengan estos gastos, pero como puede una organización social trabajar de forma profesional sin invertir en los costes estructurales?"

Bliss: "La diversidad va más allá del género; tiene que ser también de edad, de raza o de habilidades"

En este sentido, Hehenberg reivindica que "en lugar de dar un subsidio a corto plazo hay que pensar en una financiación sostenible". Todo ello en un momento donde se espera que dos tendencias puedan acabar convergiendo: la filantropía y la inversión de impacto en proyectos de emprendeduría social. "En Europa hay mercados maduros como el Reino Unido, Suecia, Alemania o Francia; pero sobre todo al este del continente todavía tienen poca respuesta".

Por todo ello, la profesora de Esade remarca las recomendaciones de la Comisión Europea para mejorar la financiación de proyectos de innovación social, que pasan básicamente para mejorar la capacidad de conectar las empresas sociales con las entidades que los pueden financiar. "Tienen que poder encontrar y atraer esta gente", insiste Hehenberg.

A la vez, hay que ampliar la base de los interesados a invertir en este campo. "A veces los asesores financieros ni siquiera dan esta opción de inversión", lamenta. Finalmente, dice Hehenberg, "hay que alentar más fundes públicos que movilicen fondos privados".

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