TEB, la cooperativa que da trabajo a 650 personas con discapacidad intelectual

TEB es un grupo cooperativo que impulsaron familias catalanas para dar una oportunidad de vida a sus hijos con discapacidad intelectual

TEB se dedica a ámbitos industriales y de servicios, cómo la jardinería | Cedida TEB se dedica a ámbitos industriales y de servicios, cómo la jardinería | Cedida

El 1968, un grupo de familias de Barcelona decidió crear una cooperativa con el objetivo de que sus hijos, con discapacidad intelectual, pudieran formarse y encontrar un trabajo. Con esta idea nació el Taller Escola Barcelona, que 54 años después se ha convertido en un grupo formado por ocho cooperativas que ocupa 650 trabajadores con discapacidad intelectual y que trabaja por grandes multinacionales. Una plataforma por la igualdad y la dignidad de este colectivo, a menudo invisibilizado y estigmatizado, y que lanza un mensaje muy valioso a la sociedad: la diversidad es un gran valor.

"En aquel momento no lo sabían, pero eran emprendedores sociales", destaca Pepa Muñoz, directora de comunicación y promoción cooperativa de TEB, que añade: "Querían luchar por sus derechos y para que tuvieran una vida, que estuvieran presentes con igualdad en la sociedad". Así, montaron un pequeño taller donde trabajaban sus hijos y hacían trabajos manuales para otras empresas

Escondidos a caso

En los años 60, la realidad de las personas con discapacidad intelectual era totalmente diferente. "Mucha gente los tenía escondidos en casa. Para muchos era una vergüenza, un castigo divino, una condena", resume Muñoz. Así, la primera tarea de aquellas familias pioneras fue encontrar estas personas. Para hacerlo, iban dejando cartas por los barrios de la capital catalana para explicar el proyecto y hacerlo llegar a las familias en la misma situación

"Descubrieron que la discapacidad intelectual es muy transversal en la sociedad y siempre hay alguien que conoce alguien", destaca la directora de comunicación. Esto les abrió puertas a varias empresas y empezaron a hacer los primeros trabajos, siempre relacionadas con el ámbito industrial y tareas cómo el embalaje. A pesar de que la idea inicial era la de una escuela para formarlos, al ver que a las empresas no estaban preparadas para acogerlos, apostaron por crear talleres.

Pepa Muñoz: "El impacto en las personas con discapacitado es brutal. Para ellos, el trabajo es la vida"

En las décadas de los 80 y los 90, la cooperativa se fue profesionalizando cada vez más e iban sumando más talleres y clientes a su proyecto. "Tenemos una estructura absolutamente profesionalizada. Trabajamos cómo una fábrica", resume.

"El impacto para las personas con discapacitado es brutal. Para ellos, el trabajo es la vida", enfatiza Pepa Muñoz.

El salto adelante de la crisis del 2008

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TEB da trabajo a más de 600 personas con discapacidad intelectual | Cedida

Un cambio importante en TEB llegó a partir de la crisis del 2008, donde se dan cuenta que hay que ser proactivos y buscar nuevas oportunidades. Hasta entonces, el sector industrial era su principal cliente, pero muchas fábricas ya se estaban deslocalizando.

Así, deciden invertir muchos recursos para convertirse en creadores de productos y ya no solo son manipuladores. Entran en ámbitos cómo el alimentario, donde son proveedores de grandes cadenas distribuidoras. "Pasamos de un tsunami que se nos podría haber llevado, a salir muy reforzados", resume Pepa Muñoz.

Pepa Muñoz: "Antes la sociedad no estaba preparada para tener personas diferentes en lugares visibles"

También fue a partir de los 2000 cuando empiezan a diversificarse y abrirse a otros sectores, cómo el de los servicios. Se adentran en la jardinería o la limpieza y crean diferentes cooperativas para cada ámbito, hasta llegar a las ocho actuales. Además del riesgo que suponía la deslocalización, cada vez llegaban más personas con discapacidad intelectual mejor formadas y que podía ejecutar otras tareas.

Muñoz explica que también se fue consolidando un cambio de mentalidad en la sociedad: "Antes no estaba preparada para tener personas diferentes en lugares visibles". El valor de la diversidad va ganando peso.

El gran valor de la diversidad

A medida que pasaban los años, uno de los objetivos de TEB era ir más allá y no solo dar trabajo a personas con discapacitado intelectual en sus talleres, sino que querían incorporarlos directamente a las plantillas de empresas. A pesar de que es un paso difícil, porque falta conocimiento de cómo se tienen que incorporar y acoger, las compañías están cada vez más preparadas y la cooperativa las ayuda en el proceso.

"Toda la empresa se impregna de valores cómo la diversidad e inclusión", destaca Muñoz, que añade que los trabajadores empiezan a dar valor a cosas que antes no se tenían en cuenta y se genera muy buen ambiente.

Pepa Muñoz: "Tienen una capacidad de adaptación y resiliencia muy grande. Lo han aprendido porque han pasado por situaciones duras en la vida"

"Una cosa muy importante es que tienen una capacidad de adaptación y resiliencia muy grande. Lo han aprendido porque han pasado por situaciones duras a la vida, muchas han sufrido acoso en las escuelas y se han sentido desplazados. Por eso, son perseverantes y se esfuerzan", indica.

Justamente, la directora de comunicación destaca el esfuerzo cómo uno de sus principales atributos: "Hacen un sobresfuerzo muy grande, ya solo para ir hasta el trabajo. Se convierte en un valor para la empresa y el resto de trabajadores".

Apoyo integral a las personas con discapacitado

Actualmente, TEB atiende 850 personas con discapacitado intelectual, de las cuales 650 son trabajadoras, que son socios de la cooperativa. Pero su trabajo no acaba aquí y también disponen de un centro ocupacional para personas con más dificultades, una residencia y pisos tutelados.

"Las familias tienen dos preocupaciones: que su hijo tenga una vida y sea feliz y qué pasará cuando ellos no estén", apunta Muñoz. Con esta premisa se ha construido TEB, para dar felicidad, dignidad y oportunidades a este colectivo. "Que puedan desarrollar una vida llena, tienen todo el derecho, cómo cualquier persona", resume.

Pepa Muñoz: "Cada vez lo tenemos más complicado porque la competencia es más alta"

Además, el 90% de los trabajadores tienen una discapacidad intelectual de especial dificultad. "Cada vez lo tenemos más complicado porque la competencia es más alta, también de empresas mercantiles, que no siempre atienden las personas con más dificultad", explica la directora de comunicación.

Aun así no siempre es un camino fácil. A menudo, la administración no da el apoyo deseado y algunos cambios educativos lo complican. Con el modelo de escuela inclusiva, que puede ser una gran oportunidad, se ha perdido información para las familias, que no siempre conocen el circuito para que sus hijos puedan acabar trabajando en un centro especial de trabajo.

Motor de vida

Para el resto de trabajadores de la cooperativa es un "trabajo que engancha". Así lo explica Pepa Muñoz: "Actuamos con un objetivo claro, ellos son los protagonistas. Es un motor, sabemos que tienen muchas dificultades; si pierden el trabajo, pierden la vida; y lo tienen muy difícil para incorporarse al mercado laboral". "Un motor de lucha", resume.

La directora de comunicación acaba con un mensaje por toda la sociedad: "La diversidad es un valor. Tenemos que entender que la sociedad es diversa y tener esta diversidad en todos los ámbitos, es un valor añadido. Se tiene que perder más el miedo, confiar en empresas que producen con personas con discapacidad".

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