Vadecity, cómo moverse por una ciudad de personas

La emergente catalana, en pleno proceso de crecimiento, piensa la transformación urbana mediante una movilidad intermodal que conecte al transporte público con la última milla

Una de las paradas vadeBike de bicicletas de Vadecity | Cedida Una de las paradas vadeBike de bicicletas de Vadecity | Cedida

A Marta Recasens le robaron la bicicleta. Arquitecta de formación, y docente a la Universidad Catalunya Politécnica de especializada en urbanismo, Recasens usaba –y usa– modelos de micromobilitat para los trayectos cortos en espacios urbanos, pero un día, al salir de la facultad, se encontró sin su vehículo. En unas urbes que quieren ser vividas más allá de las calzadas, que piden más transporte sostenible y en que la intermodalidad y la última milla toman cada vez más importancia –aquella "Barcelona de los quince minutos" que se ha reivindicado desde las instituciones y en la que Recasens se ve cómoda operando– la seguridad y los servicios para los vehículos acontecen esenciales.

De estas nuevas necesidades, que acompañan a toda una transformación de la vida urbana, nace Vadecity, una de las siete startups catalanas beneficiarias de una subvención del fondo europeo h2020, dedicada a un transporte urbano que aspira a vivir en una ciudad diferente. La propuesta inicial, de hecho, era un simple aparcamiento para bicicletas, bajo el nombre de vadeBike. Con un diseño ergonómico, menos invasivo que, por ejemplo, las cajas donde depositar los vehículos que se ven a menudo –a pesar de que cada vez menos– en las calles de la ciudad, la estructura de Vadecity apuesta por ofrecer el servicio de aparcamiento seguro y carga de la forma menos disruptiva posible para la vida al espacio público. Primero, solo para bicicletas, a pesar de que en poco tiempo, en el margen que dio la pandemia para replantear el negocio, mejoraron su diseño para incluir también patinetes eléctricos.

Recasens: "Ahora no te compres una silla, lo que compras es poder sentarte"

Una de las claves del modelo, destaca Recasens, es su conciencia de la hibridación en los modelo de propiedad de los vehículos. "Ahora no te compres una silla, lo que compras es poder sentarte", ironiza la CEO, que reconoce a la movilidad como servicio un gran rol en el futuro de las ciudades. Así, los usuarios de los aparcamientos de Vadecity pueden usar las estructuras para aparcar y cargar bicicletas y patinetes propios, alquilados o de aplicaciones y plataformas de sharing; así como flotas de vehículos corporativos de empresas que apuesten por la micromobilitat. "Ahora mismo, tenemos la red de aparcamientos con carga más grande de Barcelona", celebra la fundadora, a pesar de que el objetivo es conseguir articular también el transporte en ciudades fuera de las grandes capitales, donde queda un gran mercado para "ordenar y gestionar el espacio público".

Los clientes de Vadecity, en general, tienen dos perfiles. Como iniciativa con vocación de ordenación urbana, el Business to Government es su principal vía de negocio, con relaciones con las administraciones –principalmente los ayuntamientos, en cuanto que son los encargados de la gestión directa del espacio de sus ciudades–. En este sentido, uno de los principales atractivos de Vadecity a la hora de operar con clientes de la administración pública es su cumplimiento de seis de los 17 objetivos de desarrollo sostenible establecidos por la agenda 2030. Desde su primera propuesta, la contribución de la startup a la organización y movilidad sostenible de las ciudades es ya sustancial, en cuanto que aporta interacción a la transformación de hábitos de transporte urbano. "La industria 4.0 habla de producir cosas conectadas, pero la 5.0 marcará cómo la gente interactúa con ellas". Este es el propósito, pues, al fondo de Vadecity: ciudades sostenibles donde se pueda vivir. Gajes del oficio, defiende Recasens. "Lo peor que le pueden decir a un arquitecto es que muy guapa su casa, pero nadie viviría".

Movilidad integral

El feedback de los usuarios es una de las partes más importantes del desarrollo de negocio de Vadecity. La primera actualización, por ejemplo, una fuente de agua potable a sus paradas de bicicleta y patinete. "El usuario quiere que el aparcamiento sea más que un aparcamiento, que pasen cosas". Si la primera contribución a la vida de las ciudades por parte de Vadecity es la integración de la micromobilitat al transporte urbano intermodal, la segunda es mucho más sensorial, una suerte de UX del espacio público. Los puntos de referencia del emergente, pues, abandonan la liminaridad de una parada, aparcamiento, cargador de bicicletas para convertirse en experiencias. Parte de esta apuesta para superar los mismos límites de su concepto pasa por una personalización de cada una de las infraestructuras. "Hay empresas que nos piden plazas para un aparcamiento corporativo; otras abiertas. En función de las necesidades del cliente, hacemos una cosa u otra". Uno de los puntos principales de Recasens, de hecho, es que su plataforma sea "versátil, mucho más que una gestión de movilidad".

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El Smart Totem de Vadecity, en la testbed area del IoT Solutions World Congress

 

"Cuando hablamos de smart cities, son ciudades sostenibles, al servicio de las personas y conectadas" explica la fundadora. En este sentido, Vadecity se entiende como parte de un organismo complejo, la ciudad, donde ninguno de sus partes puede existir sin tener en cuenta su conexión con las otras. "Tenemos que cooperar con el resto de agentes que intervienen en la ciudad; ya bien sea el transporte público, las empresas, el municipio, los ciudadanos...". El objetivo, pues, es hacer que "todo el mundo gane"; fórmulas de transporte basadas en la cooperación de las entidades que lo conforman. VadeBike, así, se entiende como un mecanismo dentro de la maquinaria de la intermodalidad, un complemento recíproco con los sistemas de transporte internos de una ciudad que amplifica la red hasta cualquier punto donde haya una estación.

La ciudad –y los entornos de Vadecity como extensión– no es, sin embargo, un lugar de paso; es un puesto de trabajo y de ocio. El espacio urbano, pues, pide en las ciudades tal como las piensa Recasens un carácter público, colectivo. En la calle, en definitiva, se tiene que poder ser –y más todavía, apunta la CEO, con el clima de la mediterránea que disfruta Barcelona–. En esta visión se enmarca el segundo proyecto de la empresa, la Smart Totem. "Nos damos cuenta que podemos ir mucho más allá en el concepto de movilidad; complementamos el transporte con servicios por las personas que convivimos en la ciudad". Estos "nodos inteligentes", unos dispositivos conectados con pantallas en el espacio público, ofrecen al ciudadano servicios diversos; desde conectividad 5G con datos ilimitados, mediante un partnership con Vodafone, hasta información en tiempo real de la ciudad.

"Donde haya una estación de vadeBike, podremos analizar el espacio que lo rodea: niveles de contaminación, temperatura, tráfico...", expone Recasens. La pantalla del Totem ofrece a los usuarios información clave para su estancia en la ciudad, así como conexión a internet para poder trabajar o consumir contenidos allá donde esté instalado este nodo. Recasens ve esta propuesta como una potente herramienta para "reapropiar" el espacio público, generar entornos saludables de convivencia en el exterior que sacan rentabilidad –económica pero especialmente social, de calidad de vida– a espacios malentendidos cómo de paso. Los primeros totems se presentaron en el marco del IoT Solutions World Congress, celebrado recientemente en Fira de Barcelona y, tal como explica la CEO, ya se está optando a su instalación en ciudad "muy cerca" de la capital del país.

Futuro sostenible

El Smart Totem ya ha recibido reconocimientos diversos por parte de empresas e instituciones de todo el continente. Los más diferenciales, dos patentes europeas, una de diseño y el otra de modalidad de uso, que hacen que las iniciativas de Vadecity tomen una cierta entidad frente a otras soluciones tecnológicas. La gran ventaja de vadeBike y el nodo de conectividad es su prístina integración con el entorno urbano –en linea con la máxima arquitectónica de Recasens, el espacio no es útil si no es vivible–. "El diseño del mobiliario urbano tiene que estar muy integrado en el espacio público; si es una barrera urbana no genera permeabilidad". Además de la conexión con su entorno físico, la emergente apuesta por la sostenibilidad también en los procesos: sus estaciones y el tierra que las rodea están pintadas con un material que ayuda a renovar el aire y extraer el Co2, reduciendo la contaminación ambiental directa.

"La visión de la empresa es transformar la ciudad al servicio de las personas. El IoT no tiene sentido si no se posa al servicio de la gente"

La acción de Vadecity, además, se enmarca claramente en las iniciativas europeas que dibujan la hoja de ruta del transporte en ciudad en la década que viene. Las normativas comunitarias prevén que todas las nuevas construcciones el 2027 cuenten con aparcamientos para vehículos de micromobilidad. La misma Unión, de hecho, reconoce el potencial del emergente, con dos inyecciones de 50.000 euros y 2,6 MEUR respectivamente, además del acceso al programa Accelerator, con un selecto grupo de firmas del continente en que solo han logrado participación unas 17 empresas de todo el Estado.

Según Recasens, estas condiciones ponen los cimientos para un "crecimiento exponencial" en los próximos años –una aceleración de la actividad para la cual, celebra, están preparados "tanto en cuanto a fabricación como plataforma"–. Su tecnología, en colaboración con Google, permite instalar estaciones y nodos de la empresa en cualquier ciudad del mundo, y a lo largo del presente ejercicio ya prevén una expansión hacia grandes cascos urbanos europeos, en el entorno directo del Estado. Las primeras paradas serán Portugal, Italia y Francia, y los horizontes van todavía más allá. Vadecity pretende, así, llevar esta concepción urbana 5.0 –interactiva, interconectada y con la actividad humana en el centro– tan lejos como sea posible. "La visión de la empresa es transformar la ciudad al servicio de las personas. El IoT no tiene sentido si no se pone al servicio de la gente", concluye Recasens.

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