En esperanto, Voc Doni quiere decir Darvoz. La elige del idioma es casi tan importando cómo la elige de palabras. Las aspiraciones de universalidad de la Lingua Internacia de L.L. Zamenhof acompañan los nuevos horizontesdemocráticos de una infraestructura tensa, conflictiva, como es este web3. Las reservas son innegables. Después de la cerca de quiebra de bitcoin y la caída del valor de las monedas asociadas a varias blockchains, el rechazo de muchas DAOs a las iniciativas más marcadamente mercantiles a la blockchain toma un gran sentido. Si bien las reticencias no son ante la tecnología misma, sino ante algunos de sus usos. Cómo ya pasó con el web social, las empresas más especulativas, con menos valor hacia el usuario, estallaron con la burbuja de las puntocom, y los colectivos aspiran a un proceso similar. Que estallen las burbujascrypto y queden vivos los proyectos que estiran las posibilidades de la cadena de bloques con objetivos innovadores y de valor añadido. Vocdoni, además de esperanto, es un ejemplo.
El emergente pretende aportar un nuevo modelo de participación ciudadana, basado en la transparencia y la descentralización que ofrece la tecnología blockchain. Como explica un de sus cofundadores, PauEscrich, tanto él como su acompañante XavierVives "salen del activismo pro-democracia y de las libertades digitales", un nicho social y de mercado con especial relevancia en la Catalunya de final de la pasada década. Las tecnologías descentralizadas y la soberanía digital ganan adeptas y ocupan un lugar firme en el debate público ante el peligro de la reacción y de las retiradas autocráticas de algunas de las grandes potencias del planeta, y Escrich y Vivas ven en esta tecnología la capacidad de enfrentarse. "Vemos que el voto digital puede hacer de palanca para cambiar la sociedad hacia un futuro más justo", explica el cofundador, que ve un gran potencial en un mecanismo de decisión colectiva que no pase por los opacos canales de la gestión y auditoría del voto físico.
Escrich: "Vemos que el voto digital puede hacer de palanca para cambiar la sociedad hacia un futuro más justo"
A diferencia otros procesos de votación que se hacen a la blockchain, el de vocdoni no requiere una inversión previa en tokens. Los procesos decisorios que se llevan directamente en una blockchain pública, como Ethereum, requieren pequeñas inversiones por cada voto, algo que Escrich y Vives evitan mediante el uso de su propia cadena de bloques. Los procesos de votación operan a su propio campo, y solo usan Ethereum como prueba de verdad –es decir, la votación pasa a la blockchain de Vocdoni, pero se registra a eth–. La apuesta tecnológica de la emergente permite votaciones rápidas y seguras sobre una infraestructura transparente y fácilmente consultable. Además, como que los datos imprescindibles –registros y resultados de votaciones– quedan en Ethereum, la blockchain específica de Vocdoni se puede limpiar sin más problemas, algo que agiliza los procedimientos.
Si bien los principales usuarios de Vocdoni son DAOs y otras organizaciones que operan con Ethereum, la aplicación desarrollada por la compañía –integrada ahora dentro del proyecto Aragon, una entidad suiza que pretende asistir a la creación de entidades descentralizadas– algunos gigantes de la sociedad civil a han Catalunya usado Vocdoni.app para sus procesos internos. Entre los más destacados consta Òmnium Cultural, un ente con 180.000 socios que, como reconoce Escrich, "ha servido para testar una gran escalabilidad, con unos 800 o 1.000 votos por minuto". Además de organizaciones de su sector, han usado la tecnología de Vocdoni lo Barça, el Centro Excursionista o los Ingenieros industriales de Catalunya, una base de clientes que otorga autoridad a una plataforma que, si bien se ha construido sobre una historia de trabas, todavía tiene mucho camino a recorrer y decisiones estratégicas a tomar.
Del crowdfunding a Aragon
Gracias al advenimiento de la tecnología de conocimiento cero, el voto digital gana ritmo en la segunda mitad de la pasada década como herramienta para asuntos oficiales. En 2018, después de una prueba privada comunicada a varias entidades del sector, Vocdoni nace en base a un crowdfunding de 30.000 euros, con un pequeño equipo de tres trabajadores "muy activistas". Durante el primer año, Vocdoni sostiene un crecimiento que permite ampliar el equipo hasta las seis personas, y el verano del 2019 se enfrenta a su primero seedfunding. A pesar de que el proyecto tiene potencial, el appeal social de la iniciativa lo acerca a pequeños inversores, y el seed round se completa con unos 180.000 euros levantados y una inversión media de 2.000 euros por participante. El camino continúa en una trayectoria estable hasta el 2020, si bien con una velocidad moderada, puesto que "el voto digital es muy difícil de vender". "Es una tecnología a 10 años ver, y aunque a los inversores los guste la idea, quieren regresos más inmediatos".
"Cada seis meses cambia el panorama blockchain con nuevas tecnologías, nuevas necesidades, nuevos hypes"
La pandemia y la retirada de un proyecto de financiación europea que ya les había sido concedido suponen una importante sacudida para Vocdoni, a pesar de que la transición hacia el digital de muchas entidades lleva nuevos clientes a la iniciativa. Entonces optan para buscar inversión en el mundo del capital blockchain, un entorno que habían rechazado por su carácter marcadamente especulativo. "No queríamos que se nos viera cómo un proyecto de humo dentro de la burbuja: la blockchain es la herramienta, pero rechazamos las dinámicas especulativas". Por este camino encuentran Aragon, un socio similar dentro de la web3. La empresa, dedicada a materializar las herramientas técnicas para la creación de DAOs, integra una parte de Vocdoni a pesar de que permite conservar la "identidad del proyecto" con, incluso, servicios y aplicaciones separadas. "Somos dos equipos diferentes que se entrelazan", explica Escrich.
En la primavera del 21 se concreta la integración técnica con Aragon Voice, la primera herramienta que une la plataforma con la tecnología de Vocdoni. Voice complementa a Vocdoni.app porque la base de clientes es diferente: la primera se dedica a organizaciones que ya operan en el mundo ethereum; la segunda ejecuta las votaciones de organizaciones tradicionales. La apuesta por una app dirigida a usuarios fuera del entorno blockchain pretende desatar el nudo que la cadena de bloques todavía supone para el público general. "Hay trabajo que hacer en la experiencia de usuario, porque la blockchain es muy críptica", explica el fundador. Por eso, mucho del trabajo ha sido dirigido a una UX sencilla que opere para cualquier entidad. "El usuario final no ve la blockchain, la impresión que mujer es que podría ser un producto de Google", celebra Escrich.
Futuro dinámico
Pensar el futuro del web3 no solo es una tarea estratégica de una empresa que opere, en cuanto que trasciende cualquier iniciativa concreta. Los largos horizontes de la tecnología descentralizada, combinados con su rápido desarrollo, dificultan pensar a uno o dos ejercicios ver para una empresa cómo Vocdoni. "Cada seis meses cambia el panorama con nuevas tecnologías, nuevas necesidades, nuevos hypes", explica Escrich, que lamenta que las marchas del entorno donde operan no los ha permitido "hacer una estrategia desde el principio hasta el final". Aún así, la base de usuarios de Vocdoni permite frenar sobre unos buenos cimientos y plantear los retos que venden una vez la tech se ha estabilizado.
El principal reto, explica el fundador, es la monetització. Todo y la "base de usuarios sólida", el formato sin coste del voto de Vocdoni hace complicado extraer beneficios de su uso. De hecho, recuerda Escrich, las ganancias en muchos casos se han generado en la customització de las votaciones –la adaptación estética de la plataforma a la empresa o entidad que la contrata–. "Si añades coste necesitas un discurso muy muy construido", argumenta el fundador, que prevé que la próxima parada del emergente es la de la infraestructura. La nueva vía, explica, pasa para "potenciar una API para que terceros integradores con producti nos puedan usar"; es decir, que otras iniciativas con plataformas de votación digital puedan operar mediante la estructura sobre la que ya funciona Vocdoni, con los beneficios en transparencia y agilidad que esta aporta. Como en tantos otros sectores, el que importa no es la propiedad, es el uso. Voting as a service.