Volkswagen, una mancha a la marca alemana

La crisis al consorcio automovilístico afecta un símbolo nacional que ya se evidencia con el recorte en inversiones a escala global

Se le atribuye al canciller alemán Gerhard Schröder, también conocido como el autocanceller, la frase "si Volkswagen estornuda, Baja Sajonia coge un resfriado". La sentencia podría reformularse así: "Si Alemania estornuda, Europa tiembla". Alemania se considera el país donde nació el automóvil. En el país teutó, la industria automovilística representa un 2,7% del PIB y es el sector industrial más grande del Estado. Concretamente, Volkswagen da trabajo a casi 600.000 personas en todo el mundo y además de una tercera parte de las 775.000 personas que trabajan a la industria automovilística en Alemania.

La industria del automóvil es, a la vez, un motor de innovación: aproximadamente el 30% del gasto interno empresarial en R D de la economía alemana procede de este sector. Con un total de seis fabricantes: Volkswagen, Audi, BMW, Daimler, Porsche y Opel, Alemania figura, junto con el Japón, la China y los Estados Unidos, entre los mayores fabricantes de automóviles del mundo, sobresaliendo en los segmentos de gama mediana y alta.

Epicentro alemán, terremoto global
Cómo afectará a la industria automovilística alemana la crisis de la empresa de Wolfsburg? Y a la marca "made in Germany" en general? Las contribuciones económicas de Volkwagen en el Estado de Baja Sajonia son más que suficientes para plantear inquietudes. Sólo hay que ver como, de repente, empiezan a peligrar lugares de trabajo e inversiones a la planta de Seat en Martorell, a pesar de que el Ministro de Industria, José Manuel Soria, insiste que las inversiones de Volkswagen en España no están en entredicho.

Quizás Volkswagen se ha convertido en un riesgo más grande para la economía alemana que la crisis de la deuda griega. Efectivamente, Volkswagen es más que una empresa de fabricación de automóviles. Según una encuesta de YouGov del mes de agosto, "dos tercios de los alemanes denominaron como símbolo nacional número uno a Volkswagen, por encima de Angela Merkel, la selección nacional de fútbol, Johann Goethe o el Currywurst".

Andrés Gómez, presidente del Círculo de directivos de habla alemana y vocal de la junta directiva de la Cámara de comercio Alemania en España, cree que las consecuencias son todavía impredecibles. Hay muchas informaciones contradictorias que rodean el caso. Por un lado el consorcio automovilístico bate récords de ventas en los Estados Unidos; por la otra, Hewland reduce el número de acciones de Volkswagen que quería venderse a bolsa porque creía que le pedirían demasiado descuento.

"Es un mar de dudas. Innegablemente tendrá un impacto negativo a la industria alemana, pero de momento las primeras consecuencias en el ámbito directivo ya se han recibido: Martin Wintercorn se ha retirado", explica Gómez. Y a otras escaleras empiezan a notarse: el nuevo presidente, Matthias Müller, ya ha avisado que se revisarán todas las inversiones previstas y se "cancelará o aplazará las que no sean estrictamente necesarias".

Cuando Volkswagen deja de invertir, ya no en Cataluña o en España, sino por todas partes, hace sufrir a muchas emprendidas proveedoras que dependen del grupo. "Nadie esperaba de una sociedad alemana con participación estatal un escándalo así", lamenta Gómez. El Círculo ha recibido las noticias del engaño con mucha sorpresa y de manera muy negativa. El mundo empresarial está "en schock", afirma el alemán. Tan es así que la cotización a bolsa de Volkswagen ha bajado un 30% como consecuencia y las emprendidas proveedoras del grupo, como puede ser Bosch, están atentos.

"Ha sido un choque emocional", dice Pere Torres, secretario de empresa y Competitividad de la Generalitat de Cataluña. El secretario cree, pero, que hay una "voluntad colectiva de la sociedad alemana y del gobierno alemán para que esto quede circunscrito a un caso de un comportamiento impropio y concreto que no se tiene que extender a todo el sector industrial ni automovilístico".

Por el secretario de la Generalitat, puede haber dos tipos de afectaciones a escala catalana: "Una relativa a los concesionarios de vehículos que pueden percibir una caída de ventas, pero de momento es demasiado temprano para constatar este hecho. La segunda consecuencia es si los 3.300 millones de inversión en Martorell se mantendrán con la misma intensidad y con el mismo calendario. Este es un tema todavía abierto".

Desde el Gobierno catalán creen que la apuesta de Volkswagen a Seat es inteligente y que tiene que redundar en beneficios y que, por lo tanto, difícilmente puede renunciar. Volkswagen tendrá que hacer frente de manera económica a este asunto y es normal que primero quieran "hacer números", dice Torres, y añade que "como Gobierno estamos cerca de la situación, con discreción pero con un punto de optimismo en cuanto a las inversiones".

La reputación de una marca de país
La marca alemana se relaciona directamente con la calidad, eficiencia, durabilidad, innovación y fiabilidad. Los alemanes están orgullosos de sus empresas y sus productos y las cifras de exportación hacen patente que el mundo también las valora. Por eso Gómez compara la situación con el dopping en el ciclismo: "Hay gente que piensa que el ciclismo no es honrado, pero sigue habiendo ciclistas buenos y buen ciclismo".


El empresario opina que a escala global las marcas se han ido nivelando en en cuanto a calidad en la lucha por la competitividad: "Hoy en día una marca catalana o española no es más mala que una marca alemana". Torres, pero, no cree que esta crisis sea debido a esto, sino a "la necesidad artificialmente impuesta de mostrar crecimiento constando cada trimestre".

Esta crisis a Volkswagen "puede ser un gran enemigo por el plus que un cliente estaría dispuesto a pagar por la marca alemana", sentencia el alemán. Por su parte, Torres es del parecer que "hay bastante solvencia histórica cómo para reconducir la situación. Mientras sean capaces de producir buenos productos y estos casos sean percibidos como aislados, la capacidad de recuperación del prestigio de la marca alemana persistirá". Esto, pero, "no se producirá dejando pasar el tiempo, sino que harán falta actuaciones concretas", avisa el secretario del Gobierno.

Otros escándalos

El más contradictorio del caso es que no es el primer golpe que estalla un escándalo como este relacionado con una gran empresa alemana. La prueba de esto son casos anteriores como los de Siemens, Daimler o Bayer, buques insignia de la economía alemana que también atesoran "capítulos negros" en su biografía.

Siemens,
por ejemplo, se vio afectada por un caso de corrupción profunda que incluía el pago de sobornos para obtener contratos masivos de obras públicas en todo el mundo. La presión, sobre todo de las autoridades norteamericanas, obligó a la empresa a impulsar nuevas estructuras y directrices éticas.

Por su parte, Daimler, la propietaria de Mercedes Benz, tuvo que bregar con un escándalo de sobornos en los Estados Unidos, país que lo acusaba de corromper en gobiernos de al menos 22 estados para asegurar sus contratos. Finalmente acordó con las autoridades norteamericanas el pago de una sanción de 185 millones de dólares e introdujo nuevas normas contra la corrupción.

Por último, la farmacéutica Bayer también cuenta con manchas en su expediente. Se vio obligada a retirar del mercado un medicamento llamado Lipobay que reducía la grasa en sangre y los efectos secundarios del cual podían llegar a ser mortales. El escándalo sirvió para introducir nuevos mecanismos de control y a día de hoy es la empresa con más valor en Alemania.

Un país eminentemente exportador

En los últimos años el principal mercado para Volkswagen ha sido la China. Por este motivo, el presidente del Círculo alemán no entiende por qué motivo la empresa se va "encaparrar a querer introducirse en los Estados Unidos", precisamente uno de los mercados más estrictos en cuanto al diesel, "cuando el gigante asiático no ha firmado ni el protocolo de Kyoto". Gómez cree que  "Volkswagen se ha sentido invencible y han engañado en medio mundo durante muchos años", y añade que esto afectará a la marca "made in Germany" y a las exportaciones.

Precisamente Alemania es un país eminentemente exportador. Las ventas afuera del país teutó durante el pasado mes de agosto sumaron 88.000 millones de euros, una cifra un 5,2% inferior a la del mes anterior, lo cual representa la mayor caída de las ventas de Alemania desde enero de 2009, según los datos publicados por la oficina federal de estadística, Destatis.

Sin embargo, en comparación con el mismo mes del año anterior las exportaciones de Alemania experimentaron un alza interanual del 5%. Durante el mes de agosto, Alemania exportó al resto de la UE mercancías por un importe de 49.400 millones de euros, un 3,5% más que un año antes. Hacia fuera de la UE aumentaron un 6,8% interanual en agosto, hasta lograr los 38.700 millones de euros. En todos los casos la balanza es positiva para Alemania.

Casi uno de cada 10 coches al mundo es producto de Volkswagen : el 70% de vehículos de Volkswagen se venden en el extranjero. De hecho, la mayoría de las ventas alemanas de coches al mundo fueron del grupo, que el 2014 tuvo unos beneficios de 202.000 millones de euros.

Nada a temer. "Incluso una fuerte caída en la producción de automóviles diesel y las exportaciones, probablemente no restarían más de un 0,2% al PIB alemán", dijo Holger Schmieding, economista y director del banco alemán Berenberg la semana pasada. "La demanda de coches que no son diesel puede subir y compensar en parte la caída de la demanda de automóviles con motor diesel", concluyó Schmieding.

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