• 'Éxito a cualquier precio' y la competitividad agresiva

'Éxito a cualquier precio' y la competitividad agresiva

Basada en una obra de David Mamet, la película de James Foley es un retrato de la obsesión de las ventas traída al extremo

Fotograma de la película
Fotograma de la película
Judith Vives
13 de Diciembre de 2013

Un grupo de vendedores de una agencia inmobiliaria son obligados a competir de forma sangrienta para conservar su trabajo: el que venda más gana un coche, el segundo un juego de cuchillos, y todo el resto serán despedidos. La ambición de unos y la desesperación de los otros aboca estos vendedores a una carrera sin escrúpulos llena de mentiras, engaños y traiciones. Este es el punto de partida de Glengarry Glen Ross, traducido en casa nuestra como Éxito a cualquier precio, la adaptación cinematográfica de una de las piezas teatrales más conocidas de los dramaturgo norteamericano David Mamet y un crudo retrato de la competitividadagresiva y la obsesión de las ventas traída al extremo.

La película, dirigida por James Foley, cuenta con el protagonismo de Al Pacino, Jack Lemmon, Kevin Spacey, Ed Harris y Alec Baldwin, que añade al interés del texto, el placer de disfrutar de un tour de fuerzo interpretativo de alto nivel. Escrita en 82, la obra teatral describe, con el estilo seco y contundente que caracteriza la obra de Mamet, los extremos a los cuales se puede llegar a una empresa falta de responsabilidad y ética.

Blake, el personaje interpretado por Alec Baldwin, con su agresivo speech, es un ejemplo de la motivación negativa, la que quiere imponer el miedo y la presión como motores para hacer mover los trabajadores hacia los objetivos de la empresa. Él es el encargado de anunciar a la plantilla la nueva estrategia de la empresa, que los obliga a entrar en una competición sangrado para conseguir vender más que los demés para poder conservar su lugar de trabajo.



A partir de aquí, Éxito a cualquier precio muestra las opciones que toman los diferentes trabajadores para hacer frente a la situación. Así, por ejemplo, asistimos a la conversación entre Ed Harris y Alan Arkin en la cual hablan sobre las ventas, la presión, la tensión y se las dificultades del mercado, una situación que los acaba abocando a plantearse de entrar a robar archivos con datos para revenderlas a la competencia.



Otra de las actitudes mostradas es la que adopta el personaje interpretado para el Pacino, que representa al trabajador ambicioso y motivado, que sabe como ganarse la confianza de su cliente en un monólogo muy persuasivo que contrasta con la agresividad de las palabras iniciales de Alec Baldwin.

 

Por su parte, Jack Lemmon da vida a un vendedor veterano en horas bajas que, para lograr sus objetivos, usa aspectos de su vida personal -su hija enferma- para conseguir la empatía de su cabeza.



El film recuerda que no todo vale en el mundo de los negocios y que desde la empresa se tienen que poder fijar unos objetivos razonables. De otro modo, sólo se alimenta una dura competencia que, como la película, puede tener consecuencias devastadoras para los empleados y la empresa.