Atelier Mel, el arte catalán que triunfa en EE.UU. y Oriente Medio

Con una facturación de unos 500.000 euros anuales, la empresa de diseños paramétricos nació hace siete años como parte de una consultora de construcción y se estableció por su cuenta justo antes de la pandemia

El equipo de Atelier Mel coloca una pieza creada por el estudio de arte | Cedida El equipo de Atelier Mel coloca una pieza creada por el estudio de arte | Cedida

Atelier Mel nació de combinar la ingeniería y la artesanía. Es una empresa catalana que diseña y fabrica grandes piezas de arte a medida que triunfan, sobre todo, en Estados Unidos y Oriente Medio; se pueden encontrar en hoteles, sedes corporativas, centros comerciales y también viviendas. La exclusividad y el lujo son las premisas de las que se nutre esta compañía joven con sede en Barcelona. Se creó a principios de 2014 como parte de Modelical, una consultoría digital de construcción, y hace un año y medio -justo antes de la pandemia- se estableció como empresa independiente. Con solo cuatro trabajadores en plantilla, factura unos 500.000 euros al año.

Los diseñadores de Atelier Mel no dibujan, sino que introducen unos parámetros en el ordenador y la pieza se crea. Es el llamado diseño paramétrico. La idea surgió del director general de Modelical, Roberto Molinos, que propuso a la CEO de la compañía y también socia fundadora, Maria Ruiz, esta combinación de disciplinas. Los directores técnico y de operaciones de Modelical, Juan Manuel Pérez y Sarai Zaballa, también son socios fundadores, y tres artesanos del vidrio de Cartagena -de donde son Molinos y Pérez- se añadieron más adelante como partners. "Nació de juntar dos grupos muy diferentes de gente: por un lado, la capacidad técnica de Modelical y, por el otro, la artesanía del vidrio, que es un material muy noble y una técnica muy bonita que se está perdiendo porque es muy caro", explica Maria Ruiz. Los primeros diseños estuvieron a punto en seis meses, el tiempo que tardaron en salir al mercado.

Una peça modular d'Atelier Mel | Cedida

Una pieza modular de Atelier Mel | Cedida

Siempre trabajan por encargo y con sistemas modulares, hecho que permite ofrecer piezas únicas a los clientes: "Teníamos claro que el vidrio tenía que ir dirigido a un mercado de gama alta o de lujo y lo que encaja mejor es la exclusividad". Es un mercado al que es "difícil de llegar", admite Ruiz, pero que tiene varias ventajas: "Hay menos competencia, las crisis no afectan tanto y los márgenes son mayores". Los precios de sus creaciones van desde poco menos de 2.000 euros "hasta el infinito"; la pieza más cara que han vendido hasta ahora ronda los 300.000 euros. Entre los proyectos más grandes que han hecho, hay uno que están fabricando actualmente: una estructura que representa una guitarra de siete pisos de altura para instalar colgada en un patio interior en el nuevo hotel de Hard Rock en Madrid.

Los precios de las creaciones de Atelier Mel van desde poco menos de 2.000 euros hasta "el infinito"; la pieza más cara que han vendido hasta ahora ronda los 300.000 euros

A pesar de que este proyecto concreto ha cambiado un poco las cifras, habitualmente un 80% de los encargos los tienen en el extranjero, especialmente en EE.UU. y Oriente Medio, pero también en países como Sudáfrica, China y el Reino Unido. Y el sector hotelero representa alrededor de un 70% de los ingresos de Atelier Mel. Esto quiere decir que la paralización del sector turístico debido a la covid-19 les afectó de pleno: "Hubo un momento en el que se pararon todos los proyectos, pero duró poco; tuvimos la suerte de tener proyectos ya en marcha, pero nos ha costado encontrar otros nuevos", afirma la directora de la empresa. Ahora, el mercado ya se está reactivando.

Arte casi 100% catalán

A esta mezcla de estructuras de metal y piezas de vidrio se fueron añadiendo otros muchos materiales y elementos: aluminio, latón, estructuras acrílicas, iluminación LED... Este modelo de negocio también les permite tener un stock mínimo, para abaratar costes. Ruiz indica que "es una fórmula muy adecuada para empezar sin inversión externa; siempre nos hemos financiado con recursos propios". Todos sus proveedores también trabajan por encargo, así que los costes fijos son muy bajos. Excepto los vidrieros, que son murcianos, el resto de colaboradores son de Barcelona y las cercanías.

Una peça d'Atelier Mel instal·lada a un hotel Hilton a Boston | Cedida

Una pieza de Atelier Mel instalada en un hotel Hilton en Boston | Cedida

Las fábricas con las que trabajan tienen que cumplir, entre otros, un requisito: que la fabricación sea digital. Si el diseño lo es, es más fácil que la elaboración también lo sea. "Con la fabricación clásica, cada vez que quieres una pieza diferente, tienes que cambiar el molde; pero con la digital, el ordenador da la orden directa a una máquina que corta con láser", indica Ruiz. De hecho, asegura que las fábricas están muy al día en este sentido y que tienen más problemas para encontrar diseñadores que utilicen herramientas digitales que fábricas donde se trabaje con este método. El perfil de trabajadores de Atelier Mel es mixto: "Empezamos siendo arquitectos, pero después vimos que encajaban muy bien los diseñadores de producto, que saben mucho más sobre procesos de fabricación y materiales". Los arquitectos -como la propia Ruiz-, en cambio, tienen experiencia en piezas de gran escala e iluminación, y son buenos interlocutores para los estudios que los contratan.

"Hubo un momento en el inicio de la pandemia que se pararon todos los proyectos, pero duró poco; tuvimos la suerte de que ya teníamos en marcha, pero nos ha costado encontrar otros nuevos"

A pesar de que solo son cuatro empleados en plantilla, Ruiz afirma que el hecho de poder contratar los servicios de Modelical en cualquier momento les facilita el trabajo. Otro rasgo diferencial de Atelier Mel es que se ocupan de todo el proceso, desde el diseño hasta el montaje. "Hacemos unas instrucciones muy completas y gráficas, inspiradas en las de Ikea", detalla Ruiz. A pesar de que ofrecen el servicio de montaje, la fórmula que les funciona mejor tanto a ellos como a los clientes es la de enviar un técnico que supervise el proceso. "Intentamos que no se tenga que cortar ni soldar; que poniendo un tornillo quede montado, y esto todo el mundo lo puede hacer", afirma la CEO. Esto les permite ahorrarse viajes, puesto que no se requiere personal calificado para montar las piezas.

Ahora, quieren recuperar clientes privados -son un ingreso pequeño pero constante-, y es por eso que tienen pendiente sacar cuatro modelo prediseñados pequeños. En los próximos meses y, sobre todo, en 2022, Atelier Mel podrá consolidarse como empresa independiente. "Queríamos esperar a que fuera un proyecto probadamente viable, pero nos habríamos podido establecer como SL antes", explica Maria Ruiz. Cuando finalmente dieron el paso, "llevábamos tres años de ejercicio positivo y teníamos proyectos grandes sobre la mesa". La pandemia ha hecho que el primer año sea de prueba. Pero el lujo no entiende de crisis y las piezas de arte de Atelier Mel siguen triunfando en EE.UU. y Oriente Medio.

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