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Cómo navegar un 2025 con claroscuros tras un año positivo

La capacidad de adaptación es clave para sobrevivir y prosperar en un entorno VUCA

La incertidumbre implica predicciones, pero no necesariamente profetas. iStock
La incertidumbre implica predicciones, pero no necesariamente profetas. iStock
Xavier Lasauvage | VIA Empresa
Senior Partner de SDLI
10 de Enero de 2025
Act. 10 de Enero de 2025

El año 2024 ha sido positivo para muchas empresas. Según el BBVA y el INE, el PIB en España ha crecido alrededor de un 3%, impulsado por el gasto público, las exportaciones y la demanda interna, mientras que la inflación se ha moderado hasta el 2,8%. El empleo también muestra señales alentadoras: las altas en la Seguridad Social están en máximos desde 2007 y el desempleo continúa disminuyendo. En Catalunya, estas magnitudes también son muy positivas. Este panorama ha permitido a muchas organizaciones cerrar el año con balances sólidos y recursos suficientes para afrontar nuevas inversiones.

 

No obstante, el 2025 presenta desafíos complejos y los directivos son prudentes de cara al año venidero, como se puso de manifiesto en el VII Congreso de Directivos de la APD. La aceleración tecnológica encabezada por la inteligencia artificial, nuevos modelos de negocio, exigencias hacia la sostenibilidad, la incertidumbre política nacional y geopolítica internacional, la baja productividad del tejido empresarial y la debilidad de los mercados europeos -principales mercados de nuestras empresas- dibujan un entorno caracterizado por la volatilidad, la incertidumbre, la complejidad y la ambigüedad, conocido como VUCA. Un reflejo de esta incertidumbre para el 2025 es el hecho de que la percepción de los empresarios sobre el año se encuentra dividida al 50/50 entre aquellos que son "negativos" y los que tienen una visión "neutro-positiva". Así lo recoge la Encuesta Empresarial 2024 del Círculo de Empresarios, que evidencia un clima de prudencia entre las empresas ante los desafíos del próximo año.

Este entorno no debe ser percibido únicamente como una amenaza, sino también como una oportunidad. Como señala Xavier Ferras, profesor de Esade y experto en innovación, “los entornos VUCA no son una moda, sino una realidad estructural que exige una respuesta organizada y valiente por parte de las empresas”. En este sentido, el 2025 es un momento idóneo para aprovechar la inercia positiva del 2024 y hacer una apuesta decidida por la innovación como respuesta estratégica para gestionar este escenario y captar las oportunidades que tengamos al alcance.

 

Recientemente, empresas de diversos sectores ya han demostrado que, incluso en un entorno VUCA, es posible prosperar gracias a la innovación. Por ejemplo, Scytl, especializada en soluciones de votación electrónica, ha desarrollado herramientas basadas en blockchain para garantizar procesos más transparentes y seguros, mejorando así su posicionamiento internacional. Por otra parte, Mango, referente en moda, ha adoptado procesos sostenibles que reducen el consumo de agua en un 20% y ha lanzado productos fabricados con materiales reciclados, alineándose con las demandas de consumidores comprometidos con la sostenibilidad.

El 72% de los consumidores nacionales priorizan marcas con valores sostenibles

Como ejemplo de tendencia que está impactando muchos sectores, el 72% de los consumidores nacionales priorizan marcas con valores sostenibles, según una prestigiosa consultora internacional. Esta cifra destaca la importancia de integrar propósitos claros en la estrategia empresarial. Empresas como Ametller Origen están liderando este enfoque. En 2024, esta empresa implementó modelos agrícolas regenerativos que reducen la huella de carbono y mejoran la calidad del suelo. Además, lanzaron una app personalizada basada en datos nutricionales, fomentando la fidelización del cliente.

Para sobrevivir y prosperar en un entorno VUCA, la capacidad de adaptación es clave. Las empresas que combinan flexibilidad operativa con una estrategia de innovación y una profunda comprensión del cliente lideran el cambio. Como explica María Sanz de Galdeano, directora de innovación de Ayming, “La necesidad de las empresas españolas de mantenerse competitivas en un entorno global cada vez más dinámico, impulsado por la aceleración de la transformación digital y tecnológica, ha situado la innovación en el centro de sus estrategias para afrontar los desafíos del futuro”. Los datos lo avalan. Según el INE, la inversión en I+D en España ha crecido en los últimos tres años, aunque todavía solo representa el 1,4% del PIB, lejos del 2,7% de media de la OCDE. Y según añade Sanz de Galdeano “el 85% de las empresas españolas consultadas indican que aumentarán su presupuesto en I+D+i en 2025”. Según indica la misma fuente, el 25% de las empresas nacionales, las más innovadoras, ya dedican entre un 9% y 10% de los ingresos a la innovación. Una cifra destacable.

La inversión en I+D solo representa el 1,4% del PIB

Recordemos que diversos estudios internacionales de McKinsey y BCG muestran que las empresas que invierten en innovación obtienen mayores crecimientos, mejores retornos para los accionistas (unos +11 puntos de media) y más ingresos de negocios adyacentes, además de una resiliencia superior en tiempos de crisis.

Mirando de cerca, ejemplos como Fluidra, Signaturit y Vueling, entre muchos otros, muestran cómo la inversión en innovación en los últimos años impulsa el éxito empresarial. Fluidra ha integrado la inteligencia artificial en sus sistemas de control remoto para piscinas, optimizando recursos y fortaleciendo su liderazgo internacional. Signaturit ha lanzado una plataforma de firma digital avanzada con autenticación biométrica, mejorando la seguridad y la experiencia del cliente. Por su parte, Vueling ha desarrollado una herramienta de reservas basada en IA que sugiere rutas personalizadas y ha iniciado la transición hacia combustibles sostenibles, consolidándose como líder en su sector. Y solo son algunos ejemplos destacados.

Como señala Eugenio de la Rosa, director general de Ibergroup, “la innovación debe ser planificada y orientada a resolver problemas específicos del negocio”. Adoptar un enfoque sistemático, basado en metodologías contrastadas, trabajar en open-innovation y favorecer una cultura innovadora que no se limite a proyectos aislados facilita la transición de ideas a soluciones concretas.

El 2025 no es solo un año de retos, sino una oportunidad para preparar el futuro de manera proactiva. Las empresas que inviertan en innovación ahora, aprovechando los recursos generados en 2024 y otros años positivos, serán las que lideren el cambio y prosperen en los próximos años. Como dice Xavier Ferras, “en tiempos de incertidumbre, las organizaciones que lideran el cambio son las que sobreviven y prosperan”. Invertir en innovación no es un lujo, sino una necesidad estratégica para gestionar la incertidumbre, ganar competitividad y diferenciarse en el mercado. Sin duda, una buena decisión para 2025.