El app Tinder, también celestina

La popular aplicación para encontrar pareja evoluciona y permitirá compartir contactos si el usuario piensa que ambas personas pueden hacer buen 'match'

A nadie se le escapa que Tinder –la famosa aplicación de citas propiedad de Match.com ha revolucionado el mundo de las citas. Algunos pensarán que ha abierto puertas a conocer gente a una sociedad que, a partir de ciertos momentos vitales, tiene muy difícil ampliar círculos de amistad. En cambio otros creen que ha banalizado ciertos valores a los cuales tendríamos que otorgar más importancia.

Según el doctor Walsh, psicólogo especializado en relaciones afectivas, nuestros antepasados se pasaron más de 50.000 años andando por la selva en grupos de Homo-Sapiens que extrañamente superaban los 35 individuos. De hecho, la gran mayoría de integrantes de estos grupos eran familia y prácticamente cabe de ellos llegaba a relacionarse con más de 100 o 150 personas en toda su vida. Por lo tanto, según Walsh, los humanos no estamos programados para ser expuestos a un exceso de oportunidades sexuales como el que ofrece Tinder.

Aún así, prácticamente todo el mundo que conocemos ha usado esta aplicación en algún momento, o conoce varias personas que la han utilizado. Y debido a su popularización, a pesar de que indiscutiblemente el éxito de la aplicación provenía de su simplicidad, cada vez se han ido incluyendo más opciones para adaptarla en todo tipos de públicos.

En sus inicios, Tinder era muy sencillo, había suficiente con identificarse con los datos de Facebook para que el app "cogiera" de manera automática los datos –y fotografías– de la red social de Mark Zuckerberg y generara un perfil de usuario. A partir de aquí, podíamos ir viendo personas que –dentro de nuestro rango de edad y distancia geográfica especificadas– fueran posibles afinidades.

Si alguien nos gustaba, había suficientes con deslizar el dedo hacia la derecha. Si alguien no nos atraía, hacia la izquierda. Y si las dos personas habían decidido que se gustaban... Match! Se producía la magia: Tinder los permitía establecer una conversa vía chat. Un golpe la parte más difícil –conocer alguien– estaba hecha, era trabajo de cada cual hacer llegar a buen puerto la nueva relación.

Con el tiempo, Tinder ha ido ganando opciones: Una de las primeras fue la integración con Instagram. La creciente popularización del servicio de publicación de fotografías hizo que los responsables del app de citas decidieran añadir la posibilidad de incluir imágenes de una nueva red social al perfil de usuario, así, era más fácil ver si alguien era amante de la comida, de los viajes o de los gatos.

Más tarde, se produjo una curiosidad: y es que algunas celebrities se aficionaron a la moda del "swipe" y decidieron probar suerte con Tinder. Qué era el problema? Que si la aplicación nos decía que teníamos un "match" con Leonardo DiCaprio o Hillary Duff, a priori cualquiera pensaba que le estaban tomando el pelo. Y precisamente por eso, los ingenieros de Tinder añadieron los perfiles verificados al app. De este modo, igual que lo hace Twitter, y vemos una pequeña marca azul a la derecha de un nombre de usuario, podemos estar tranquilos que es quienes dice ser.



Otra opción interesante que ha añadido Tinder con el tiempo, es que los usuarios prèmium del app –aquellos que pagan una cuota mensual– pueden modificar su localización geográfica. Es decir, si tenemos previsto hacer un viaje en Nueva York, podemos decirle al app que queremos empezar a buscar gente allá antes de llegar. Ideal por amantes previsors!

El próximo paso
Aunque el algoritmo de Tinder pueda ser bastante eficaz, al final siempre nos fiamos más de la opinión de un amigo. Y por este motivo, en su próxima versión, Tinder ofrecerá una opción que nos permitirá a todos convertirnos en "celestinas" virtuales. Así, si vemos el perfil de una persona que creemos que podría encajar con alguna de nuestras amistades, tendremos la opción de compartirla –incluso a través de las redes sociales–.

Aún así, no sufrís, los enlaces públicos caducarán a la cabeza de tres días, de forma que vuestro perfil a la red social de citas no pueda hacerse viral.
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