El nuevo móvil de Donald Trump

El nuevo presidente de los Estados Unidos renuncia a su Samsung Galaxy siguiendo los consejos de los expertos en seguridad de la Casa Blanca

El octubre de 2015 el The New York Times escribió un perfil sobre Donald Trump en el cual se identificaba la marca y modelo de su teléfono, un Samsung Galaxy. Así pues, podemos suponer que las piadas incendiarías del nuevo presidente de los Estados Unidos se hicieron desde un terminal Android.

No obstante, en el momento en qué Trump ganó las elecciones las cosas empezaron a cambiar en este aspecto. Por todos es sabido que el gobierno de los Estados Unidos se preocupa enormemente de la seguridad y, por lo tanto, no pueden permitir que el dispositivo móvil del Presidente sea una posible entrada o salida de filtraciones o problemas de seguridad.

De hecho, cuando el presidente Obama juró el cargo, ya protagonizó una pequeña "cruzada" que lo enfrentó a los servicios legales y expertos en seguridad de la Casa Blanca, para mantener su BlackBerry. Y lo consiguió. El dispositivo tenía la mayoría de sus funcionalidades anuladas pero, como mínimo, era la BlackBerry que él quería.

Un tiempo después, pero, el presidente saliente decidió que era hora de modernizarse y pasar a usar un iPhone –en este caso habilitado para enviar y recibir correos electrónicos de un grupo concreto de personas y navegar por Internet–, acompañado de otro teléfono dedicado exclusivamente a gestionar la cuenta de Twitter.

Según ha informado recientemente la agencia AP, el nuevo presidente Trump ha decidido aceptar las recomendaciones del Servicio Secreto y dejar de usar su Samsung Galaxy. Ahora, el presidente dispone de un nuevo teléfono –del cual no ha trascendido la marca o el modelo–, mucho más seguro y totalmente encriptado.

Parece, pues, que Trump ha acabado haciendo caso a sus expertos después de que el pasado mes de noviembre manifestara, en una entrevista al también al The New York Times, su preocupación para quedarse "aislado" si renunciaba a su terminal en pro de un modelo más seguro.

Habrá que ver a partir de ahora si el mismo Trump sigue teniendo acceso a su cuenta de Twitter o si esta tarea pasa en manso de su equipo. A buen seguro que sólo con el tono de las piadas podremos adivinarlo.
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