Quién trae ojeras no sólo busca una montura que le guste, sino que esta, a la vez, permita sujetar los vidrios adecuados según la graduación de la vista. La solución la traen Indo y la Eurecat que han diseñado un proyecto, Optician2020, que permite estudiar las características anatómicas de cada cara y las preferencias estéticas de cada cliente para crear unas ojeras cómodas y a medida e impresas en 3D. El peso, el confort y, sobre todo, la comodidad visual para los quién traen ojeras, en especial progresivas, son elementos clave —más allá de la moda— a la hora de comprar unas. De hecho, son factores que muchas veces acaban determinando qué modelo se elige.
El programa escanea la forma de la cara, la medida de los ojos, el puente de la nariz, la estructura ósea e incluso la forma de sus ninetes para tener las dimensiones reales de la persona. Después se estudia cómo es el comportamiento visual del cliente, puesto que hay personas que mueven mucho los ojos y otros, en cambio, que mueven mucho la cabeza. Todo esto afecta el centro focal de la lente, por lo tanto, también se tiene que tener en cuenta a la hora de diseñar la montura y los vidrios.
Un golpe recopilada toda la información anatómica en tres dimensiones, el usuario puede introducir sus preferencias estéticas como el color de la montura, un modelo redondo, rectangular, entre otros y en sólo unos minutos se puede comprobar, de manera virtual, como quedan las ojeras encajadas a la cara desde todos los ángulos y en cualquier color o material disponible. En este punto ya sólo hay que imprimir la ojera. El pedido se envía a la fábrica asociada que haya más cerca y que disponga de una impresora 3D y las ojeras pueden estar disponibles a la tienda en pocos días.
Optician2020 no es sólo un paso adelante para el sector óptico, sino que también lo es para los modelos de producción a la industria en general. Este proyecto ha demostrado que la fabricación masiva de productos personalizados con impresoras 3D no tan sólo es viable, sino que a la vez es más ecológico que los métodos de manufactura convencionales, porque la fabricación bajo demanda permite controlar mejor los stocks, la producción innecesaria y, por lo tanto, ayuda a reducir los niveles contaminantes de emisiones de CO2 de una manera más eficiente que con los procesos tradicionales.
Entre las 500 personas que ya han probado este método, hay un grado alto de satisfacción en cuanto a confort y resultado estético. Y desde Indo creen que pronto se podría trasladar este método de fabricación al mercado, a pesar de que todavía es una incógnita el precio que podrían tener estas ojeras.
El programa escanea la forma de la cara, la medida de los ojos, el puente de la nariz, la estructura ósea e incluso la forma de sus ninetes para tener las dimensiones reales de la persona. Después se estudia cómo es el comportamiento visual del cliente, puesto que hay personas que mueven mucho los ojos y otros, en cambio, que mueven mucho la cabeza. Todo esto afecta el centro focal de la lente, por lo tanto, también se tiene que tener en cuenta a la hora de diseñar la montura y los vidrios.
Un golpe recopilada toda la información anatómica en tres dimensiones, el usuario puede introducir sus preferencias estéticas como el color de la montura, un modelo redondo, rectangular, entre otros y en sólo unos minutos se puede comprobar, de manera virtual, como quedan las ojeras encajadas a la cara desde todos los ángulos y en cualquier color o material disponible. En este punto ya sólo hay que imprimir la ojera. El pedido se envía a la fábrica asociada que haya más cerca y que disponga de una impresora 3D y las ojeras pueden estar disponibles a la tienda en pocos días.
Optician2020 no es sólo un paso adelante para el sector óptico, sino que también lo es para los modelos de producción a la industria en general. Este proyecto ha demostrado que la fabricación masiva de productos personalizados con impresoras 3D no tan sólo es viable, sino que a la vez es más ecológico que los métodos de manufactura convencionales, porque la fabricación bajo demanda permite controlar mejor los stocks, la producción innecesaria y, por lo tanto, ayuda a reducir los niveles contaminantes de emisiones de CO2 de una manera más eficiente que con los procesos tradicionales.
Entre las 500 personas que ya han probado este método, hay un grado alto de satisfacción en cuanto a confort y resultado estético. Y desde Indo creen que pronto se podría trasladar este método de fabricación al mercado, a pesar de que todavía es una incógnita el precio que podrían tener estas ojeras.
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