Specipig, cerdos enanos catalanes para la medicina

La empresa de CRO preclínica lanzará una nueva raza de cerdos para ensayos médicos y prevé cerrar este 2021 en positivo por tercer año consecutivo

Un trabajador de Specipig con dos cerdos para investigación en las instalaciones de la empresa | Cedida Un trabajador de Specipig con dos cerdos para investigación en las instalaciones de la empresa | Cedida

El cerdo es de los animales que más se asemeja a los humanos desde el punto de vista anatómico y fisiológico. Esto los hace idóneos para la investigación biomédica, es decir, para probar fármacos, tratamientos y dispositivos en fase preclínica. Aún así, actualmente los roedores son los animales más utilizados para ensayos médicos por dos razones principales: por un lado, los cerdos son muy grandes y pesados, hecho que dificulta manejarlos para hacer ciertas pruebas; por el otro, tienen una esperanza de vida más larga que los ratones, por ejemplo, hecho que alarga demasiado los experimentos. De este problema nace Specipig, una empresa del Prat de Llobregat que introducirá una nueva especie de cerdo enano exclusivamente para investigación médica. Constituida hace ocho años, la compañía prevé cerrar este 2021 su tercer ejercicio en positivo y un 98% de facturación en el extranjero.

Se trata de una CRO preclínica (una organización de investigación por contrato, por las siglas en inglés). Además de los animales, ofrecen servicio de estabulario -tienen 53- y asistencia en la investigación. De momento, los cerdos que tienen son de tamaño normal. La nueva raza se encuentra en proceso de creación, según explica el fundador y CEO, Jaume Amat. Prevé que la raza Specipig esté a punto entre finales de 2022 y principios de 2023. Es una especie más pequeña de cerdo y que pone solución a los problemas que presentan las razas puras: "Tienen mucho pelo y la piel negra, así que cuesta mucho trabajar con ellos para identificar cambios en la piel, por ejemplo". La única especie de cerdo enano con las características idóneas para hacer experimentos médicos que hay en Europa es la Göttingen, que ahora Specipig quiere reproducir y aportar mejoras.

Més info: El negocio de los animales para investigación médica

La internacionalización es inherente a Specipig. Un 98% de los clientes de la empresa son de fuera del país. Amat los sitúa en todo el mundo: en el Reino Unido, Francia, Estados Unidos, Singapur, Corea del Sur, Japón... "Nos centramos en proyectos iniciales, pero las compañías de aquí son más pequeñas y suelen tener un solo proyecto en marcha, así que son poco recurrentes", explica Amat. El precio de los estudios es muy variado, en función de la cantidad de animales que necesita y del tiempo que dura, pero Amat asegura que puede ir de los pocos a los muchos miles de euros. Un solo cerdo vale unos 400 euros, mientras que un cerdo enano costará 700.

Una treballadora de Specipig al laboratori | Cedida

Una trabajadora de Specipig en el laboratorio | Cedida

Básicamente, se trata de farmacéuticas y empresas que hacen dispositivos médicos. Estas segundas representan un 60% de los clientes. "La regulación europea exige cada vez más estudios con animales para aprobar el uso de dispositivos médicos", indica el empresario. Para las farmacéuticas, ya hace años que es una exigencia. Esta novedad para las compañías de dispositivos médicos ha ampliado la clientela de Specipig. Y es que la fisiología del cerdo es especialmente adecuada para probar los dispositivos, puesto que el resto de animales que se suelen utilizar para hacer ensayos clínicos son demasiado pequeños.

Alianzas y financiación

La idea de crear una especie de cerdo para ensayos médicos se le ocurrió al propio Amat. Ingeniero de telecomunicaciones de formación, desde los inicios de su carrera laboral empezó a emprender en el sector biomédico. Una de las empresas que creó fue Archivel Farma: "Utilizábamos el cerdo enano para experimentar y yo era el encargado de pagar las facturas; me quedaba aterrado cuando veía los precios". Aquí fue cuando se dio cuenta que había un nicho en el mercado. Unos años después, hacia 2010, fundó la plataforma Bioemprèn y recuperó la idea.

Jaume Amat, fundador i CEO de Specipig | Cedida

Jaume Amat, fundador y CEO de Specipig | Cedida

Los dos próximos años los pasó analizando el mercado y buscando socios del sector. Aquí fue cuando encontró Semen Cardona, una empresa dedicada en la inseminación artificial porcina. Por otro lado, el IRTA (Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries) aportó las instalaciones y el asesoramiento de genetistas. Además de buscar socios, también necesitaban financiación. "Nos ha sido difícil, porque somos una empresa de servicios y no de producto –que tienen un riesgo más grande pero también ofrecen rentabilidades más elevadas–", relata Amat.

En el año 2016, Specipig captó 540.000 euros y, a partir de entonces, no ha hecho ninguna otra ampliación de capital relevante. En cuanto a la posible financiación pública, el CEO explica que sí hay líneas específicas de ayudas para empresas de productos y para I+D, pero que a las primeras no pueden acceder y a las segundas a menudo tampoco, al no llegar al porcentaje mínimo de presupuesto para innovación que se suele requerir. Su proyecto de I+D es el del desarrollo de la línea genética del cerdo enano. "Investigamos para hacer modelos con patologías como la diabetes y una unidad prenatal", indica Amat.

Un solo cerdo para ensayos clínicos vale unos 400 euros, mientras que un cerdo enano costará 700

A pesar de que prefiere no desvelar cifras de facturación, el fundador de Specipig asegura que este 2021 será el tercer año consecutivo que acaben en números positivos, en parte empujados por un proyecto de tres años de un cliente coreano. La empresa cuenta con 19 trabajadores, de los que un 63% son mujeres. Además, cuentan con el apoyo de expertos externos en algunos proyectos, como cirujanos del Hospital Clínic o la Vall d'Hebron.

"Está muy regulado"

Hacer pruebas con animales tiene implicaciones éticas, a las que Amat responde que "es un sector muy regulado", con doble filtro. "Tenemos la duda de hasta qué punto tenemos que hacer más o menos pedagogía, pero tenemos comités de ética y además todos los proyectos tienen que estar aprobados por la Generalitat", añade.

La internacionalización es inherente a Specipig; un 98% de los clientes de la empresa son de fuera del país

La covid-19 no ha afectado especialmente al negocio. Durante los primeros dos meses de pandemia, Amat recuerda que muchos clientes empezaron a parar proyectos. "Después, las empresas del sector se acostumbraron y fueron saliendo adelante", añade. Las diferencias del sistema inmunitario entre los cerdos y los humanos hace que no se hayan podido experimentar tratamientos directos por la covid-19, pero sí en cuanto a respiraderos: "Decidimos ceder animales e instalaciones de manera altruista". La próxima parada de Specipig es crear la primera raza de cerdo enano del sur de Europa.

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