La industria catalana ante los retos del siglo XXI

La economía catalana siempre se ha caracterizado por una decidida orientación fabril. La industria constituye un sector sólido y potente que representa el 20% del PIB, alcanzando casi todas las áreas de actividad y en muchos casos, con un marcado carácter innovador.

"Las industrias se han transformado, y dónde antes imperaba el textil, ahora lo hace el sector alimentario, de automoción o farmacéutico"

Las industrias han ido cambiando y transformándose. Donde antes imperaba el textil, ahora lo hace el sector alimentario, de automoción o farmacéutico. Siempre han sabido hacer frente a los desafíos que les planteaban y adaptarse a los cambios.

Con un marcado carácter exportador, la industria en Catalunya, no está siendo ajena a las grandes amenazas que afectan la economía mundial. La guerra comercial entre la China y los Estados Unidos, y el enfriamiento de la economía mundial están provocando cierta desaceleración. El índice de entradas de pedidos industriales hace más de un año que presenta importantes fluctuaciones y, aunque en julio se volvió a situar en tasas positivas, esta variación obliga la industria a ser mucho más flexible. El crecimiento del sector industrial continúa presentando tasas negativas (-6% en el segundo trimestre) y el Índice de Producción Industrial (IPI), se situó en el -1,8% en agosto.

A pesar de todo esto, la industria catalana es bastante fuerte y potente para superar estos retos y salir reforzada. Pero tenemos que ser conscientes que nos enfrentamos a nuevos modelos de consumo, en los cuales los clientes exigen un alto grado de personalización de los productos, a unos costes cada vez más competitivos. También tenemos que tener en cuenta que los lotes de fabricación tenderán al producto personalizado, en un entorno en que la fluctuación de la demanda será constante y la exigencia de entrega inmediata será común. Para competir con éxito en este escenario, hay que hacer una evolución hacia modelos productivos altamente eficientes, flexibles y robustos.

En Catalunya hay grandes ejemplos de industrias que ya han iniciado esta transformación, con proyectos y resultados tangibles que pueden ser considerados como referentes del paradigma 4.0 en todo el mundo. También nos encontramos con muchas pymes, que son conscientes que tienen que evolucionar, pero no tienen muy claro cómo hacerlo.

"Hay tres factores que se tienen que situar en el centro: nuevas tecnologías de fabricación, transformación digital y evolución de las capacidades de las personas"

Hay tres factores fundamentales que se tienen que situar en el centro del proceso de transformación: la incorporación de nuevas tecnologías a la fabricación, la transformación digital que tiene que dotar de inteligencia a los procesos, y la evolución de las capacidades de las personas.

Antes de iniciar el camino de transformación, la empresa tiene que analizar en qué grado de madurez se encuentra y los retos a los que se enfrenta para trazar su propia hoja de ruta. Es necesario definir una estrategia a largo plazo, pero también es importante el desarrollo de proyectos a corto que generen ganancias con rapidez (quick wins), que por un lado afianzarán la confianza en el proyecto global y, de la otra, generarán los ahorros que permitirán financiar la estrategia a largo.

Las personas juegan un papel fundamental en esta transformación y, por lo tanto, es importante dotarlas de las competencias necesarias para hacer crecer sus capacidades y hacer evolucionar su rol. El papel del operario 4.0 estará orientado a la toma de decisiones para la optimización de los procesos a su cargo. Tenemos que ser capaces de transformar nuestros equipos actuales, con nuevas capacidades, y a la vez diseñar modelos y funciones que sean atractivos para las nuevas generaciones que se incorporan, auténticos nativos digitales.

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Hay una carencia de competencias digitales en general y de profesionales formados en carreras STEM, que son absolutamente imprescindibles para hacer evolucionar la industria hacia modelos 4.0. Reclamamos a las instituciones que pongan en marcha programas que fomenten el interés y la demanda de este tipo de carreras, pero las empresas también tienen que dar un paso adelante en la formación de las personas. Tiene que ser una tarea de todos.

Con todas estas medidas conseguiremos que las industrias catalanas se conviertan en inteligentes, se transformen en fábricas avanzadas, capaces de adaptarse a los cambios de la demanda y a eventualidades, de desarrollar modelos predictivos para evitar errores, de fabricar Cero Defectos, que los mismos sistemas de producción se autoregulen... Una industria catalana que será sinónimo de calidad y podrá afrontar los desafíos y nuevos tiempos, cómo ha hecho siempre.

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