Cuando en abril del 2013, con la presentación en el marco de la Hannover Messe de las recomendaciones del Grupo de Trabajo Industria 4.0, el gobierno federal alemán iniciaba la carrera para la transformación industrial, no se sabía muy bien como traerla a la práctica.
Han pasado pocos años, pero se ha hablado y escrito mucho de la cuarta revolución industrial y de la Industria 4.0. Y a pesar de que ha habido quién lo ha calificado de un simple ejercicio de marketing de la industria europea, ha resultado evidente que la tecnología nos permite competir y recuperar el terreno perdido durante los años de deslocalización hacia países de mano de obra barata, y esto quiere decir seguir manteniendo el vector industrial como uno de los ejes importantes en las economías occidentales. El impacto de esta estrategia en la ocupación fue desde un principio un elemento de debate, todavía no superado.
"La concreción de soluciones a la Industria 4.0, que no es otra que la conectividad de máquinas, está permitiendo a industrias, grandes y pequeñas, incorporar nuevas funcionalidades en productos, procesos de fabricación e incluso, diseñar nuevos modelos de negocio"
Seis años más tarde ya sabemos bastante bien hacia donde vamos. La concreción de soluciones de acuerdo con el elemento troncal de la Industria 4.0, que no es otro que la conectividad de máquinas, está permitiendo a las industrias, grandes y pequeñas, incorporar nuevas funcionalidades en sus productos, en sus procesos de fabricación e incluso, diseñar nuevos modelos de negocio.
La digitalización que hemos experimentado en las últimas dos décadas en el entorno social de la mano de los dispositivos móviles e internet, se está ahora extendiendo rápidamente por las fábricas e instalaciones industriales y por el conjunto de la actividad económica por todas partes.
Conectar productos y máquinas, disponer de una mirada de datos a partir de sensores que envían esta información a la nube con unos costes irrisorios y una facilidad de conexión impensable hace sólo unos años, ha comportado una aceleración en el tratamiento de datos y la gestión por algoritmos, los cuales conocemos como Big Data e Inteligencia Artificial. Estas tecnologías se suman a un progreso acelerado en otros ámbitos como, por ejemplo, los nuevos materiales, la realidad virtual o las herramientas de simulación, para citar algunos de los más activos.
Sensores y gestión de datos nos permiten añadir capacidad sensorial a los robots, dándoles capacidad de trabajar codo con codo en entornos colaborativos con los operarios; mapear grandes extensiones de cultivos para determinar las necesidades y actuar de forma precisa; monitorar el estado en tiempo real de infraestructuras básicas y asegurar su funcionamiento mediante el mantenimiento predictivo. Entre tantos otros, estos son ejemplos que nos muestran que la realidad ya ha atrapado el marketing.
Si al principio de lo aventura Industria 4.0 lo importante era entrever entre la niebla las tecnologías que iban aflorando, hoy gana peso conocer aplicaciones y ejemplos de lo que se va haciendo, ya sea en nuestro propio sector o en otros, para poder idear soluciones y alimentar los propios procesos de innovación.
"No todo aquello que es posible desde la perspectiva tecnológica tiene sentido implementarlo, ya sea por criterios de rentabilidad económica, medioambiental o social"
Sabemos, aun así, que no todo aquello que es posible desde la perspectiva tecnológica tiene sentido implementarlo, ya sea por criterios de rentabilidad económica, medioambiental o social. En este sentido, entender las tendencias y conocer los mejores ejemplos contribuye a identificar como industria puede aplicar la Industria 4.0 en sus respectivos ámbitos.
Esta dualidad, tecnología y aplicaciones, es el que la Comisión Industria 4.0 viene ofreciendo en el marco del Foro Industria 4.0 de los ingenieros en Catalunya, del cual este viernes día 31 se celebra la 4 edición en el Espacio Endesa, en Barcelona.