¿Qué está pasando con el ChatGPT?

Solo unos meses nos separan del primer cumpleaños de la presentación del ChatGPT. Este año ha sido una etapa llena de cambios, pero no de los que nos temíamos. No, la democracia no ha caído, internet no se ha convertido en un desaguisado de noticias falsas y, contrariamente a todos los pronósticos, el mercado laboral se mantiene más activo que nunca.

No solo esto, sino que parece que la evolución de estas herramientas va en la dirección contraria a la que preveían todos estos pronósticos alarmistas. A pesar de una actualización a la versión más avanzada (GPT-4) y la adición de funcionalidades de intérprete de Python, el número de usuarios de ChatGPT ha sufrido una bajada este mes por primera vez.

Esto nos plantea un misterio apasionante: ¿Qué está pasando con el ChatGPT? ¿Cómo lo estamos utilizando? ¿Qué nos espera en el futuro?

La respuesta a todas estas preguntas recae en entender el proceso de adopción, difusión y desarrollo de las nuevas tecnologías.

La democracia no ha caído, internet no se ha convertido en un desaguisado de noticias falsas y, contrariamente a todos los pronósticos, el mercado laboral se mantiene más activo que nunca

Pero vamos por partes. ¿Qué significa exactamente adoptar una tecnología? Con algunos dispositivos, cómo las tablets, la respuesta es tan simple cómo adquirir el aparato. No hay aprendizaje necesario; solo tienes que pasar por caja. En cambio, incorporar la inteligencia artificial en una empresa puede requerir una auténtica revolución interna.

La primera razón por la cual todos estos pronósticos han sido erróneos, es no entender que el proceso de adopción tecnológica es diverso tanto en su grado cómo en su intensidad y su velocidad. Aquí el nivel de presión competitiva juega un papel primordial.

¿Qué está, pues, pasando con el ChatGPT?

Estamos viviendo un momento de inflexión con el ChatGPT. El primer nivel de adopción de estas herramientas es a escala personal. A pesar de que la gratuidad del ChatGPT facilita esta adopción, la excitación inicial y el descubrimiento pueden desvanecerse si no se produce una integración en la rutina diaria.

Este proceso de descubrimiento personal y colectivo tiene fecha de caducidad. Muchos lo han incorporado en temas como redacción de informes, propuestas, mails o escritura en lenguas propias o foráneaas, otras en aprendizaje..., pero en muchos casos esta incorporación a la rutina diaria no se ha producido y, por lo tanto, después de un proceso de descubrimiento inicial dejan de usarlo.

Pero más allá del uso personal hay un nuevo escenario: el uso profesional. Este paso parece natural para profesionales independientes, pero puede resultar una verdadera odisea en empresas grandes con políticas corporativas establecidas.

El futuro de la tecnología ya está aquí, no obstante, está repartido de manera desigual, decía William Gibson. Un claro ejemplo es el uso de estas herramientas en la programación. La adopción de copilotos de programación, cómo el ChatGPT, ha sido fulgurante. ¿Aun así, cuál es su impacto real?

Según el último estudio de McKinsey, estos ayudantes pueden aumentar la productividad hasta un 50% en tareas sencillas, pero esta cifra se desploma a un 10% en tareas más complejas. Si usas estas herramientas por coedición, observarás resultados similares. Si el texto está bien escrito, la mejora es escasa, solo cuando escribes en una lengua o un estilo que no dominas y no está demasiado bien redactado, se encuentra una gran mejora.

El futuro de la tecnología ya está aquí, no obstante está repartido de manera desigual

Este uso personal y profesional, parece, pues, que vendrá dominado por los copilotos, que ayudarán entre mucho y poco y harán subir el nivel de nuestras creaciones, pero no afectarán demasiado al número de creaciones que podremos hacer. Todo será algo mejor, pero no tendremos demasiado más, es decir, no se incrementará demasiado la productividad en términos económicos.

Los cambios más significativos se producirán cuando estas herramientas se introduzcan en las organizaciones no como copilotos, sino como sustitutos de ciertas actividades.

Pero esto será un largo maratón, no una cursa de velocidad. Esta adopción depende de la presión competitiva y de los cambios organizativos necesarios. ¡Así que, por ahora, parece que el fin del mundo y de la democracia... tendrán que esperar!

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