Talento y robótica post-Covid

En el escenario post-COVID que ya vivimos, ni la robótica -ni nada- será lo mismo: a buen seguro no lo resolverá todo, pero era y sigue siendo la mejor estrategia para ganar en flexibilidad y resiliencia a la vez. Del mismo modo que el teletrabajo lo hace posible en algunos servicios, esta combinación de flexibilidad y resiliencia es crítica cuando hay que dar respuesta a interrupciones repentinas de cadenas de suministro, a la gestión automatizada de cambios logísticos radicales, o a incrementos de demanda exponenciales de determinados productos o servicios. Lo hemos visto en el caso de mascarillas y EPI's, o en la realización de análisis PCR y serológicos, o a la continuidad de las operaciones industriales con supervisión remota.

Para conseguirlo, la robótica se seguirá hibridando con otras tecnologías para potenciarse mutuamente y pasar de evoluciones aritméticas a progresiones geométricas. La fabricación aditiva, la internet de las cosas, la robótica móvil o la aplicación de algoritmos de inteligencia artificial son ya compañeros de viaje indestriables de la robótica.

En el ámbito industrial, hemos visto como la Covid-19 ha frenado el elevado ritmo de crecimiento del parque de robots a escala global y local por el retraso de los dos grandes sectores que han hecho avanzar históricamente el desarrollo de la robótica industrial: la automoción y la electrónica. Pero podemos estar seguros que, una vez adoptados los estándares tecnológicos que tienen que marcar la movilidad y las tecnologías de la comunicación de la década próxima -movilidad eléctrica y autónoma por un lado, y cobertura 5G de la otra- se desbloquearán inversiones industriales donde la automatización con robots no será, en ningún caso, una opción sino la única alternativa.
En este campo, Europa tiene una ventana de oportunidad que sólo podremos abrir si sabemos accionar la "mano" del talento y aprovechar así que la nueva oleada de inversiones industriales tendrá su eje en la tecnología -y en particular en la robótica- y no tanto en los bajos costes laborales que han hecho crecer China y los países del sudeste asiático en las dos últimas décadas. Porque en la sociedad del conocimiento, el talento es la principal infraestructura.

En nuestra casa, afortunadamente esta mano está. Otra cosa es sí que sabremos retener el talento de nuestros profesionales -y en especial de los más jóvenes- con proyectos atractivos y con -atención!- el reconocimiento que les hace falta, cosa que no se ha hecho hasta ahora.

"En los próximos años, la robótica tendrá que consolidar la manera de contribuir a la solución del principal reto externo de la humanidad: el cambio climático y la sostenibilidad del planeta"

En el ámbito de los servicios, por el contrario, la pandemia puede ser el impulso que necesitaba la robótica para acompañar de prestación de valor real la explosión de innovación y creatividad de los últimos años, en un entorno donde se imponen las distancias por el peligro de contagio. La telepresencia móvil, la desinfección automática, o la logística de "última milla" son aplicaciones con una clara utilidad y que se han podido desplegar por la madurez de las tecnologías implicadas.

En los próximos años, la robótica tendrá que consolidar también la manera de contribuir de forma contundente a la solución del principal reto externo que tiene planteado la humanidad: el cambio climático y la sostenibilidad del planeta, ya sea abaratando costes de producción de los paneles fotovoltaicos o discerniendo los residuos con soluciones automáticas, en el marco de una economía circular de reaprovechamiento de recursos.

Y una última consideración sobre un factor que no querríamos que jugara un papel relevante en el futuro inmediato: la precariedad laboral derivada de una eventual profunda y larga crisis económica. El impacto social que tendría la tentación de uso de mano de obra barata -por desesperada- para competir con inversiones de largos periodos de regreso, que restaría competitividad a medio y largo plazo nuestra economía, hipotecando el bienestar y el progreso de nuestra sociedad.

Confiamos que, junto a los parámetros tecnológicos y económicos, sepamos impulsar una ingeniería que sea social, justa y equitativa. Las generaciones futuras no nos lo perdonarían.

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