Catalunya, cuarta región europea con más progreso en innovación

Catalunya ha dado un salto significativo en el último índice regional de innovación de la UE (Regional Innovation Scoreboard), que se publica cada dos años. Subimos 27 posiciones, de la 108 a la 81 en el ranking de regiones europeas (de un total de 239 regiones analizadas). Entre los 20 territorios europeos que más crecen, Catalunya es la cuarta región con mayor progresión. También han dado saltos significativos Euskadi (escala 21 posiciones), Madrid (20 posiciones) y Navarra (16 posiciones). Parece que los grandes motores de la economía española activan sus mecanismos innovadores, posiblemente propulsados por el combustible que genera un nuevo mindset de reindustrialización que se respira a escala global, y la llegada de los fondos europeos Next Generation (aunque estos no acaban de percibirse en el día a día de la economía productiva).

Efectivamente, si hay una actividad que repercute en la innovación y las inversiones en I+D es la industria. Y es indudable que vivimos tiempo de revalorización de la industria (donde Catalunya tiene una excelente base exportadora) y de cambio de las políticas, mucho más sensibles con los sectores industriales. Este salto en los indicadores de innovación ha permitido a Catalunya lograr la categoría de "innovador fuerte" dentro de la UE. Sin duda, una gran noticia, también por el posicionamiento internacional y para la atracción de inversiones en nuestro país.

Es indudable que vivimos tiempo de revalorización de la industria y de cambio de las políticas, mucho más sensibles con los sectores industriales

España, en su conjunto, ha progresado muy ligeramente, y se mantiene en tercera división europea, como economía "innovadora moderada" (eufemismo que viene a decir que la economía se basa en sectores de baja productividad y valor añadido). El resto de comunidades autónomas, en general, progresan, pero más débilmente: Comunidad Valenciana (+7 posiciones), Aragón (+1), Rioja (+2), Galicia (+2), Castilla y León (+3), Cantabria (+8), Asturias (+5), Murcia (+6), Baleares (+7), Andalucía (+5), Castilla-La Mancha (-2), Extremadura (-1), Canarias (+8), Melilla (+3), y Ceuta (0). Un avance, en general, muy pequeño para un momento histórico como el actual, en el que la pandemia situó a la industria, la tecnología y la innovación en el centro de las economías y las sociedades, y cuando tendríamos que estar notando un flujo muy abundante de recursos europeos Next Generation, que generaran potentes efectos multiplicadores en nuestras estructuras productivas e innovadoras.

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Catalunya ha activado los motores innovadores. La progresión percibida en los indicadores de innovación es consistente con el recientemente publicado informe de la Cambra de Comerç de Barcelona, que indica que el 65% de la ocupación creada entre 2019 y 2022 se da en sectores de alta tecnología. Es una evolución extraordinariamente positiva. Algo está cambiando en la dinámica interna de nuestra economía. Pero no podemos caer en el cofoísmo: de hecho, volvemos a recuperar la categoría de "innovadores fuertes" que ya manteníamos hasta 2012, año en el que caímos a la categoría inferior de "innovadores moderados". La inversión en I+D/PIB de la economía catalana apenas recuperó en 2020 los valores que ya tenía en 2009, tendencia que se consolidó en 2021 con un máximo histórico del 1,67%. Grandes noticias, pero recordamos que para convertirse en una región líder, habría que invertir el 3% del PIB en I+D (objetivo que se marcaba la agenda europea 2020). Casi tenemos que doblar nuestra inversión en I+D (pública y privada). Reto difícil, pero no imposible, y absolutamente estratégico por nuestra pervivencia como sociedad moderna.

Según el Regional Innovation Scoreboard, el modelo catalán tiene fortalezas especiales en publicaciones científicas de alto nivel, digitalización y educación superior. Estos datos también son consistentes con las políticas elaboradas a lo largo de las últimas dos décadas: Catalunya ha dispuesto de liderazgo y visión de largo plazo en el despliegue de centros de investigación de excelencia, ha sido pionera en políticas digitales y ha existido cooperación publicoprivada en el establecimiento de hubs de emprendimiento digital de referencia (que han estimulado una envidiable dinámica emprendedora), y siempre hemos sido una sociedad sensible y exigente con nuestro sistema de educación superior.

El modelo catalán tiene fortalezas especiales en publicaciones científicas de alto nivel, digitalización y educación superior

Mostramos carencias en los indicadores relativos a esfuerzo público en I+D y a innovación empresarial, especialmente en pequeñas y medianas empresas. No obstante, en este último punto tenemos una tradición empresarial que viene de la primera revolución industrial. El modelo competitivo catalán está basado en multiplicidad de grandes "campeones ocultos": una red de pymes exportadoras con componente familiar (por lo tanto, con visión de largo plazo y compromiso con el territorio, no supeditadas a los caprichos de los mercados financieros), con equipos directivos excelentes, que tienen que dar su salto definitivo a la generación de tecnología propia y a la competitividad tecnológica. Las debilidades nos muestran los caminos para llegar a ser "innovadores líderes" en el próximo ranking: más inversión pública en I+D, especialmente enfocada en la generación de capacidades tecnológicas en pymes y en la creación de ocupación de calidad.

Echo de menos un cierto discurso kennediano en el tratamiento de la innovación en nuestro territorio. Kennedy, en 1962, en un famoso discurso en la Universidad de Rice, dijo algo como: "iremos a la Luna... Iremos antes de final de década y volveremos sanos y salvos. Iremos porque está allí. Porque podemos conseguirlo. Y, aunque el reto es inmenso, este proyecto nos cohesionará, nos motivará y nos convertirá en líderes". Echo de menos alguien que declare solemnemente y con convicción que "Catalunya se convertirá en la economía más dinámica y competitiva de la UE, basada en conocimiento e innovación hacia 2030, superando el 3% de PIB en I+D. Destinaremos los recursos que hagan falta para lograrlo. Lo haremos porque podemos hacerlo. Porque tenemos las bases construidas. Porque el reto nos movilizará, nos hará mejores, y nos convertirá en líderes continentales. Y lo haremos porque esto nos permitirá dejar un país digno y con calidad de vida para nuestros hijos". No abundan discursos de estos tipos en las campañas electorales. Creo que quien anime a la población con algo así, dispondrá de un gran activo político de futuro.

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