Consejero de Empresa y Trabajo

Reindustrializamos Catalunya

15 de Noviembre de 2023
Roger Torrent | VIA Empresa

Copiral es una empresa familiar ubicada en Agramunt. Trabaja dentro del paradigma de la economía circular, recogiendo y valorizando los subproductos que la industria alimentaria rechaza, para convertirlos en materias primeras para piensos animales. Industries Preciber, por su parte, es una empresa que produce piezas de precisión para industrias cómo la electrónica, las telecomunicaciones, o la automoción.

 

Ambas, de sectores muy diferentes, coinciden en el hecho que tienen previsto ampliar su capacidad de producción con la construcción de nuevas naves y, en consecuencia, generarán nuevos puestos de trabajo, incrementarán su capacidad productiva y su arraigo. Comparten el objetivo de crecer, y también el de hacer más eficientes y sostenibles sus procesos de producción.

Pude reunirme y conocer sus responsables este lunes, durante la presentación del balance de la línea de ayudas que hemos impulsado desde el Govern para nuevas inversiones. Se trata, de hecho, de la mayor convocatoria de ayudas industriales de la historia de la Generalitat. Cerca de 46 millones de euros para hacer que empresas cómo Copiral o Preciber den un paso adelante, fortaleciendo así el tejido productivo del conjunto del país. En total, 205 empresas de toda Catalunya con las que asumimos el compromiso de ayudarlas a hacer realidad sus proyectos de crecimiento y de adelanto en la sostenibilidad y la digitalización.

 

Esta reindustrialización verde y digital es una prioridad del Govern de la Generalitat. Porque el sector necesita adaptarse a las nuevas realidades globales para poder tener futuro. Y el país necesita de la industria, puesto que estira del conjunto de la economía, reequilibra el territorio y ofrece puestos de trabajo estables y de calidad. Por eso impulsamos -con los agentes representativos del mundo socioeconómico, local, científico y político- el Pacte Nacional per la Indústria 2022-2025, presentado en septiembre del año pasado. Un marco estable, consensuado, para desarrollar las políticas industriales del Govern con la misión de reindustrializar Catalunya en clave verde, moderna y sostenible.

Y es en este contexto que hemos impulsado la línea de ayudas a nuevas inversiones industriales. Dotada inicialmente con 10 millones de euros, la recepción extraordinaria de esta medida en el sector, con una altísima demanda de empresas que se querían acoger -y que cumplían los requisitos-, nos ha llevado a hacer un esfuerzo presupuestario y llegar hasta los 45,7 millones de euros para poder ayudar a todo el mundo.

Esta medida permitirá hacer realidad proyectos que el tejido industrial catalán necesita hacer, pero que a menudo, especialmente en el caso de las pymes, implican inversiones que rebasan sus posibilidades, o que suponen un riesgo demasiado elevado para el volumen de la empresa. Con las ayudas del Govern, que han cubierto hasta un 20% de la inversión de los proyectos, hemos ayudado a hacer caer estos obstáculos.

Y en contra de la idea que los procesos de digitalización destruyen ocupación, con estas inversiones las empresas no solamente consolidarán los puestos de trabajo ya existentes, sino que crearán 1.424 de nuevos, con una media de incremento de plantilla del 7,38%. De hecho, fijamos el mantenimiento de los puestos de trabajo como requisito indispensable para optar a estas ayudas, y dimos a la creación de ocupación un peso importante en la valoración de los proyectos. Porque entendemos que la transformación verde y digital tiene que ser también una transformación socialmente justa, generadora de nuevas oportunidades de trabajo.

Catalunya será industrial o no será. Es una máxima que hemos asumido desde que estamos en el Govern, y que centra todos nuestros esfuerzos. Ante aquellos que, durante décadas, han afirmado que la mejor política industrial es aquella que no existe, tenemos claro que el futuro del país pasa por la reindustrialización.

No es un objetivo fácil: a la feroz competencia existente a nivel global hay que añadir la incertidumbre permanente. Primero, con las roturas de las cadenas de suministros derivadas de la pandemia de la Covid; y después, con el incremento de precios de materias primeras por la guerra en Ucrania.

Sabemos, además, de las limitaciones que nos supone no contar con las herramientas de un estado y, a la vez, sufrir el lastre de un déficit fiscal asfixiante. Pero mientras avanzamos en la resolución de los problemas estructurales no nos podemos parar. Por eso hemos incrementado en un 190% los recursos destinados a la industria y la competitividad desde el 2020. Por eso hemos batido el récord histórico de captación de inversión extranjera –mayoritariamente industrial-  en 2022. Por eso buscamos alternativas de continuidad industrial cuando una empresa tiene que cerrar. Y por eso la ocupación industrial en el país no para de crecer.

Gestionamos el presente con eficiencia, pero también trabajamos para poner las bases de un futuro mejor. Y estamos convencidos que, de la mano del tejido productivo, construiremos un país mucho más próspero para los catalanes y las catalanas.