Empresa y Feminismo, cuando el feminismo entra en la economía

Estas dos palabras no hace muchos años nunca estarían en la misma frase. Pero hoy afortunadamente sí. Hemos hablado de empresas felices, activistas, comprometidas, con impacto social, ecológicas, sostenibles, saludables… pero nunca de empresas feministas. Bien, parece que es el momento idóneo para que esto pase. Una empresa es un espacio, un proyecto, una idea, un entorno donde se crean cosas, servicios, ideas para que una parte de la sociedad las consuma y un/a accionista/s se beneficien de esta transacción económica. En un momento histórico donde los valores importan, las intenciones pueden más que los manifiestos y mostrarte activista suma en la cuenta de resultados… debemos ser asertivos y decir qué valor de marca nos diferencia y porqué.

Según un estudio de Havas Media solo un 30% de las marcas que hoy consumimos van a perdurar en los próximos 20 años y nos conviene ser parte de ese 30%.

Desde Ellas Deciden llevamos 18 años mirándonos la Comunicación en femenino. Provocando un cambio de prisma, un nuevo foco. Investigando a las marcas y sobretodo preguntando a las mujeres qué queremos de las marcas. Las mujeres tomamos el 80% de las decisiones de compra del mercado, prácticamente el mercado entero esta en nuestras manos, y cada vez más valoramos y consumimos marcas que empoderan a la mujer, que la sitúan en  el lugar donde siempre han pertenecido. Así podemos explicar el auge de marcas como CAMPOFRIO, ALWAYS, DOVE, NIKE, UNDER ARMOUR O GILLETTE… entre tantas otras.

"El mercado entero está en nuestras manos, y cada vez más valoramos y consumimos marcas que empoderen a la mujer"

Además,  cada vez más empresas son abanderadas del liderazgo femenino en base al liderazgo de sus mujeres directivas, como Zurich Seguros o Caixabank ; que llevan años cuidando la presencia de mujeres en la alta dirección  y son conscientes que no puede ser un tema de maquillaje. Si de verdad está en su ADN potenciar a la mujer y cargarse los sesgos inconscientes de género, de verdad se verá en las fotos publicadas, en las campañas de publicidad y en el tono comunicativo empleado. Así como lo percataremos en sus ofertas comercias. SE vera en los diseños de productos, en el trato de sus comerciales y más que nunca la interpretación del body language nos va a delatar. Es Demoledor.

Así, inaugurando los felices años 20 y analizando la rápida aceptación de la palabra FEMINISTA por hombres y mujeres, por conservadores y revolucionarios, por burgueses y populares, por jóvenes y mayores, por obreros y empresarios… abrimos el debate a las marcas feministas.

Abrimos el melón del feminismo inclusivo y transversal. El feminismo que abanderan los hombres y que redefinen con su mirada y curiosidad de ser parte de un debate donde nadie les ha preguntado nada y por otro lado han sido diana de todo.

Es el momento de hablar de empresas feministas. De empresas que ponen a la mujer en el punto de mira porque son el 51% de la población, porque toman el 80% de las decisiones de compra del mercado y proponen un liderazgo inclusivo, cómplice, empático transparente, transversal y autentico. Queremos marcas y empresas que muestren un activismo feminista que no es nada más ni nada menos que trabajar y potenciar la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Básico, ¿verdad?

"Queremos marcas y empresas que muestren un activismo feminista, que no es nada más ni menos que trabajar y potenciar la igualdad de derechos entre hombres y mujeres"

Al fin y al cabo, no podemos negarnos a  ser marcas valientes, marcas pioneras, marcas activistas que saben que si no tienen impacto social no van a durar. Y que si no construyen ese impacto desde la verdad, desde los valores de marcas y desde la alta dirección que lo transmite como su ADN, nunca va a llegar asi al cliente final. Perdón, a la clienta final.

Solo podemos ser empresas y marcas feministas porque el feminismo ha venido para quedarse y solo se quedaran un 30% de las marcas que hoy conocemos. Solo merecerán nuestra confianza las marcas que impacten socialmente con los valores que nos mueven al 80% del poder de compra. Y a estas alturas ya sabemos que es la mujer.

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