Ciudades inteligentes, ciudades de futuro y una oportunidad para Catalunya

Los pasados días 7, 8 y 9 de noviembre se celebró en Barcelona uno de los eventos mundiales de referencia, la Smart City Expo y World Congress. Evento que nació en 2011 y que hoy está plenamente consolidado con más de 25.000 asistentes de todo el mundo, y del que ya hemos dado sobradamente cuenta en este diario. Si quiero aprovechar este espacio para felicitar a Pilar Conesa, directora del congreso y Ugo Valentí, director del evento y su presidente Ramon Roca por el éxito. Tuve la suerte de participar en el momento fundacional, entonces como director de Smart Cities de Indra, y los resultados son hoy espectaculares.

Quiero aprovechar el evento y el momento para compartir alguna reflexión general en torno a las ciudades, su futuro con especial incidencia en lo que se llama ciudades inteligentes y en las oportunidades que nos puede dar tanto desde la perspectiva empresarial como mejora de nuestro futuro.

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En primer lugar, estamos asistiendo a una verdadera revolución digital de la mano de un cóctel único de tecnologías como la IA, Big Data y la Analítica de Datos o el Cloud u otras tecnologías digitales de comunicaciones. El hecho es que los efectos de esta revolución en nuestra vida diaria son evidentes, pero también lo es en el mundo empresarial (transformación digital) y los nuevos modelos de negocio, en el mundo más industrial (industria 4.0, robotización, ...) o en el mundo de la interconexión de las cosas (IoT, vehículo conectado, autónomo...).

Estamos asistiendo a una verdadera revolución digital de la mano de un cóctel único de tecnologías como la IA, el Big Data y la Analítica de Datos o el Cloud

Y todo esto ocurre en el espacio de nuestras ciudades y villas, que es donde se desarrolla nuestra vida, nuestra interacción social y empresarial, comercial, administrativa, cultural y de ocio. Por eso, cuando hablamos de ciudades, desde una perspectiva de mejora, de crecimiento, de calidad, debemos hablar de ciudades de futuro, competitivas, conducidas por esta revolución digital. Es aquí donde situamos lo que llamamos ciudades inteligentes como la expresión que agrupa el futuro de nuestras ciudades desde una perspectiva estratégica y operativa de la mano de la interacción de las tecnologías digitales y del uso que las hacen personas, las empresas y las cosas (si me permite) en su vida diaria.

Siendo así, el impacto en todos los ámbitos de una ciudad y de las personas: educación, salud, seguridad, movilidad, vivienda, empresa, infraestructuras, energía, bienestar, medio ambiente, turismo, ocio o cultura. Todo esto es hoy una realidad, pero abre también la puerta a una verdadera transformación y redefinición de las ciudades. ¿Cómo será la educación? ¿Cómo serán las infraestructuras? ¿Qué implicaciones tendrá en los servicios de salud o bienestar? ¿En la movilidad? ¿En la planificación? ¿En la sostenibilidad? ¿En los espacios de trabajo? ¿En las empresas? ¿Y en los perfiles laborales?

No vale solamente ser adaptadores, sino que nos hace falta quizás empezar a planificar y prepararnos por este futuro

Estamos entrando de lleno en el futuro, lleno de retos y oportunidades para nuestras ciudades, pero si o si necesitamos gestionar para crear oportunidades para los ciudadanos y sus empresas y, por si me permite, competir en un “mercado global de ciudades”. Creo que no vale sólo ser adaptadores, sino que quizás necesitamos empezar a planificar y prepararnos para este futuro.

Exploramos a modo de ejemplo nuevos campos, de acuerdo con lo que mencionábamos antes. En el campo de la salud y la gestión del bienestar de las personas, más allá de lo que se llama ehealth, podemos encontrar nuevos campos de negocio en la gestión de los servicios sociales por ejemplo, de la atención a las personas mayores, con impacto en la mejora de la calidad de vida, pero también en la eficiencia de los servicios públicos. El ejemplo del proyecto Vincles ganador del premio Bloomberg por parte de Barcelona es un buen ejemplo, fomentando, de acuerdo con la aplicación de tecnologías digitales, el trabajo en red y la atención en red a personas mayores solas. O la recientemente presentada App Atenea, orientada a reducir la brecha digital fomentando la inclusión, bienestar, salud y en definitiva la calidad de vida de las personas en situación de vulnerabilidad.

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Hablamos también de la gestión del espacio público, su planificación y eficiencia desde todas las perspectivas. La definición de nuevos equipamientos en los que las tecnologías digitales pueden aportar nuevos usos y nuevas eficiencias; la planificación urbana de la mano de nuevos fenómenos como el automóvil conectado y autónomo por ejemplo (por extensión transporte público y sistemas de transporte urbano); la aportación que pueden hacer los drones desde todas las perspectivas, no sólo en el ámbito de gestión pública del espacio, sino de nuevas modalidades por ejemplo de transporte de mercancías o personas; pasando por el teletrabajo y su impacto en espacio o en la movilidad, y un largo etc.

O desde la perspectiva de la seguridad, de las emergencias o de la propia resiliencia de las ciudades. Ejemplos como los que hemos visto en China con el reconocimiento facial (más allá de la polémica sobre la privacidad), imagina lo que pueden aportar a la mejora de la seguridad en una ciudad. Por no hablar de sistemas integrados de seguridad con capacidad de respuestas eficientes a incidencias o emergencias, por ejemplo.

Hay casos de planificación urbana de la mano de nuevos fenómenos como el automóvil conectado y autónomo por ejemplo, además de la aportación que pueden hacer los drones desde todas las perspectivas

En el ámbito también de la gestión pública, introduciendo elementos como las plataformas de gestión integrada de las ciudades, donde podamos cruzar los datos de millones de sensores de las ciudades, incluso los propios ciudadanos como tales, con la mejora de las decisiones, o la capacidad de generar escenarios de predicción o modelización y planificación. Por no hablar de la misma eficiencia del sector público, o los campos del open data y las oportunidades de negocio que puede generar por nuestras empresas.

Y ligado a esta base de conocimiento, podemos hablar de lo que se llama “twins” o gemelos, creando con datos y sistemas digitales una réplica de la ciudad, de sus sistemas de funcionamiento con la posibilidad de predecir, planificar, y anticiparse  Y en el campo del turismo, tan importante en nuestro país, vinculado a estas tecnologías digitales en el campo experiencial (por ejemplo vía realidad aumentada o virtual...) y a la gestión eficiente de la estancia por ejemplo, o en nuevas formas de ocio y cultura.

Nuestras ciudades tienen de la mano de las tecnologías digitales la capacidad y la oportunidad de crear un futuro mejor, y tenemos un tejido empresarial potente que puede hacerlo ya realidad. Por último, tenemos la suerte que acontece en nuestra casa y tenemos un territorio articulado en torno a un sistema de ciudades y metropolitano de los más dinámicos de Europa que puede ayudar a nuestras empresas a ser más competitivas y abrir nuevas oportunidades de negocio. Esta red de ciudades en nuestro país es de facto un verdadero laboratorio (living lab), introduciendo elementos de compra pública innovadora y después permitiendo que pueda conquistar mercados externos, exportando estas soluciones. Tenemos la oportunidad, avanzamos hacia un país de ciudades inteligentes.

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