Etnógrafo digital

Los clics que no haremos

24 de Febrero de 2023
Josep Maria Ganyet | VIA Empresa

Estamos viviendo un momento iPhone. Un momento dónde un aleteo en la tecnología provoca un tsunami en la economía. Pasó en 2007 con el iPhone, había sucedido antes con la llegada del navegador web. Son momentos en los cuales podemos intuir que estamos en un momento de rotura y no somos capaces de hacernos cargo de los destrozos.

 

Hablo de la actual "primavera" de la IA, protagonizada en este caso por, sistemas capaces de generar textos, imágenes, música y voz, sistemas como el omnipresente ChatGPT, el Stable Diffusion, el Midjourney o el Magenta de Google. Dejando de banda si lo que hace es crear o repetir como cotorras aquello que han "aprendido" de nosotros, todos son capaces de hacer cosas que hasta hace quince días eran patrimonio exclusivo nuestro.

Esto, que podría quedar en un debate académico, adquiere otra dimensión una vez se pone a disposición de todo el mundo y las grandes empresas tecnológicas empiezan a incorporarlo en sus productos de consumo; más todavía cuando estos son Alphabet (Google) y Microsoft (Windows). Las dos empresas han presentado versiones de sus buscadores —Google y Bing— que incorporan la IA en forma de chat conversacional.

 

 

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Imagen de una búsqueda en la red | iStock


Esto quiere decir que una búsqueda en las nuevas versiones de los buscadores ya no da como resultado un grupo de enlaces en páginas web, sino que ofrece una respuesta concreta a la búsqueda. Lo vemos con un ejemplo concreto. Imaginemos que quiero comprarme una bici eléctrica de montaña que quiero cargar en el maletero de mi coche. Un proceso normal de búsqueda, decisión y compra sería:

  1. Busco en Google "capacidad maletero Volkswagen ID.3". Hago clic en la web del fabricante dónde encuentro la capacidad del maletero y la capacidad con los asientos bajados.
  2. Escribo "mejores bicis eléctricas 2023" en el campo de búsqueda. Hago clic en una web especializada y selecciono un par o tres según mi criterio.
  3. Hago clic en cada una para ir al web del fabricante para encontrar las medidas y hago cuatro números para ver si me caben en el maletero desmontando la rueda de delante.
  4. Si encuentro una que cumpla todos los requisitos, hago clic e inicio el proceso de compra.

Una búsqueda en las nuevas versiones de los buscadores ya no ofrece como resultado un grupo de enlaces a páginas web

Como mínimo he tenido que hacer cinco clics que me han llevado a diferentes páginas dónde he visto publicidad incrustada relacionada con el mundo de las bicis eléctricas, probablemente servida por Google. Con los nuevos buscadores, basados en chats conversacionales, que nos proponen Google y Bing la cosa es un poco diferente. Vemos como sería el proceso de búsqueda, decisión y compra:

  1. Escribo "mejores bicis eléctricas que quepan en el maletero de un Volkswagen ID.3”.
  2. Recibo una respuesta que me especifica la capacidad del maletero de mi coche, la capacidad total con los asientos posteriores abatidos, y una lista de bicis que caben ordenada por puntuación de webs especializadas con sus características principales y sus respectivos enlaces de compra.
  3. Hago clic en la que me gusta más e inicio el proceso de compra.

Podría continuar refinando mi búsqueda, vía chat, pidiéndole que solo me muestre las de un determinado rango de precios o las que sean de la marca Specialized o las BH. Resultado final: 1 clic, 0 anuncios y toda la experiencia ha pasado en el chat del buscador, no he visitado webs, no he visto publicidad incrustada, no he podido ver ofertas cruzadas, nada. Honor y gloria al buscador. 

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Exterior de unas oficinas de Microsoft | iStock

Puede parecer una anécdota, pero este ejemplo es un caso real de una conversación en Bing, el buscador de Microsoft que ya ha incorporado la IA conversacional. Con una cuota de mercado del 3% es irrelevante todavía, pero esto podría cambiar. Lo que si es relevante, pero, son los planes de Microsoft de incorporar esta misma tecnología en el Office de Windows y la decisión de Alphabet de incorporarla a Google (ya presentó una demo).

Con el 85% de la cuota de mercado en las búsquedas, Google es la puerta de entrada a la información en la web para la mayoría de usuarios y con el 93% de los sistemas operativos de sobremesa, Windows es la plataforma de productividad del mundo. Cualquier aleteo de uno de estos gigantes tecnológicos provocará —está provocando— tsunamis en la economía que somos incapaces de imaginar. El primero que llega es de la publicidad en línea.