Sobre las condiciones laborales de los espías que utilizan Pegasus

Se ha hablado poco de la estructura organizativa que debe ser necesaria para aprovechar un programa informático tan caro como Pegasus, y de cómo deben ser las condiciones laborales de las personas que trabajan allí. Son espías y su actividad es secreta, así que todo este artículo es sólo una especulación.

Haremos el ejercicio a partir de intentar describir las diferentes tareas que este equipo deberá asumir. Si hacemos un análisis secuencial, la primera tarea será conseguir engañar al usuario del teléfono para que se deje instalar el programa pirata en su dispositivo. Esto pide una investigación de la víctima, de sus intereses o actividades, y idear un mensaje concreto que recibido en un momento también concreto le puede hacer caer en la trampa de por ejemplo hacer clic en un enlace. Simular una tarjeta de embarque para un vuelo a Bruselas en personas que están a punto de visitar Waterloo, o simular un problema fiscal en una empresa de la cual la víctima es el titular… esta actividad no la puede hacer un becario en turno de tarde, es una tarea delicada que pide una cierta capacidad de investigar a las víctimas. Si esto lo tienes que hacer con decenas de personas, quizás cientos, durante meses y quizás años, seguramente lo acabarás confiando a un equipo de especialistas. Un par o tres de personas que se dedican a estas cosas.

Una vez ya tenemos el programa espía dentro del terminal de la víctima, la siguiente actividad es tomar el control del dispositivo y decidir qué queremos hacer con él. ¿Nos copiamos todos sus whatsapps? ¿o mejor entramos a los correos electrónicos? ¿hacemos un repaso a los telegram, signal y Instagram? ¿cotilleamos un poco en las fotos y los videos?. Hay que ser rápido y diligente, y después intentar salir del equipo sin dejar ningún rastro de haber estado allí. Ya se ha visto que esto no es sencillo, y que por ejemplo los equipos de Citizen Lab han encontrado indicios de esta actividad en teléfonos iPhone. Si hemos de llevar a cabo esta actividad en centenares de teléfonos volvemos a estar igual que en el caso anterior, necesitaremos un equipo de especialistas, tres o cuatro personas y no sólo una, porqué ya os podéis imaginar que habrá que organizar turnos de mañana, tarde y noche, cubrir fines de semana y vacaciones…

 

Así pues tenemos un primer equipo que ha ideado un engaño para que nuestra víctima pique y se deje instalar un software maligno, y después hay un segundo equipo que marranea el dispositivo de la víctima y extrae determinada información. Gigas de datos si es el Presidente de España, algunos Megas si es una ministra. Aquí entra el tercer equipo, el equipo que debe procesar toda la información obtenida. Pero, ¿os imagináis que os hicieran leer todos los mensajes, correos y comunicaciones que vosotros mismos habéis enviado o recibido a lo largo de un único día?. Necesitaríais horas para leer todo un maremágnum de cosas donde hay desde conversaciones con amigos sobre como va el Barça hasta asuntos de intendencia familiar, palabras de amor a la persona que amas, logística sobre un viaje que harás más adelante, un montón de aburridos mensajes de trabajo y quizás alguna referencia a un tema, por fin, que interesa a los espías. Pues ahora imaginad tener que procesar todo este batiburrillo de información no de un día, sino por ejemplo de todo un año de la víctima, y imaginad que no estáis espiando a una persona sino a un centenar. Aquí ya hace falta un equipo más numeroso dedicado al análisis de la información, utilizando seguramente sistemas de inteligencia artificial. Imaginad miles de archivos, fotos y mensajes, y todo un esfuerzo para bucear en todo ello buscando información relevante sobre lo que sea que nos interesa. Hay que relacionar la conversación entre dos personas con conversaciones con otras personas, cruzar cosas dichas en una llamada con fotos de una reunión o movimientos bancarios. Es muy complejo y difícil. Miles de conversaciones de centenares de personas, en diferentes idiomas. Es como esas películas en las que los investigadores recuperan documentos que han pasado por una destructora de papel y se dediquen a ir enganchando trocitos hasta poder volver a leer una carta. Aquí ya no es un equipo de 4 o 5 personas, aquí quizás ya hacen falta 10 o 15 personas. Pensad que son centenares de víctimas.

Ahora parece que espían a todo el mundo, pero no todo el mundo puede espiar

Pasamos ya al cuarto equipo. El que elabora los informes, las conclusiones, con todo lo que ha encontrado el equipo anterior que analiza la información. Son los que redactan y van a hablar con sus jefes para dar explicación de los avances y de lo que han encontrado. Son los que asumen la responsabilidad de las conclusiones que presentan. Y aún habría un quinto equipo, que sería el de administración. El que alquila locales, paga nóminas, hace el papeleo legal para conseguir el dinero y pagar las licencias del programa Pegasus a la empresa israeliana NSO, vigila que haya fuentes de agua potable a disposición de los empleados y avisa a mantenimiento cuando un lavabo se atasca. También debe haber una persona responsable de recursos humanos, que se ocupa de los procesos de selección de personal, paga nóminas, gestiona bajas, despide a los que no sirven, comprueba que todo el mundo firma los compromisos de confidencialidad, paga dietas de viajes…

Diseño de acciones de engaño, obtención de los datos, análisis de la información, elaboración de informes y conclusiones, resolver temas administrativos… espiar centenares de personas durante años pide organizar un equipo humano que en seguida pueden ser 20 o 30 personas, o vete a saber. Hará falta organizar los turnos y las vacaciones, habrá días en que uno de estos trabajadores llamará diciendo que no se encuentra bien y no puede ir al trabajo, compañeros de trabajo que se enamoran y van a vivir juntos, otros que no se soportan y se pelean, unos que piden aumento de sueldo y otros que reivindican más teletrabajo. Seguro que hacen cenas de Navidad. Puede que incluso tengan enlace sindical. A lo largo de los años seguro que hay altas y bajas, promociones y ascensos. Y además, todo este equipo se relaciona con terceras personas como el fabricante del programa Pegasus, que puede que incluso enviara gente para hacer cursillos de formación, pero también proveedores de otros programas como los que deben hacer falta para analizar tanta información. También deben tener servidores informáticos donde almacenar tantos y tantos Gigas de datos robados a las víctimas, y alguien debe estar haciendo copias de seguridad y tareas de mantenimiento.

Espiar centenares de personas durante años no está al alcance de dos amigos haciendo horas extra escondidos en un sótano. Hace falta una estructura organizativa, comprar mesas, sillas y ordenadores, administrar recursos y un presupuesto, crear y desarrollar un equipo profesional, firmar contratos y administrar relaciones con terceros. Ahora parece que espían a todo el mundo, pero no todo el mundo puede espiar. El presupuesto y la estructura necesarias no está al alcance de cualquiera. Espían las élites.

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