La Unión Europea está pasando momentos extraños y tiene expectativas un chico complicadas. Tanto los problemas internos (el Brexit, la estabilidad del euro, los relevos al BCE y a la Comisión, los gobiernos euròfobs de algunos estados miembros...) como los retos exteriores (la alocada guerra comercial iniciada por Trump, las pretensiones expansionistas de Putin, los retos climáticos, o los problemas demográficos y migratorios...), prometen meses movidos.
Muchos no pueden dejar de recordar el ambiente de ilusión, y hasta de un cierto entusiasmo, con el que se desarrolló la construcción europea durante las décadas de los 60 a los 90, y el contraste con la parálisis y la carencia de horizontes que estamos viendo estos últimos años. En todo Europa ha aparecido un creciente sentimiento de decepción respecto de las ventajas de la existencia de la Unión; sentimiento en parte justificado y en parte alimentado cínicamente por algunos grupos políticos. No quiero buscar culpables, pero sí analizar problemas y causas. Hago un corto y simplificado diagnóstico.
"En todo Europa ha aparecido un creciente sentimiento de decepción respecto de las ventajas de la existencia de la Unión"
El desequilibrio entre la construcción de la unión comercial y la unión política; el retraso entre la construcción monetaria y la unión bancaria y fiscal; la apresurada ampliación de miembros sin haber aprobado una Constitución algunos de carácter interno. Entre las influencias de tipo más global destaco: la globalización asimétrica que ha favorecido más los sectores económicos que los ciudadanos; la corriente ideológica de desregulació y liberalización de la actividad económica que ha producido la financierització de la economía y ha dado poder a los mercados por encima de las autoridades políticas; la reticencia de muchos poderes estatales a entender la necesidad de regulaciones supraestatals para resolver problemas globales... A la hora de resumir toda esta compleja situación en una frase corta me gusta decir que "el actual chasco de buena parte de la ciudadanía tiene sobre todo una doble dimensión: social y democrática".
"En Europa hay ahora países ganadores y países perdedores"
Quiero decir que después de décadas de crecimiento económico (fruto en buena parte de la unificación comercial) y de progreso social (con una clara y continuada reducción de las desigualdades y mejoras en los servicios del bienestar), estamos desde hace unos años en una fase en la cual el crecimiento ha tenido muchas trabas, y en la que, tanto en momentos de crisis como en momentos de crecimiento, ha disminuido la redistribución y han ido aumentando las desigualdades dentro de muchos de los países, y se ha estroncat el proceso de convergencia de las economías de los diferentes estados. Hay ahora países ganadores y países perdedores, cosa que no pasaba en la etapa anterior. La conciencia de esta realidad, tanto a escala individual cono a escala colectiva, ha creado la dimensión social del problema.
Ante esta situación los ciudadanos piensan que las autoridades tendrían que actuar con medidas políticas, reguladoras o fiscales; pero se encuentran en la dificultad de saber cuáles son las que tienen la responsabilidad de hacerlo, puesto que aquellas que han sido elegidas democráticamente en su país dan la sensación de impotentes, a menudo con razón pero a veces como excusa, y las que necesariamente tienen que actuar en el ámbito europeo no han sido escogidas bastante democráticamente. Esta dimensión democrática exige avanzar urgentemente pero selectivamente en la construcción política.
Pueden intuir muchas propuestas que no puedo explicar ahora. Dejo algunas pistas: instituciones europeas más democráticas a través de elecciones directas y con más obligación de rendimiento de cuentas; mayor respecto a la diversidad en las áreas de carácter identitario; fiscalidad europea con transferencias fiscales entre estados a través de inversiones en infraestructuras equilibradoras; mayor regulación de los mercados financieros; mayor control de las actuaciones monopolistas de grandes empresas; reformas fiscales para una mayor redistribución; lucha real contra el fraude y el elusió fiscales; más vigilancia en la admisión de nuevos miembros si no aceptan los principios fundamentales de la Unión.
Veremos qué pasa los próximos meses...