Lo que no te traerán los Reyes

Al inicio del año, los noticiarios, diarios, blogs e hilos de Twitter suelen ir llenos de las novedades que nos llegarán. ¡Suerte que nadie nunca se toma la molestia de mirar las del año pasado! En todo caso son legión los que se atreven a hacer de oráculo y a pronosticar la próxima gran revolución que siempre coincide con el año que entra.

Han tenido este honor la realidad virtual, el grafeno, la computación cuántica, el metaverso, la computación ubicua y la inteligencia artificial. Todos tienen que cambiar el mundo y no sé cuántas cosas más y al final pasa como el rumor del Mosso d'Esquadra que me ha dicho que pasará una de gorda: que al final no pasa hasta después de un tiempo que vuelve a aparecer el rumor. Diría que los analistas que hacen este tipo de predicciones tienen un Excel y hacen como los horóscopos del diario: combinan aleatoriamente columnas de Excel.

En todo caso, predecir lo que pasará es complicado

¿Cuántos de estos analistas adivinaron, en el 2019, la tendencia de trabajar en casa y la adopción masiva de las teleconferencias? Los mismos que adivinaron que habría una pandemia global: ninguno. Lo decía el físico danés Niels Bohr, que "hacer predicciones siempre es complicado, sobre todo si son sobre el futuro" (se le atribuye la cita, pero hay registro anterior en una sesión en el parlamento danés). En todo caso, predecir lo que pasará es complicado. Lo que no pasará, también, pero algo menos por una razón puramente estadística: hay más cosas que no pasarán que no, que sí qué pasarán, al menos en este universo.

Aquí mis 5 predicciones de cosas que no pasarán:

1. Twitter no será rentable

El problema endémico de Twitter es el modelo de negocio. Se ha quedado con el modelo antiguo publicitario, donde los anunciantes pagan la fiesta a los usuarios que les cedemos nuestro registro de actividad. A diferencia de otras redes como YouTube, TikTok o Twitch, los usuarios que aportan valor no sacan nada y los intentos previos a la llegada de Musk no dieron los resultados esperados. Con su política errática y su cruzada de macho alfa blanco contra todo lo que huela a woke, Musk ha acabado de asustar los anunciantes que ven que el pajarito les ofrece mala reputación.

Los recortes que ha hecho con prisa parece que podrían hacer sobresalir la tapa de la cloaca, metafóricamente y literal. Metafóricamente, porque desde que Musk echó los equipos de ética, los moderadores y readmitió toda la ultraderecha más repatania, los discursos de odio han empeorado. Los datos en Brasil, con teorías de la conspiración y los perfiles de militares y de la extrema derecha engordándose de seguidores, son un indicador. La cloaca también es literal.

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Exterior de la sede de Twitter | iStock



Los trabajadores de Twitter denuncian que los servicios están en condiciones lamentables, dado que desde que Musk echó el servicio de limpieza, nadie se ha ocupado, esto ha hecho que los trabajadores se lleven el papel higiénico de casa. En la banda opuesta hay la red social de Mastodon, formalmente muy parecida a Twitter, pero que en esencia es todo lo contrario. Según las declaraciones de su creador, Eugen Rochko, desde que Musk se ha hecho cargo de Twitter tiene una cola de inversores de Silicon Valley que les queman los millones.

2. El metaverso será más meta que verso

Facebook se cambió el nombre en medio de una crisis de reputación al hacerse públicos los informes internos que demostraban que la empresa es consciente del impacto que tienen Facebook e Instagram en las sociedades, en las personas; sobre todo los jóvenes, sobre todo las chicas. En aquella esperpéntica presentación, Zuckerberg anunció que Facebook cambiaba de nombre y pasaba a decirse Meta mientras nos presentaba su visión "de la web del futuro", que tenía que ser presencial. No lo dijo, pero se vio: la web del futuro no acababa de ser del todo presencial; a los avatares les faltaban las piernas.

Tanto es así que, meses después, Meta hizo una presentación donde el titular era "Meta anuncia piernas". Al final resultó que las piernas que habían presentado eran falsas, todavía no estaban preparadas y todo era un montaje hecho con captura de movimiento para poder hacer la presentación.

Zuckerberg tiene contentos a los inversores

Meta lleva más de 10.000 millones de dólares gastados en el metaverso, una plataforma (?), iteración de la web (?), un truco de marketing (?) que nadie entiende y lo que es peor, nadie ha pedido. Zuckerberg tiene contentos a los inversores. Oiremos hablar, pero como caricatura de aquello que anunció Zuckerberg que ya era una caricatura de metaverso.

3. La realidad virtual continuará siendo una promesa

El éxito del metaverso está ligado con el de la Realidad Virtual. La RV lleva siendo la predicción para el año que entra desde hace 30 años. Lástima que en 30 años, los dispositivos que nos tenemos que poner en la cabeza para poder tener una experiencia inmersiva interactiva no han evolucionado demasiado. Sí que son más ligeros, sí que la batería dura más, sí que tienen más resolución y sí que no se calientan tanto. Pero continúa siendo cierto que continúas pareciendo un idiota con aquel rayo de ojeras puestas. Y si hay una regla de oro en tecnología es que la adopción de una tecnología es directamente proporcional con como de cool te hace ver.

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Imagen de un grupo de personas con gafas de realidad virtual | iStock


Me diréis que cuando lo haga Apple la cosa hará un giro, que ya hace casi 20 años que trabajan y Apple no es nunca el primero, pero siempre es el mejor. Seguro que las gafas que está desarrollando son una maravilla de diseño y quizás —tengo mis reservas— harán ver a quienes las lleve mucho más cool. Apple estaría trabajando en unas gafas de RV para 2023 (tenían que salir en el 2022) y otras de Realidad Aumentada que saldrían en 2024. Se habla también de unas lentes de contacto para el 2030 o más adelante. Hasta entonces, no hace falta que volvemos a hablar.

4. Los asistentes de voz no acabarán de asistir

Amazon quería poner una tienda en la cocina de cada casa y acabó poniendo el mejor reproductor de música por un precio irrisorio: 29,99€. Con un altavoz buenísimo, una buena interfaz de voz y una conexión en todas las plataformas de música, el dispositivo Echo Dot de Amazon se ha hecho un lugar en el mercado. En una encuesta de la AIMC, el 51,4% decía que utilizaba el asistente de voz en un altavoz inteligente (el 64,2% en el móvil, 14,4% en la tele y el 11,5% en el coche). Pero la función principal por el cual lo usan no es la de comprar.

Amazon vende sus altavoces inteligentes a un precio muy asequible (no me atrevería a decir el coste) con el objetivo de qué sea una puerta más a su servicio de comercio electrónico. Los números no salen y en su división Worldwide Digital, de donde cuelgan el asistente de voz Alexa y la familia de altavoces inteligentes Echo, han tenido unas pérdidas de 3.000 millones de dólares que se dice pronto.

La idea ganadora detrás Alexa, cuando irrumpió en el mercado en el 2014, era la de extraer patrones de comportamiento a partir de las interacciones que hacemos —preguntas sobre el tiempo, viajes, itinerarios o ropa— y así vender estos datos a los anunciantes para que nos molesten con anuncios por todas partes. Como que solo le pedimos que nos ponga música, Amazon y los anunciantes se han quedado sin datos, ergo, sin dinero.

5. El GPT-4 no será lo que nos pensamos

La inteligencia artificial lleva incluso más años que la Realidad Virtual como gran promesa del año. Pues bien, puedo decir dos cosas sin miedo a equivocarme: 1) que este será el año de la IA y 2) que no será lo que nos pensamos, o lo que nos dicen que pensamos. El modelo GPT-3 ha salido de los laboratorios y ha irrumpido en las conversaciones de café, especialmente el famoso ChatGPT, una interfaz en forma de chat accesible para todo el mundo capaz de responder cualquier cosa.

Ayer mismo, con una doctora italiana en humanidades, estuvimos conversando sobre las particularidades de los varios dialectos locales de dialectos regionales de las lenguas de la península Itálica. Impresionante incluso para sus estándares. No hay que entrar en detalles. Basta saber que puede generar cualquier tipo de texto, desde poesía a material técnico, que a primera vista parece indistinguible del que habría escrito una persona. El debate está servido, y como que hemos visto demasiadas películas es en la mayoría de casos muy sesgados.

Para ponerlo en contexto, la red neuronal que hay detrás esté gran modelo de lenguaje (GPT) tiene 175.000 millones de parámetros. Estos parámetros se van afinando con los contenidos que "lee" de internet en que se conoce como proceso de entrenamiento. Una vez entrenada ya se puede usar para generar textos (o imágenes) parecidas a las que ha aprendido. Pues bien, la versión 4, el GPT-4, se habla que podría tener hasta 280.000 millones de parámetros. Los que lo han probado dice que lo cambiará todo.

La red neuronal que hay detrás esté gran modelo de lenguaje (GPT) tiene 175.000 millones de parámetros

¿Será impresionante? Mucho, muchísimo. Yo todavía no me he hecho capaz de los modelos de generación de lenguaje o de los de generación de imágenes (me puedo pasar horas), pero lo que está claro es que por muy grande que sea el modelo continuará sin entender el mundo; encontrará patrones, aprenderá todavía más rápido, producirá textos e imágenes todavía más impresionantes, pero esto no quiere decir que entienda nada de lo que lee y produce. Seguramente será capaz de crear en directo los espacios inmersivos que le pedimos, vía un asistente de voz para verlas con las gafas de RV de Apple.

Ahora bien, todos los que, como Elon Musk dicen que estamos cerca de una IA que podría ser fuerte —una IA con conciencia de sí misma— se tendrán que esperar todavía. Seguramente llegarán antes las lentes de contacto de Apple. Mientras tanto, que miren qué les dice el horóscopo para estos meses.

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