Una de las novelas que más me impactaron a mi juventud fue el magnífico libro científico-futurista Un mundo feliz (Brave New World, 1932), del inglés Aldous Huxley. El autor fue miembro de una familia de clase mediana de brillantes intelectuales, de entre los cuales destacaron tres generaciones de biólogos, un Premio Nobel y el primer director de UNESCO.
Hasta hace poco, quienes profetitzaven sobre hacia donde iba el mundo eran moralistas, religiosos, filósofos o poetas. Hoy son los científicos los que intentan explicarnos cómo es previsto que se desarrolle el futuro. Esta obra irónica que satiritza sobre el comunismo de la época, se basa en la sesgada aplicación de los adelantos científicos, dejando al individuo desproveído de cualquier tipo de sensibilidad, iniciativa y libertad de elección.
En definitiva, creando ciudadanos perfectamente clasificados desde su nacimiento, controlando su fecundación, para dividirlos en cinco grupos, o, como él denomina, castas, en las que clasifica a los humanos y que se inician con los Alfas, arriba de todo de la pirámide y, descendente en nivel mental y de inteligencia, seguidos para los Betas, Gamas, Deltas y, finalmente las Èpsilons, poco menos que máquinas con aspecto humano, sin prácticamente capacitado de pensar, sacado de producir. Esta denominación de castas, es la que han adoptado los hilo comunistas cool de Podemos, para denominar a los Alfas actuales, a los cuales pretenden expulsar de sus poltronas, para sustituirlos.
La aplicación de las teorías científicas sobre la producción industrial de Taylor y Ford , con unas gotas del reflejo condicionado de Pavlov , unas cuántas ideas de Marx y la aplicación de la biología a la determinación de las especies, que proponía su hermano Julian Huxley, conforma este extraordinario mensaje sobre las nuevas tendencias de evolución científica a la humanidad.
Es un escalofriante aviso a navegantes sobre la exaltación del consumismo, por encima del entretenimiento o la calidad de vida. La eliminación de las lenguas, la anulación de la individualidad, la inoculación del terror a los libros y el horror a la natura y, para compensar, la libre circulación y distribución gratuita de droga (soma).
Entre las previsiones científicas que anticipa este libro está la fecundación artificial por reproducción asistida , hecho este que no se produjo hasta el 25 de julio de 1978, 46 años posteriores a su publicación, con el nacimiento del primer bebé probeta, Louise Brown; y la clonación de mamíferos, que tuvo el primer éxito el 1996 con la oveja Dolly , 64 años después.
Creo recomendable el análisis de la evolución de nuestra sociedad para observar como, día a día, se aplica esta tendencia verso a la creación de estas castas, con el que representa de pérdida de la iniciativa, la creatividad y lo yo, y el permanente intento de anulación del individuo, haciendo- lo cada vez menos preparado y así más fácilmente manipulable. Agradeceré vuestra reflexión.