Hace unos días la Fundación por la Industria – Sabadell 1559 presentó su colección
Conocer la Industria y con ella el primer volumen que recoge un detallado y riguroso estudio, elaborado por el profesor
Josep Oliver, sobre el estado actual del
sector industrial. El documento analiza la evolución de las transformaciones estructurales de la
industria catalana en el contexto europeo en el periodo 1995-07 y al hogar de la presente
crisis. El libro evidencia que España ha perdido pes industrial de forma progresiva en las últimas décadas, puesto que si el 1972 la industria
representaba el 39% de la actividad, en 1980 era ya el 25% y en 2013 no llega al 14%. El objetivo europeo es llegar al 20% el 2020. En cuanto a Cataluña
la aportación se sitúa por encima del 18%, si bien desde 2008 el
sector industrial ha perdido casi 300.000
puestos de trabajo. Ahora bien esta grande baja el 2014 se ha frenado y se empieza a crear
ocupación industrial.
No se puede negar que el daño que ha provocado la crisis
al tejido industrial y a la
ocupación es de gran magnitud. Ahora bien una parte de las causas se arraigan mucho antes. Entre ellas, hay aspectos propios de nuestro
tejido productivo cómo son los asociados a la carencia de dimensión mínima para innovar; estructuras de balances débiles para afrontar las crisis periódicas; carencia de
instrumentos financieros adecuados para competir en igualdad de condiciones con otros países; sin olvidar que la competencia
en los mercados globales afecta más a las
empresas con
productos de bajo valor añadido. Unos factores al que hay que sumar la pérdida de productividad
, en la que, si bien esta originada por varios
factores, destaca el diferencial de y
nflació. Una variable que a menudo ha anulado todos los esfuerzos efectuados por
las empresas.
En este contexto, hay que recordar que la inflación española en el periodo 2000-2007 llega al 27,116% (la catalana al 29,330%) mientras que la inflación
de la Eurozona lograba un 18,658%, el que representa una pérdida de productividad
de 8,458 puntos porcentuales. Este diferencial se ha cambiado en el periodo
de crisis, dado que la inflación española en el periodo 2008-2014 se ha situado en el 10,639% (un 12,3% la catalana) mientras que a la Eurozona la inflación ha llegado al 10,936%, el que ha comportado un diferencial de España respecto de la Eurozona de -0,297 puntos (el diferencial catalán se ha situado en 1,364 hedes respecto de la Eurozona).
La situación es compleja, estos es un hecho innegable, ahora bien, hablando con
industriales y analizando la actividad se constata que la base industrial que ha quedado
en Cataluña es sólida y ha interiorizado los nuevos paradigmas de la
competencia global. Este es un hecho irrefutable que permite afrontar el futuro con capacidad de entomar los desafíos y recuperar el rol de tractor de la
economía, de generación de
ocupación y de referente en cuanto a región
europea industrial.
Una capacidad que bien potenciada por 3 aspectos: la determinación de los
industriales de invertir para innovar y abrir nuevos
mercados; la voluntad de la Unión Europea de destinar
recursos para lograr la re-industrialización
de la Unión; y los compromisos del gobierno de la Generalitat para definir e impulsar
políticas industriales de gran recorrido. Una elegida que sin duda puede poner en óptimo funcionamiento la capacidad
industrial catalana y remontar, con una tarea no exenta de riesgo y esfuerzo, el camino perdido en los últimos 20 años.
Hay capacidad, pero para desarrollar reindustrialitzar-se, pero hay que dar solución urgente a algunos de los problemas que pueden frenar el camino o malversar la capacidad existente, En concreto, y recordando nuevamente a la
Fundación por la Industria, acontece imprescindible: Facilitar el acceso al
crédito dirigido a la renovación de los
equipamientos tecnológicos y cadenas de producción
; disminuir los
costes de la energía situándolos en la media de la UE; e incentivar el incremento de los
recursos propios, bonificando a las
pymes que destinen los
beneficios a incrementar el
capital social. Medidas que hace falta que vayan acompañadas de las asociadas a mejorar la capacidad innovadora, entre ellas incentivando la cooperación
universidad-emprendida modificando las normativas de promoción de profesorado; o garantizando el acceso e intercambio de conocimiento situando los costes de las
tarifas de telecomunicación
a los niveles de Europa occidental.
Por todas partes hay un entorno favorable a la Industria, escuchando a los
industriales sabemos el que necesitan, e que hay que hacer para crear
puestos de trabajo y competir en
mercados globales. Hacerlo exige actuar y cuidar tanto la industria
intensiva en conocimiento como la intensiva en
puestos de trabajo. Si lo hacemos, soy de quienes cree, que hay muchas razones para mirar el futuro con optimismo.