En el mundo del deporte, y sobre todo en el del baloncesto, a menudo se utiliza el concepto intangibles para referirse a todos aquellos aspectos positivos que desarrolla un jugador durante el partido y que no quedan reflejados a las estadísticas que se elaboran a finales de los encuentros. Así, una buena defiende, la astucia táctica o el liderazgo ejercido en momentos clave son ejemplos del que denominamos intangibles.
Haciendo un paralelismo con el mundo de la empresa, encontramos también estos intangibles: maneras de hacer y obrar que a pesar de que no tienen un efecto directo ni claro sobre los resultados (del tipo que sean) son indispensables por el buen funcionamiento de las organizaciones. Hacer un repaso de las situaciones donde se visualizan estos hechos impalpables seria muy pesado, pero vale la pena hacerlo en una cuestión vital: el inicio de nuevos proyectos en el seno de la empresa.
En efecto, la generación de ydees, su gestación y puesta en marcha es un aspecto esencial por la revitalización de las empresas, responsable en gran medida de la futura supervivencia y rentabilidad. Seguramente este proceso de endegament de nuevas actividades es el más complejo que una empresa puede seguir, porque en el fondo depende, sobre todo, de las habilidades humanas íntimamente ligadas a la creatividad: la imaginación y la intuición.
Estos atributos necesitan un entorno amable que las incentive y de una voluntad directiva que las estimule. Requiere, en definitiva, una cultura organizativa (intangible, por supuesto) que promocione y dé valor a las personas capaces de idear proyectos, que por definición suelen estar poco avezadas a hacerse notar.
En este sentido, algunas formas de hacer y actitudes asesinan, directamente, el espíritu creativo que puede transcurre por la empresa. Para evitar este atropello descoratjador es tan importante hacer como dejar hacer, y es cosa de los grandes directivos cuando conviene hacer una cosa u otra. El liderazgo pues, no es ponerse delante de todo siempre, sino también saber cuando hay que dejara quien lo merece o puede desarrollar mejor las tareas en cada situación.
Crear este clima de confianza, donde quien cultiva compilación, es un terreno que conviene adobar y gestionar. Incentivar la proliferación de ideas tendría que ser básico a cualquier institución, y para hacerlo es necesario contar con una dirección tolerante: a la diferencia de criterio, al error y al riesgo. Sin la comprensión y asunción de estos tres factores resulta imposible crear nada nuevo.
Otros aspectos a tener en cuenta son por ejemplo no manllevar ideas a quienes las ha tenido, hecho que resulta desmotivador, y en todo caso reconocer (y no sólo monetariamente!) el mérito de las personas más osadas y creativas.
El alpinista Reinhold Messner afirmó un día que "nada habría podido suceder si alguien no lo hubiera imaginado", y es que mucho antes que las grandes presentaciones, que la R D o incluso de cualquier documento estratégico, siempre, siempre, hay una muchedumbre de neuronas en algún cerebro de la organización que se agermanen para crear una idea original, y quien sabe, si nunca ver.
Saber identificar las personas que tienen esta rara virtud, motivarlas, protegerlas y retenerlas es un trabajo deintangibles que requiere una grande dosifique reflexión personal, por capir al fin, si nuestro comportamiento directivo es un freno, un moderador o un acelerador por el desarrollo de la empresa.
El MBA que la UVIC-UCC ha anunciado busca, además de transmitir los conocimientos más avanzados en dirección y administraciónde empresas, ofrecer a los participantes también esta vertiente intangible. El futuro de las empresas, y por lo tanto de nuestro territorio, pasa en buena parte, para saber gestionar los intangibles, un aspecto que traspasa las aulas y los libros y que se aprende a base de contrastar experiencias y puntos de vista con los compañeros y profesores.
Y es que el compartir vivencias, enfoques y argumentos es, vet-lo aquí, un aprendizaje informal que también recoge el MBA, y que por cierto también es intangible.