Casi como una maldición bíblica se están cumpliendo los pronósticos del Premio Nobel Stirlitz sobre la desigualdad a las sociedades actuales puesto crisis. El efecto de la crisis ha sido devastador, y sus consecuencias sociales empiezan ya a dejarse ver, no sin miedo, a los últimos zarandeos de este terremoto, todavía más demolidor que el del 1929 que tuvo un dramático final por todos conocido.
Probablemente, los trastornos en esta oportunidad todavía son más grandes: Grecia ha perdido casi un 25% de su PIB; España está a la cola de la desigualdad entre los países de la UE según el índice Gini, con una renta per cápita por debajo de la media a la UE de los 28, con una pérdida del 10% de los ingresos de las familias españolas desde el 2009. El endeudamiento público y privado en España equivale ya al 315% del PIB, dado que las familias arrastraban un peligroso abuso del crédito que provocó, en buena parte, al crack de la burbuja inmobiliaria y el consiguiente rescate de nuestra banca.
El problema de la desigualdad es de una dimensión planetaria. La globalización ha provocado esta metástasis y la muy frágil sostenibilidad, como ya pronosticó, casi hace dos decenios, el sociólogo Ulrich Beck, quien acaba de morir en Alemania. Además globalización, menos control de las empresas transnacionales; menor presión fiscal garantizada, por la volatilidad de estas grandes empresas que saben burlar las leyes fiscales de los Estados, encontrando acomodo en los numerosos paraísos fiscales.
Qué pueden hacer los Parlamentos y los ordenamientos jurídicos contra este fenómeno? Los que funcionan transnacionalmente disfrutan de todas las ventajas a la hora de pasar por encima de fronteras y controles fiscales locales. A partir de esta ventaja se origina el fenómeno acumulativo de la desigualdad. Según el Crédito Suisse, el 99% de la población mundial se reparte el 52% de la riqueza global verso al 1% de la población mundial que acumula el 48% restante. Una barbaridad!
Mirado desde otro punto de vista: apenas en dos años este 1% del planeta ha redondeado sus bienes acumulados casi en el 50% de todos los que hay a la economía mundial –según informe de Oxfam Intermon-. Es decir, 70 millones de personas almacenan más bienes y dinero que 7.000 millones de habitantes al planeta. Podemos considerar justo un sistema económico-institucional que el 2010 consintió que 388 de arximilionaris dispusieran de la misma cantidad de bienes que la mitad más necesitada de la población mundial? Es tolerable que esta cifra el 2014 se haya reducido a sólo 80 multimillonarios? Que quizás no es un regreso al sistema feudal, a un capitalismo excluyente y salvajemente privilegiado por el uso exclusivo de una insoportable oligarquía mundial? Mientras tanto, del 2009 al 2014 la población mundial era menos rica que cinco años antes. No hay que tener dotes proféticas para concluir que esta dinámica acumulativa nos trae al destrozo social.
En esto estamos un año más cuando se abre el World Economic Forum, en la ciudad de Davos (Suiza), donde más de 2.000 empresarios, economistas, políticos, líderes mundiales debatirán sobre esta escandalosa realidad. "Tenemos que afrontar riesgos muy peligrosos", ha manifestado su director Klaus Schwab, pidiendo cooperación internacional, a pesar de que casi nunca ha funcionado según postulados de responsabilidad social y ética. Naturalmente, factores como por ejemplo la pérdida de poder adquisitivo familiar, descenso de los ingresos salariales, brutal bajada del precio del petróleo, frenada a los precios del consumo, etc. sólo son un pronóstico de la amenaza de deflación , que sería el golpe de gracia en esta durísima salida de la crisis.
Ya en 2012 a Davos, Nouriel Roubini –conocido como Doctor Catástrofes- anunció los efectos destructivos de las hipotecas subprime en los EE.UU. en el mismo momento que advertía de la posible salida de Grecia de la zona Euro. Todos hemos sentido los avisos de Bruselas y Berlin en Grecia. Todos conocemos el efecto electoral de Syriza con una izquierda que podría barrer del poder a los conservadores. Todos tememos los efectos sobre Podemos en la España preelectoral...
Entonces, por qué no se corrigieron a tiempo las causas de este desgavell económico y social? Nada más lógico y coherente como el discurso deObama en el Congreso y en el Senado el pasado día 20 de enero. Un claro mensaje: o recuperamos el colchón amortiguador de la clase mediana o vamos hacia el inexorable enfrentamiento social violento. Que tomen nota los señores feudales del Capital.