La tecnologías móviles están provocando en el conjunto de nuestra sociedad una transformación acelerada. Una parte muy importante de estos cambios los hemos asumido con naturalidad, incluso a veces con entusiasmo. La razón principal por la cual la revolución móvil ha generado tanta aceptación es porque las personas encuentran utilidad en esta transformación.
No tenemos que buscar mucho argumentos porque una persona le encuentre valor en un teléfono móvil, mucho menos un smartphone. Sin embargo, algunos entornos empresariales no han conseguido todavía entender o percibir el cambio que las tecnologías móviles suponen para el conjunto de la sociedad y, en concreto, para su actividad. Valgan como ejemplo algunas cifras para contextualizar el alcance de esta transformación:
- El número de conexiones móviles llegará el 2013 los 7.400 millones, casi el doble que hace cinco años y una cifra superior al número de habitantes a la Tierra. El 2009habrán al mundo casi 10.00 millones de conexiones móviles.
- El tránsito que circula por las redes de telefonía móvil crecerá a una tasa mediana del 66% anual hasta el 2017.
- Las tecnologías móviles aplicadas a la salud pueden ahorrar más de 400.000 millones de dólares a los sistemas sanitarios públicos de los países de la OCDE
- El ecosistema móvil supone el 2,2% del PIB mundial
La potencialidad de las soluciones móviles alcanza a todos los sectores y también las formas de organización y de gobierno de los estados. Tal es el alcance en el ámbito institucional y de negocios que para las empresas y las AAPP no hay elección: o se suben a este tren como líderes, con el espíritu de aprovechar y buscar oportunidades en este proceso de cambio, o más bien que tarde este tres los pasará por sobre.
La dificultad de esta transformación no es un problema tecnológico. En muchas ocasiones es un problema de visión de futuro, a menudo, otro de intereses comerciales y, en otros, de simple resistencia al cambio. Un ejemplo de la dificultad de transformación serían los sistemas de pago y registro a través de soluciones móviles.
A todos nos resultaría mucho más cómodo pagar con el móvil a cualquier lugar y utilizar el aparato para abrir nuestra puerta de casa o del coche, acceder a descuentos y promociones especiales en comercios o pasar por el control de billetes de un transporte público sin necesidad de sacar un ticket físico. Esto ya es posible, la tecnología está desde hace tiempo, pero hacen falta hasta ocho agentes diferentes (el desarrollador de la pasarela de pago, la entidad financiera, los comerciantes, el intermediario financiero por medio de pago, los operadores, los fabricantes de chips, el proveedores de servicios, los distribuidores de estos servicios, etc.) para poder avanzar en soluciones que no suponen ningún reto tecnológico.
No es sencillo poner según tantos agentes. Además, la coyuntura económica no nos acompaña. Pero esta transformación, esta apuesta por la innovación y la inversión, es una de las pocas garantías de éxito que obtendremos si de verdad estamos dispuestos a liderar el cambio. Este es uno de los aspectos donde la MWCB puede jugar un papel esencial: acompañar las empresas porque lo vean valor a esta transformación, porque desarrollen soluciones eficientes que superen trabas como la falta de estandarización o la ausencia de campos de pruebas.