Las vacaciones sirven para desconectar, pero no siempre es posible. Estoy pasando estas vacaciones trabajando, en el ordenador, contemplando por la ventana las tormentas y las oleadas de calor con las que nos deleita el verano. Las tormentas me recuerdan las temporadas de trasbals, donde no sabemos hacia donde vamos. No sabemos si nos rescatan, si el euro se hunde, o si hay cambio de gobierno. Aun así, los periodos entre tormentas son las oleadas de calor, en las que si sales a la calle te quemes las suelas de los zapatos. Como nuestro día a día, en el que no somos capaces de levantar la vista, donde nos cuesta que la economía remonte.
Aun el calor este último trimestre hemos tenido una economía plana, quiere decir que hemos logrado un nuevo hito. No quiere decir que la situación sea buena, pero el camino está claro.
También nos hemos enterado que en los últimos cuatro años la población catalana ha bajado en medio millón, siéramos siete millones y medio (de los seis millones ya hace años), esto quiere decir que la bajada ha sido del 6,66%, el que puede explicar en parte la bajada de consumo. Aun así, el panorama es oscuro: las personas son la fuente de la demanda, más personas, más pisos, más consumo, más economía. Recuerdo cuando hacíamos cabezas y hospitales, comisarías y juzgados, responden a un aumento importante de población, y a su desplazamiento hacia áreas alejadas de los centros. Ahora estas cabezas, estas escuelas, tendrán menos enfermos y menos niños. El gobierno supongo que cerrará algunos centros, alguna escuela, ya está a las noticias. Y tiene sentido, si antesconstruíamos de nuevas, ahora setienen que cerrar, el coste operativo es caro.
Pero tengo la sensación de que todo ha sido...un boom? Un espejismo? Definitivamente el camino largo, que hace subida suave, siempre es mejor que los trencacames. Ahora parece que estemos a un plan, fuera bueno que al pie de una carena suave y verde.