Vivir en catalán (y siete anécdotas más)

Dicen que vivir plenamente en catalán no es fácil en Catalunya, pero como nacida y criada en Tona (Osona) y posteriormente afincada en Barcelona -más del 71% de los osonenses se identifican plenamente con el catalán, según el Informecat 2023 de Plataforma per la Llengua- creo que gran parte de la voluntad de vivir en catalán recae en la voluntad de uno mismo y de cómo afronta el día a día. Y, evidentemente, sin obviar las circunstancias personales y profesionales de cada uno a lo largo de su infancia, adolescencia y vida adulta, que también pueden ser un factor determinante. Pero, sinceramente, considero que para impulsar una lengua, todo el mundo puede aportar su grano de arena, por pequeño que sea.

No negaré que hay cifras alarmantes y de cierto retroceso como que el catalán no es la lengua habitual de los jóvenes en ninguno de los distritos de Barcelona, según el propio Informecat. De hecho, sólo Sarrià-Sant Gervasi y Gràcia tienen más de un 40% de residentes jóvenes que hablan en lengua catalana habitualmente. Ahora bien, como visión constructiva (y así es la filosofía que impregnamos cada día desde VIA Empresa), ¿quién habría apostado hace un año que el catalán, el euskera y el gallego podrían hablarse con normalidad en el Congreso de Diputados de Madrid ? ¿O que la oficialidad del catalán estaría en vías de negociación en Europa? Y nada menos importante, el catalán vuelve a asomarse a Google gracias a la actualización del algoritmo que duplica la presencia de la lengua en los primeros resultados. Cabe destacar que el 90% de los usuarios abandona la primera página del buscador si no encuentra un resultado. Por tanto, un avance histórico para los más de 10 millones de catalanohablantes que nos permitirá gozar de una protección legal que hasta ahora no teníamos y que puede suponer más presencia, más necesidad de uso, proyección y el prestigio definitivo. Y, también, en el ámbito empresarial.

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A continuación vincularé siete anécdotas personales y profesionales (algunas con humor, otras ciertamente dramáticas y que requieren esfuerzo o respirar en profundidad) y que me permiten poder vivir plenamente con mi lengua.

1. Monolingües que opinan de trilingües

Fruto de una experiencia de meses en Londres para aprender inglés, un británico que trabajaba conmigo "le hacía gracia el acento que teníamos los catalanes cuando hablábamos en inglés". "Es que Gemma, pronunciáis cada letra y se me escapa la risa", continuaba. Allí si que decidí responder: "¿Sabes qué pasa Taylor? Que eres una persona monolingue inglesa - me has confesado que sólo sabes decir buenos días y sangría en castellano - opinando del acento y de la gracia que te hace cuando habla una persona trilingüe que es capaz de defenderse en tres idiomas plenamente y que a dónde viaja y se establece rápidamente muestra respeto por la lengua que se habla". A partir de esto se acabaron ciertas bromas pesadas e, incluso, al cabo de unos días me mostró cierto interés por el catalán. Y me enseñó un vídeo de castellers que había visto en Instagram: "¡Me encantan estas torres humanas!".

El entrenador del Girona, que ahora es líder de la Liga española con su equipo, aterrizó en la ciudad hace tan sólo dos años y habla catalán con gran fluidez

2. La gran diversidad de acentos en Catalunya

"¿De dónde eres?" Ésta es la pregunta que más me repiten cada día. A veces, no tener un acento barcelonés o "estándar" (¿qué es estándar? Daría para escribir otro artículo de opinión), provoca que cuando te presenten personas, ésta sea tu carta de presentación. Algunos se aventuran y me han dicho si era mallorquina, leridana, gerundense, del Pirineo o incluso de la Catalunya Nord. Amablemente les comento que de Osona, pero me sorprende el desconocimiento de cada dialecto que hay. Que por cierto, cada acento del catalán es único y es un auténtico privilegio descubrir nuevas palabras todos los días.

Hay más ciudadanos catalanohablantes que nativos anglófonos en la Unión Europea, según las últimas estadísticas

3. La apariencia física: cuando te confunden con una 'turista del norte'

Varios informes de Plataforma per la Llengua se encargan de críticar que cerca del 80% de los catalanes se cambian de lengua cuando ven a alguien con una "apariencia física diferente". Y animan a seguir manteniendo el catalán en todos los contextos y situaciones. Una opinión que comparto con agrado, pero que a menudo me lo encuentro a la inversa. Cuando voy a una cafetería del Eixample barcelonés o del corazón de la capital catalana, en numerosas ocasiones me traen la carta y el menú en inglés, no sé si es fruto de mi apariencia física (muy alta, blanca y castaña). Rápidamente les respondo que "si me pueden llevar la carta en catalán" y que "per començar voldria un cafè amb llet de civada descafeinat i que posteriorment voldré un entrepà petit de llangonissa de Vic". Y tan ancha.

4. Priorizar el catalán en la empresa

Después de varias trayectorias profesionales en pequeñas, medianas empresas y multinacionales, siempre he sido partidaria de mantener mi idioma en todos los contextos posibles. Varias personas de mi círculo me comentan que "soy privilegiada, que en su multinacional deben utilizar el inglés en todos los contextos, incluso en los más informales y que si ahora escribieran en catalán harían muchas faltas de ortografía y Pompeu Fabra caería del cielo". O también "Gemma, hoy he descubierto que el de finanzas habla en catalán y pensaba que era de fuera. Lo tiene guapísimo", me comentan.

Con la oficialidad del catalán en el Congreso de Diputados y Europa es la oportunidad ideal de cambiar el chip

Y es aquí donde las empresas tienen un papel esencial para darle la vuelta. En este artículo de VIA Empresa, el director de Termcat Jordi Bover, apuntaba que con la oficialidad del catalán "es la oportunidad ideal de cambiar el chip". "Debemos conseguir que el catalán sea la lengua de entrada por defecto de las organizaciones y que se encuentren varias opciones para que los demás usuarios y trabajadores se habituen", destaca. Y concluye: "Hay muchos miembros de corporaciones que lo conocen, pero por culpa de una legislación que no va a favor y la no oficialidad en algunos contextos, el idioma adopta un rol pasivo y secundario. Por suerte, ahora ya no será necesario".

Otro tema aparte son algunas corporaciones que contactan nuestro medio para presentar su actividad y darse a conocer. Los términos made in Catalonia, con sede en Barcelona o "nacidos en el país" son frecuentes en las comunicaciones por teléfono con una servidora. Ahora bien, cuando entro en su portal web o en sus redes sociales para saber más detalles, el catalán es inexistente.

5. Hacer sexy el catalán

Debo confesar que esta expresión la utilizamos a menudo en VIA Empresa, en este caso para hacer sexy la economía, que según cómo se presente la materia puede llegar a ser pesada para los lectores. Y también lo he versionado en mi día a día. El propio Bover me explicaba que si se consigue la oficialidad del catalán, "más que ganar hablantes de forma limpia, puede variar el rol pasivo de algunos de ellos que tienen conocimiento e incentivar al utilizarlo en más usos". Sin embargo, el experto no descarta que a medio plazo pueda aumentar el número de hablantes. Y lo ejemplifica con los estudiantes de Erasmus que vienen a nuestro país a estudiar y que podrán ver que "la lengua sirve de verdad". Lo he podido ver examplificado desde hace años con los estudiantes de Erasmus que vienen a la Universitat de Vic para estudiar unos meses y que salen con el aprendizaje de un catalán básico para el día a día y, que tiempo después, confiesan que les ha servido más de lo que esperaban.

Més info: El catalán escala posiciones en el ranking mundial

Es esencial que nuestros amigos, compañeros de trabajo, de estudios o personas que son del extranjero vean que el catalán es fácil de aprender, que se utiliza y que fomenta, todavía más, la integración. Finalmente, hay más ciudadanos catalanoparlantes que nativos anglòfons a la Unión Europea, según las últimas estadísticas.

6. Las llamadas 'spam' y el catalán

En toda ley, a menudo hay una trampa. Cuando la Ley General de Telecomunicaciones entró en vigor a finales de junio y anunciaba el "fin de las llamadas spam", se ponía fin a las llamadas de forma insistente, en horas intempestivas, que tan molestaba a la población. Sin embargo, muchas empresas desafían la Ley de Telecomunicaciones, desde el extranjero, con llamadas automatizadas o saltándose la Lista Robinson. Cuando recibo una llamada de otro idioma –a menudo hablando de banca, si quiero microcréditos o si quiero el pack completo para ver el fútbol– aprovecho para pedir ser atendida en catalán para que me comenten más a fondo los temas. Irónicamente, no sé porqué pero me acaban colgando y últimamente no recibo más llamadas.

7. La música, el teatro y el cine en catalán

Vivimos un momento único en cuanto al catalán en la música (¿quién no ha asistido a un concierto de The Tyets este verano?) ¿o ha podido ver representaciones teatrales en su pueblo de origen? De hecho, The Tyets ha conseguido el Disco de Platino con Coti x Coti, que acumula ya más de 13 millones de reproducciones en Spotify y hemos visto reproducida la canción mientras el Barça femenino celebraba la segunda Liga de Campeones en Eindhoven o incluso con la victoria de la selección española en Nueva Zelanda.

Con la oficialidad del catalán en Europa, se hablaría ante 430 millones de ciudadanos de toda Europa y tendría consecuencias políticas, simbólicas y democráticas

Es el momento de poder gozar de la cultura en nuestra lengua, aunque a menudo el precio a pagar es más elevado que en castellano o inglés. Prometo que vale la pena. O incluso la cantidad de personas del resto del Estado y latinoamérica que se ha enamorado de nuestra lengua por series como Merlí. Ahora es el momento de aprovechar la globalización para acercar, aún más, nuestro idioma a todo el mundo. Desde Netflix, a HBO, o en el cine con películas de la talla de Alcarràs y también de nuestro día a día con la gente que nos rodea.

Con la oficialidad del catalán en Europa, se hablaría frente a 430 millones de ciudadanos de toda Europa y tendría consecuencias políticas, simbólicas y democráticas. E incluso el Girona, ahora líder en la primera división de fútbol española, que cautiva a los espectadores con su buen juego y un entrenador carismático. Miguel Ángel Sánchez Muñoz, conocido como Míchel, que madrileño de origen siempre ha pedido que se le pregunte en las ruedas de prensa en catalán, que quiere aprenderlo. Y dos años después, equivocándose y pidiendo la traducción de ciertas palabras, lo ha logrado con fluidez.

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