Ser mujer, obstáculo añadido al trabajo en el campo?

Hay pocas mujeres en los consejos rectores de las cooperativas y si las ganancias no llegan para dos cotizaciones, suele ser el hombre quien está dado de alta

Las mujeres de l'Horta sonidón pocas però toman protagonismo con el tiempo Las mujeres de l'Horta sonidón pocas però toman protagonismo con el tiempo

Bienfi Quirant tiene 57 años y trabaja la preciada uva del Vinalopó en sus campos de Monforte del Cid del Cid (Vinalopó Mitjà, Alicante), donde produce unos 45.000 kilos anuales. La ayuda su marido, pero la propietaria y quien manda es ella. Antes tenían un almacén donde cortaban, limpiaban y preparaban el producto para el mercado; desde hace 10 años, ahora solo se encarga de hacer la poda y aplicar los fitosanitarios porque el resto (recoleta, limpieza, comercialización) lo ha dejado en manos de la cooperativa del pueblo. Tradicionalmente a las mujeres de la huerta valenciana -y de tantas- se les atribuyó la responsabilidad de alimentar y cuidar la familia bajo un esquema patriarcal. Ahora, un tímido cambio llega de la mano de recién llegadas al campo que se dedican a un modelo de negocio orientado a los nuevos hábitos de consumo de las sociedades postindustriales. Coincidiendo con el Día Internacional de las Mujeres Rurales, hablamos de la agricultura ecológica, la venta directa o las entregas a domicilio.

En Monforte del Cid son los hombres los que dominan la gestión y las decisiones. Quirant no quiere entrar, pero asegura que nunca ha recibido "ningún comentario discriminante" para ser mujer; en cambio, sí que considera que su profesión ("soy labradora y lo digo con orgullo", expresa) está menospreciada: "La gente no valora un trabajo que es de donde comemos todos y comporta mucho sacrificio y muchos gastos. Es difícil sobrevivir", reconoce. La nueva Cátedra l'Horta de València creada por el Ayuntamiento de València y la Universitat de València (UV) busca divulgar y difundir el conocimiento sobre el campo, las personas que lo habitan, el territorio, el paisaje, los sistemas de regadío y el patrimonio. Y por supuesto, con perspectiva de género. Cuál es el protagonismo actual de las mujeres?

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Otra generación de agricultoras la representa Carmen Gimeno, de 24 años, ingeniera agrónoma al Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) que hasta hace un mes trabajaba en el proyecto agroecologico Vorasenda, en Carpesa (Huerta Norte, València). Allí hacía de todo: trabajaba la tierra, repartía con la furgoneta... pero confiesa que a veces terminaba la jornada con sensación "de rabia". "Los labradores te miran con sorpresa por ser mujer y te intentan ayudar, pero no desde una posición de igual a igual, sino de superioridad. No te toman en serio, yo sentía que ante los otros tenía que demostrar cosas, pero no tendría que ser así. Te acaba afectando", relata.

Quirant: "La gente no valora un trabajo que es de donde comemos todos y comporta mucho sacrificio y muchos gastos" 

Dentro del proyecto, cuenta que la relación tampoco era del todo equilibrada por el contexto de sociedad patriarcal en que vivimos: "Por mucho que estés en un proyecto supuestamente agroecológico y feminista, siguen existiendo discriminaciones. No es de una manera consciente, pero están allí. Se ve a la hora de ser escuchada o en el reparto de tareas". Añade el caso de la mujer-madre que ayuda al hijo o hija que decide emprender en el campo y que hace "tareas invisibilizadas" y no remuneradas como la limpieza o transformación del producto.

Un 8% de mujeres en los órganos rectorals de las cooperativas

Regina Campos, presidenta de Fademur País Valencià, lamenta que las cosas en el campo no han cambiado para las mujeres: "La mujer está prácticamente como estaba, invisibilizada totalmente. Sigue trabajando, pero sigue oculta, sin cotizar, y sobre todo, sin representación en los órganos que están en el campo, que son las cooperativas agrarias y agroalimentarias. Nuestra lucha principal es que estén visibilizadas y representadas".

Estas son los datos: hay un 28% de mujeres socias de cooperativas, a pesar de que hay "muchas más" que "no están dadas de alta ni como trabajadoras ni como socias de la cooperativa"; de ellas, sólo un 8% están en los órganos rectores de las cooperativas.

"Entrar en un salón de plenos a las 10 de la noche que está lleno de hombres y donde se te menosprecia por ser mujer, lo complica. Es difícil que una mujer se sienta a gusto en un entorno así. No tienen que ser heroínas, tiene que ser una cosa normalizada. Por lo tanto, los consejos de dirección están muy sesgados", explica Campos. La agrónoma Carmen Gimeno explica la carencia de mujeres en los lugares de toma de decisiones también por el rol de cuidadora que tradicionalmente se ha asignado a este género (casa, hijos, etc.) y que hace que no tengan tiempo para participar en estos espacios.

"Siempre acaba siendo el hombre quien acaba cotizando"

Buscamos la raíz del problema. "La mujer ha jugado históricamente un papel subalterno en el campo. Cuidaba la familia y ayudaba en determinadas tareas agrarias. Su trabajo era muy esclavo. Además, su papel crucial no era reconocido ni por los hombres ni por las mismas mujeres. Con el desarrollo económico de las últimas décadas, las mujeres han tenido la oportunidad de abandonar las tareas agrarias, ocuparse en trabajos urbanos menos esclavos y emanciparse del campo. Hoy en día quedan muy pocas mujeres en el campo y suelen ser de edad avanzada y muchas viudas", lo explica el codirector de la Cátedra l'Horta y profesor de Geografía, Joan Carles Membrado.

Campos explica que la clave está en la titularidad de las tierras: "Normalmente, cuando hay una pareja heterosexual al uso, de hombre y mujer, y los dos trabajan el campo, el trabajo es insuficiente para tener dos cotizaciones. Siempre acaba siendo el hombre quien acaba cotizando y la mujer, no". Dice que la ley ya contempla la titularidad compartida porque el campo sea igualitario, "pero no es real" porque "no es viable. Necesitamos medidas de reducción en las cotizaciones porque las mujeres no estén en negro, por ejemplo", añade.

Campos: "El desprecio que tenemos en la estructura social se reproduce de manera muy fuerte en el campo porque todos los agentes con que se topan son hombres"

Hoy el campo ha cambiado, y no sólo por la mecanización, sino por los nuevos productos y formas de vender. Aquí es donde entra el protagonismo actual de las mujeres. "Están siempre que hay un valor añadido al producto, haciendo mermeladas o licores. Es muy complicado conocer a una mujer que esté cosechando naranjas y enviándolas a Madrid; el desprecio que tenemos en la estructura social se reproduce de manera muy fuerte en el campo porque todos los agentes con que se topan son hombres, es un ambiente donde no se encuentran cómodas", explica la presidenta de Fadermur-PV.

Membrado destaca el papel del Plan de Acción Territorial (PAT) de ordenación y dinamización de l'Horta de València, aprobado por la Generalitat Valenciana y que augura que será un revulsivo económico del espacio agrario. Una de las medidas que contempla es precisamente la introducción de nuevas actividades económicas y complementarias con la actividad agraria, como la creación de espacios gastronómicos, viviendas de uso turísticos, museos agrarios, mercadillos y puntos de venta.

"Creo que tendría que haber un mercado en la ciudad de València para que la gente pudiera comprar productos de l'Horta cada sábado o domingo. También sería clave que hubiera un sistema de envío a domicilio de productos hortícolas locales", observa el profesor.

Explica que el PAT también busca "el fomento y la adopción de medidas que favorezcan la presencia equilibrada de mujeres y hombres en las actividades económicas, tanto agrarias como aquellas complementarias que se introduzcan, de forma que se visibilitze el trabajo femenino y se promocione la incorporación de las mujeres a la titularidad de las explotaciones".

Membrado considera que "sin la presencia femenina, l'Horta no volverá a revivir" y coincide en el hecho que últimamente son las mujeres quienes "han promovido la venta de productos ecológicos, de variedades desaparecidas, menos vistosas pero más sabrosas, y son ellas las que tratan de dar un valor añadido al producto. En esta sociedad postindustrial que busca el producto exclusivo y único, es fundamental el papel de la innovación que da un valor añadido al producto. Las mujeres tienen mucho que decir y hacer al respeto. Sin ellas, la huerta no sobrevivirá", sostiene.

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