Alimentos con sello de lujo

La DOP y la IGP son dos distintivos que garantizan la calidad de los productos catalanes y que la mayoría de empresas utilizan como estrategia de marketing para vender "productos con carácter"

Producir en casa, siguiendo la receta tradicional y enriqueciendo el mercado local tiene premio. Puede ser en forma de reconocimiento por parte del consumidor, pero también como sello de calidad. De estos hay varios y entre ellos destacan la Indicación de Origen Protegida (IGP) y la Denominación de Origen Protegido (DOP). Dentro de las fronteras catalanas, están reconocidos un total de 18 productos diferentes, 10 tienen la DOP y 8 la IGP. Entre ellos hay el pan de labrador catalán, el turrón de Agramunt, la manzana de Girona o la avellana de Reus. A la lista no se encuentra, en cambio, una de las longanizas más famosas de Cataluña, la de Casa Sendra. La misma que el 2006 obtuvo el Coq de Oro como mejor producto español, galardón otorgat por la publicación francesa especializada en productos artesanos Le Guide desGourmands . También hablamos de la casa que, después de 165 años de historia, cierra sus puertas para no aceptar el que precisamente le impone la IGP. Cuáles son los pros y contras, pues, de este distintivo?

El rechazo de Casa Sendra
Con un pie casi a la jubilación, su propietario, Pau Arboix de 71 años, se ha visto empujado a tomar la decisión de cerrar después de un litigio con la Generalitat que ha durado 9 años. El por qué está al indicar a la etiqueta que su longaniza es de Vic , un término que es ilegal incorporar si no se está adherido a la Indicación Geográfica Protegida que certifica la calidad y originalidad de la longaniza hecha en este punto.

Totalmente en contra de este reglamento, Arboix define el sello de calidad como "farsa", asegurando que él es el único que elabora la longaniza con el método y los ingredientes tradicionales: "sal y pimienta". Remarca que no hay aditivos y menciona el nitrito de potasio, un elemento que contienen otras longanizas que sí pueden incluir Vic en el etiquetado por el hecho de haber pedido la IGP y cumplir los requisitos. Si el producto está hecho en Vic, contiene los ingredientes básicos y es 100% natural, donde hay el problema? Esto es el que se pregunta el propietario de Casa Sendra.

El significado de IGP y DOP
Tanto la IGP como la DOP son sellos de calidad. El primero engloba los productos que están ligados en un región porque una de sus fases de producción, transformación o elaboración se hace allá. El segundo, en cambio, está íntegramente producido en la zona, y a menudo usa materia primera local. Los dos, no obstante, denotan un estándar de calidad y reputación elevado.

Para adherirse hay que cumplir los requisitos geográficos, pasar unos controles de calidad y abonar una cuota concreta. Si se pasa el examen, ya se puede añadir el sello distintivo y la localización al etiquetado.

Arboix, con una negativa rotunda a aceptar que la longaniza pueda incluir nitrato de potasio para rebajar los niveles de sal, nunca ha aceptado la IGP . Dado que la fábrica se encuentra en Vic, la etiqueta de sus productos siempre han traído el nombre de la ciudad y esto hizo que los otros productores de la zona lo demandaran.

Un nivel de exigencia demasiado elevado
El vicepresidente de la Federación de Cooperativas Agrarias de Cataluña (FCAC), Joan Segura, no se muestra sorprendido ante la historia. Con un cálculo rápido, sitúa en un 80% el volumen de producción local que no pasa los controles, y todo por el nivel de exigencia, el cual es "tan alto que el productor se plantea si vale la pena estar dentro".

Segura cuenta alrededor de cinco el total de filtros que un producto necesita pasar para obtener la DOP o la IGP , incluyendo los de la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC). Excesivo o no, su consideración es que el proceso está "abandonado", y refuerza esta idea recordando que el mismo 80% que no supera los requisitos es el que no tiene ningún reconocimiento a pesar de hacer un producto bueno y de la tierra.

Valor añadido?
"Creo que los productos con DOP o IGP tienen un 10% de valor añadido", responde Joan Segura. A pesar de que es innegable que la crisis los ha hecho daño, dado que tienen un precio más elevado, el vicepresidente de la federación continúa creyente que de cara al consumidor es una buena promoción y defiende este tipo de reconocimiento por los productores. 

A todo esto añade que es también un reconocimiento para la tarea que hacen los productores. Estas garantías de calidad enaltecen aspectos como ser de proximidad , de km 0, elaborado con materias primeras locales y/o naturales... Son elementos que cada día tienen más valor, pero que a la vez aumentan los umbrales de exigencia en los controles.

Una región rica, pero poco valorada en casa
Cataluña destaca para ser la única comunidad autónoma que tiene una federación de DOP e IGP. Un primer paso, que necesita de un segundo. El vicepresidente de la FCAC pone de manifiesto que el sector público tendría que apostar más por la calidad del producto catalán y apoyarlos.

Entre los elementos que destaca Segura está el de explotar la imagen de Barcelona : "Podría ser un gran escaparate para la alimentación, pero hay tanta variedad de productos y de todas partes, que es difícil hacer destacar el de casa sin ninguna ayuda". A este handicap añade el mencionado contexto económico, el cual ha hecho que sólo "un 5% del consumidor apueste por estos productos, haciendo que la mayor parte se destine a la exportación". Y pone como ejemplo los aceites, donde los catalanes se sitúan entre los mejores de Europa.

Aceites a favor de los sellos de calidad
Entre las diversas cooperativas catalanas que producen aceite se encuentra Arbequina, quien tiene la distinción DOP en su aceite de Arbeca de Lleida. El director general, Jesús Rué, explica que tienen la denominación desde que se fundó hace ya 27 años, por el que no lo entienden sin ella. "Es una cosa que sentimos nuestro", enfatiza, "y que el cliente que valora esta calidad, nos lo reconoce".

La DOP y la IGP están también reconocidas por la UE, un detalle que no ha sido siempre así: "Ser un producto garantizado en todas partes es gracias a la certificación que da ahora la ENAC, y sirve para darse a conocer y no dejar que esta denominación de origen pierda influencia como pasaba antes". Hoy por hoy, sólo los aceites italianos superan la calidad de los catalanes, pero el reconocimiento internacional los ha permitido ganar una cuota de mercado que esperan seguir aumentando,
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