Es un tema recurrente hablar de como la formación profesional que impartimos, así como la docencia en general, se tiene que adaptar a las nuevas tecnologías para que el tejido industrial pueda progresar. Hay una carrera para ser competitivos en el contexto mundial en que, como mínimo, están en juego muchos puestos de trabajo de calidad.
Haciendo un repaso a la oferta formativa de grado medio y superior, que incluyan lo que se va denominando como cuarta revolución industrial, encontramos titulaciones que sólo aportan pequeños parches de este nuevo paradigma, y de manera aislada. Hoy en día, las empresas están cada vez más digitalizadas y, en este escenario, uno/a técnico/a no puede ser capaz de encontrar una solución íntegra dentro de los circuitos académicos existentes.
"Las empresas están cada vez más digitalizadas y, en este escenario, uno/a técnico/a no puede ser capaz de encontrar una solución íntegra dentro de los circuitos académicos existentes"
La Industria 4.0 demanda profesionales que se encuentran cómodos en el espacio común entre las OT (Tecnologías de Producción, como son referidas en un ciclo superior de Fabricación Mecánica o Instalación y Mantenimiento) y las IT (Tecnologías de Información, como a los ciclos de Informática y Comunicaciones). Hacen falta propuestas formativas dirigidas a esta convergencia.
Dos ejemplos para ilustrar necesidades de una formación transversal en Industria 4.0:
- Visualizar como un detector electromecánico de una línea productiva da una señal a un autómata programable, que lo envía a la nube para ser sometido a un análisis de tendencias con algoritmos de inteligencia artificial, y así prever una alerta de mantenimiento.
- Rediseñar un producto mediante impresión 3D para eliminar la necesidad de estocaje al disponer del fichero digital materialitzable en 24h.
Las salidas laborales de estos futuros profesionales son evidentes: serán la base de las empresas que, en un plazo de 20 años, hayan sobrevivido a la oleada que se acerca. Si hacemos bien las cosas, la próxima crisis nos cogerá preparados. Es una preocupación que ya hace tiempo que se aborda desde la universidad: centros como la CIM UPC, creado en los años 90, ofrecen posgrados para formar líderes de innovación tecnológica. Se precisa entonces conectarlos con personal técnico procedente de ciclos formativos que ejecuten este cambio disruptiu.
"Las salidas laborales de estos futuros profesionales son evidentes: serán la base de las empresas que, en un plazo de 20 años, hayan sobrevivido a la oleada que se acerca"
Para acabar, tenemos buenas noticias desde l'Associació Eix de la Riera de Caldes: el espacio SPMakers, a Sta. Perpètua de Mogoda, está impulsando esta colaboración, para generar oportunidades de trabajo a personas en situación de paro en estos ámbitos. Su consolidación es signo de que hay una necesidad y que la conexión universidad - empresa que se da está generando buenos resultados.