
16
de Marzo
de
2016
Act.
16
de Marzo
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2016
El Valle de Boí siempre ha sido presente a la vida de la familia Sirvent. Allá se desplazaba el padre muy a menudo cuando trabajaba a la empresa eléctrica Enher. A Taüll se compraron una casa a finales de los años 60, "cuando los caminos eran de tierra y la práctica de la medicina natural era muy habitual", recuerda Ana Sirvent, propietaria de Taüll Orgánicos, una pequeña firma familiar que recupera la tradición de las curanderas (personas que conocían y aplicaban sus conocimientos de las plantas para curar) cultivando plantas de àrnica que sirven como materia primera para elaborar productos ecológicos que se usan como remedios para calmar los golpes y las inflamaciones.
Es el amor por la botánica y por esta zona del Pirineu el que impulsó a Ana Sirvent a marchar a la montaña hacia el año 2000 para recrear los antiguos remedios en los cuales se aplicaba la tintura de àrnica. A partir de aquí, plantó 80.000 plantas de àrnica en una superficie de media hectárea. Sirvent explica que "nuestro primer producto fue un hielo de àrnica con aplicador de roll dónde, que resultaba ideal en casos de golpes y tensiones musculares, pero que sólo tenía utilidad en casos de dolores y contracturas".
Primer cultivo ecológico de àrnica del Estado
Taüll Orgánicos apostó para diversificar sus gamas de productos, tomando como base la planta de àrnica. "Uno de nuestras ventajas es que controlamos todo el proceso: cultivamos, secamos y traemos la receta a la fábrica porque nos elaboren los extractos". Uno de sus hechos diferenciales se encuentra en que los cultivos que Taüll Orgánicos tiene al Pirineu se han convertido en el primer cultivo ecológico de àrnica del Estado español. De este modo de hacer, han salido productos como el hielo de àrnica, la crema, indicada por recuperaciones musculares y molestias reumàtiques y articulars y los 'potxonets' (palabra del dialecto pallarès que significa besos), que son unas tovalloletes por niños hechas con extractos de manzanilla y àrnica.
El responsable comercial de la empresa, Joan Domínguez, hijo de Ana, comenta que "los potxonets nos han abierto las puertas a otros mercados como el norte de Italia, donde tenemos un proveedor que nos conoció a una feria, el País Vasco o Madrid". Aún así, el mercado catalán todavía supone el 70% de las ventas de Taülls Orgánicos. La compañía familiar facturó 150.000 euros el año pasado gracias a la comercialización de sus productos a varios canales como las farmacias, las tiendas 'bio', algunas clínicas del dolor y las áreas de rehabilitación de algunos hospitales.
Curada por su propia medicina
Ana Sirvent recuerda con un sonreír la anécdota que le pasó hace tres años. "Me estaba tratando en una área de rehabilitación de un hospital de Lleida y me recomendaron un masaje con crema de àrnica. Al final, no pude evitar comentar que aquellas plantas las había cultivado yo". El àrnica de Taüll Orgánicos, que crece a finales del mes de junio, ha adquirido la categoría de producto natural. Sirvent precisa que esta posición la tiene porque "además de ser ecológica, tiene unos parámetros de calidad y unas certificaciones emitidas por entidades del ámbito de la permacultura".
Desde Taüll Orgánicos se defiende que en todos los productos, pero especialmente en los cosméticos,figure la traçabilitat de sus componentes y sus materias primeras. De esta forma creen que se revaloraria una gama de cremas y hielos que ya son considerados como los analgèsics y los cosméticos naturales del alta montaña.

Gama de bienestar natural
A pesar de recuperar una tradición natural, Ana Sirvent tiene claro que Taüll Orgánicos puede ampliar su capacidad de producción. Por eso, la empresa se encuentra a la busca de un socio inversor que aporte entre 40.000 y 50.000 euros para industrializar el proceso. El camino de Taüll Orgánicos se encamina hacia la experimentación con nuevas plantas, como la calèndula, la flor de nieve o la rhodiola, para conseguir fabricar productos dirigidos a la gama de bienestar natural u otras aplicaciones, como las cremas antiaging. Pero siempre acompañados de las flores de àrnica del Pirineu y los consejos milenarios de las curanderas.
Es el amor por la botánica y por esta zona del Pirineu el que impulsó a Ana Sirvent a marchar a la montaña hacia el año 2000 para recrear los antiguos remedios en los cuales se aplicaba la tintura de àrnica. A partir de aquí, plantó 80.000 plantas de àrnica en una superficie de media hectárea. Sirvent explica que "nuestro primer producto fue un hielo de àrnica con aplicador de roll dónde, que resultaba ideal en casos de golpes y tensiones musculares, pero que sólo tenía utilidad en casos de dolores y contracturas".
Primer cultivo ecológico de àrnica del Estado
Taüll Orgánicos apostó para diversificar sus gamas de productos, tomando como base la planta de àrnica. "Uno de nuestras ventajas es que controlamos todo el proceso: cultivamos, secamos y traemos la receta a la fábrica porque nos elaboren los extractos". Uno de sus hechos diferenciales se encuentra en que los cultivos que Taüll Orgánicos tiene al Pirineu se han convertido en el primer cultivo ecológico de àrnica del Estado español. De este modo de hacer, han salido productos como el hielo de àrnica, la crema, indicada por recuperaciones musculares y molestias reumàtiques y articulars y los 'potxonets' (palabra del dialecto pallarès que significa besos), que son unas tovalloletes por niños hechas con extractos de manzanilla y àrnica.
El responsable comercial de la empresa, Joan Domínguez, hijo de Ana, comenta que "los potxonets nos han abierto las puertas a otros mercados como el norte de Italia, donde tenemos un proveedor que nos conoció a una feria, el País Vasco o Madrid". Aún así, el mercado catalán todavía supone el 70% de las ventas de Taülls Orgánicos. La compañía familiar facturó 150.000 euros el año pasado gracias a la comercialización de sus productos a varios canales como las farmacias, las tiendas 'bio', algunas clínicas del dolor y las áreas de rehabilitación de algunos hospitales.
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Madre e hijo lideran el proyecto de Taüll Orgánicos. Dr |
Curada por su propia medicina
Ana Sirvent recuerda con un sonreír la anécdota que le pasó hace tres años. "Me estaba tratando en una área de rehabilitación de un hospital de Lleida y me recomendaron un masaje con crema de àrnica. Al final, no pude evitar comentar que aquellas plantas las había cultivado yo". El àrnica de Taüll Orgánicos, que crece a finales del mes de junio, ha adquirido la categoría de producto natural. Sirvent precisa que esta posición la tiene porque "además de ser ecológica, tiene unos parámetros de calidad y unas certificaciones emitidas por entidades del ámbito de la permacultura".
Desde Taüll Orgánicos se defiende que en todos los productos, pero especialmente en los cosméticos,figure la traçabilitat de sus componentes y sus materias primeras. De esta forma creen que se revaloraria una gama de cremas y hielos que ya son considerados como los analgèsics y los cosméticos naturales del alta montaña.

Gama de bienestar natural
A pesar de recuperar una tradición natural, Ana Sirvent tiene claro que Taüll Orgánicos puede ampliar su capacidad de producción. Por eso, la empresa se encuentra a la busca de un socio inversor que aporte entre 40.000 y 50.000 euros para industrializar el proceso. El camino de Taüll Orgánicos se encamina hacia la experimentación con nuevas plantas, como la calèndula, la flor de nieve o la rhodiola, para conseguir fabricar productos dirigidos a la gama de bienestar natural u otras aplicaciones, como las cremas antiaging. Pero siempre acompañados de las flores de àrnica del Pirineu y los consejos milenarios de las curanderas.