El crudo y el Capital

Andreas Malm explora en su último libro, Capital Fósil, los orígenes compartidos entre el modo de producción y la quema de combustibles hasta la actual emergencia climática

Andreas Malm explora en Capital Fósiles las relaciones entre crema de combustibles, acumulación capitalista y crisis ecológica | EP Andreas Malm explora en Capital Fósiles las relaciones entre crema de combustibles, acumulación capitalista y crisis ecológica | EP

"Cuanto más conocemos las consecuencias, más combustibles fósiles quemamos. Cómo nos hemos metido en este lío?". Con esta pregunta comienza la ecòleg social sueco Andreas Malm la exploración histórica de su último libro, Capital Fósil (Capitan Swing, 2021). El autor recorre, en este ensayo, la historia de la modernidad capitalista y cómo esta está intrínsecamente ligada a la crema de combustibles fósiles, desde el carbón y la máquina de vapor hasta el gas natural y el petróleo. Las décadas, los cerca de dos siglos posteriores al inicio de esta derrota ecológica son, tal como constata Malm, el contexto de la amenaza civilitzatòria que supone la emergencia climática. "La venganza del tiempo", en palabras del sueco.

La obra habla del capitalismo como una economía fósil, esto es, un sistema económico de crecimiento autosostingut basado en un consumo en crecimiento exponencial de combustibles fósiles – con sus consecuentes emisiones de gases en crecimiento, también, exponencial. El autor busca los orígenes del sistema en la implantación de la máquina de vapor entre final del XVIII y principios del XIX. La propuesta de Malm es, de hecho, una aproximación historiográfica a la crisis climática, poniendo en relación el uso de combustibles fósiles con las diferentes fases del capitalismo y sus procesos de acumulación.

Capital Fósil, como cualquier propuesta, en su núcleo, marxista – con sus diferencias en fórmula y ejecución – es un libro profundamente crítico. El rigor académico que lleva al autor a resumir, sintetizar y presentar con todo detalle no solo los datos historiográficos sino también las reflexiones de aquellos que las han estudiado va acompañado de una reformulación radical de muchos de los paradigmas que se han construido sobre sus hombros; desde Wrigley a Crafts, pasando por Teofrasto – en el capítulo dedicado a la economía protofósil.

La profunda conexión entre los núcleos de la acumulación capitalista, en la obra de Malm, y la quema de combustibles fósiles va más allá, incluso, de la cuestión metabólica. La máquina de vapor comienza el que, en las palabras de Alf Hornborg que recoge el sueco, acontece un fetichismo de la máquina – la atribución, dice "de capacidad generativa y productiva independiente a la máquina, el más importante agente del progreso". Muchas de las patas más sólidas del discurso que posa la bastimentada ideológica del modo de producción capitalista, descubre Malm, se sustentan, de hecho, en la crema de combustibles fósiles y las herramientas que la hacen posible.

La reformulación de Marx y la teoría marxista de la historia es, aquí, una natural y energética. El Capital Fósil es, en la obra de Malm, la "base energética de las relaciones burguesas de propiedad". La producción de mercancías, está claro, se basa en el trabajo humano, pero el valor de cambio se hace, también, "por medio de la natura", en la aproximación del sueco. Las materias primeras adquieren un valor más propio cuando Malm plantea que la producción de mercancías consiste a "la extracción de recursos de la natura que se posan en manso de los obreros en forma de mediados de producción que se tienen que aplicar, pulir, elaborar". Una de las grandes virtudes de la obra de Malm es, pues, integrar una visión ecológica en la teoría del valor, central para muchas de las escuelas con que comparte genealogía.

Contra el antropocè

Como cualquier obra con el tipo de crítica que se encarga de construir Malm en su Capital Fósil, el trabajo del sueco tiene una profunda conciencia práctica. La aparición de la crítica al concepto de antropoceno, común a la obra de la ecólogo, lo demuestra. Uno de los últimos ensayos del libro, dedicado a China como "chimenea del mundo" en el momento del capitalismo fósil actual, sirve como puente para propuestas de futuro – propuestas que pasan, afirma, por una "economía planificada de la energía".

Tal como explicó a su última entrevista para VIA Empresa, imaginar los mundos posibles de la transición ecosocial es una de las partes más relevantes de la lucha contra la emergencia climática. "Planificar la economía es el último tabú; pero planificar el clima es una opción digna de consideración" por las economías capitalistas. Esta futurible transición, como explicaba a este mismo diario, puede ser el camino que nos lleve "más allá del capitalismo tal como lo conocemos".

La negación, pues, de la noción de antropoceno que pone en la humanidad como tal el peso de la crisis ecológica va en contra, pues, del planteamiento de Malm. Es cierto, afirma, que es la actividad humana la que ha provocado el lío; pero esta actividad no es fruto de la humanidad como tal, sino de una forma concreta de relacionarse con la natura – una percepción que, en palabras del sueco, ofrece la esperanza de una relación diferente. En definitiva, en sus palabras, no tenemos que "confundir los capitalistas con los humanos".

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