Una obra de Banksy se autodestruye después de ser vendida por más de un millón de dólares a una casa de subastas de Sotheby's, en Londres. Era el 6 de octubre de 2018 y los titulares acapararon las portadas de todo el mundo. Estábamos ante una de las piezas más conocidas del autor: Girl With Balloon.
Pocos segundos después de que el famoso martillo marcara la venta, la obra se destruyó sola por una trituradora que estaba escondida dentro de un marco desde hacía meses. Las caras de espanto y sorpresa de los asistentes duraron minutos. El artista, al cabo de unas horas, lo publicó en sus redes sociales. "El impulso de destruir también es un impulso creativo", justificó.
Sí, él es Banksy, la gran incógnita del mundo artístico y también, en estos momentos, de Barcelona. Historia mundial del arte instantáneo. ¿Pero, quién es Banksy? ¿Es un hombre o una mujer? ¿Es un colectivo de artistas? ¿Podemos afirmar con seguridad que nació en la ciudad inglesa de Bristol o es de los Estados Unidos? Banksy, la gran incógnita del arte.
¿Quién es Banksy, un hombre o una mujer? ¿Es un colectivo de artistas? ¿Nació a Bristol o a los Estados Unidos?
La crítica contra el capitalismo
Experto del street art, es un gran maestro de temas como por ejemplo la guerra, la opresión de clases, el amor, el poder o el consumismo. Una capacidad innata para hacernos reflexionar con imágenes duras, directas y con mucho simbolismo.
Y de aquí nace el éxito de la exposición catalana The world of Banksy que podemos encontrar en el Espacio Trafalgar de Barcelona (C/ Trafalgar, 34) hasta el 31 de diciembre de 2021, después de estar suspendida durante el estado de alarma. Más de 100 reproducciones de medida real en tres zonas que no dejan indiferente a nadie. Fechadas del 2000 al 2018, las reproducciones forman parte del urbanismo de Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos, Israel y Palestina. Estos últimos, con una crítica mordaz a la ocupación israelí y al muro de Betlem.
Las reproducciones de Banksy que podemos encontrar en Barcelona hablan de la guerra, la opresión de clases, el amor, el poder o el consumismo
Las obras no son reales, es decir, no hay ningún original en la exposición, puesto que gran parte de ellas tienen precios inalcanzables y desorbitados, que pueden oscilar hasta 1 millón de euros. Como curiosidad, la exposición no ha sido autorizada por el artista -ni ninguno de las que se han hecho en todo el mundo- y en ningún momento podremos descubrir su identidad.
Reproducción de Girl Frisking Soldier, Banksy | Gemma Fontseca
Buena acogida por parte de los visitantes
The world of Banksy ha vuelto a reabrir en marzo de este año y, según comentan los organizadores a VIA Empresa, han recibido 80.000 visitantes. Anteriormente se estrenó en el Espace Lafayette Drouot de París donde atrapó a unos 150.000 franceses. De momento desde el Espacio Trafalgar, donde antes se encontraba el museo del automóvil, se exhibe con orgullo un viaje a lo largo de la carrera del artista. La mayoría de los visitantes, según comentan, es gente joven y de Barcelona. Con la mejora de las restricciones asisten más turistas nacionales y extranjeros. Público infantil y juvenil en familia y visitas escolares también son habituales.
De cara a los próximos meses añadirán entre 15 y 20 obras nuevas en la exposición y están pensando en abrir una sala para artistas jóvenes locales.
Ante el posible conflicto por el concepto de copyright y monetización de la exposición, el impulsor del Espacio Trafalgar y comisario de la muestra, director y productor teatral, Hasis Vardar, recordó hace un año que el popular grafitero "está en contra los derechos de autor y del concepto copyright y se ha declarado a favor de que se difunda su obra".
La intimidad de Banksy
Como curiosidad, el artista ha concedido pocas entrevistas a los medios de comunicación. El año 2003, en The Guardian, confesó que incluso sus padres no conocen su éxito, ni que tan solo se dedicaba al mundo del grafiti. Incluso ha rechazado proyectos millonarios por marcas conocidas, como por ejemplo, Nike.
Para evitar ciertas confusiones con otros artistas urbanos, el británico sube a su cuenta de Instagram -con más de 20 millones de seguidores- las piezas que pinta en la calle. Más que su identidad, el objetivo es hablar de su mensaje. Y lo consigue.