Cervesers, artesanos del siglo XXI

Moda o industria consolidada? La producción de cerveza artesana ha aumentado considerablemente en los últimos años con la creación de numerosas marcas catalanas que se dan cita este fin de semana en el 'Barcelona Beer Festival'

Algunos lo elaboran en casa y otros han hecho el salto para convertirse en emprendedores porque vivir de la comercialización de la cerveza ya no es negocio sólo de las grandes empresas. Son muchos los amantes de este producto que han decidido crear su propia marca. Desde Cerveza Marina, de Blandas; Cerveza Palau, de Terrassa; Cervezas la Pirata, de Súria; hasta la más conocida Cerveza del Montseny son ejemplos de las marcas 'made in Cataluña', algunas de las cuales (un total de 80) participan este fin de semana al escaparate de cerveza artesana en que se ha convertido el Barcelona Beer Festival.

El acontecimiento reúne, entre este viernes y el próximo domingo, un total de 300 firmas diferentes, la mitad, extranjeras y la otra provenientes de Cataluña y el resto del Estado. Los organizadores, conscientes del boom del sector, alertan que la feria es abierta durante todo el día para intentar escalar la afluencia de público y evitar las largas colas generadas al caer la noche en las ediciones anteriores.

Y es que Barcelona se ha hecho entente en cerveza artesana... a pesar de que no es casualidad. Ya en 1871, Augusto Kuentzmann Damm llegaba a Barcelona y fundaba su fábrica en la ciudad. Antes, pero, Barcelona ya se había convertido en ciudad cervesera. Las investigaciones de Xavier García Barber en el libro La cerveza en España (LID Editorial Empresarial, 2014) apuntan que la primera fábrica de notoriedad se instala en Barcelona en 1837.

Desde aquel momento surgen otros productores de cerveza que se instalan por la ciudad, como es el caso de Louis Moritz, francés proveniente de Alsacia, que llega en 1851 y que, en enero de 1856, se convierte en socio de Moritz Luis y Cía, junto con el alemán Holstein Celestino Zinsfomann. Es en 1862 cuando se construye la fábrica de Moritz en la Ronda de Sant Antoni de la ciudad condal, donde se ubica actualmente.

La marca catalana es hoy en día habitual entre los consumidores de cerveza y firme defensora de la cultura que unos años acá se está consolidando en Cataluña, tal como manifiestan en su última campaña, "Artefans". "Nuestro fundador, Louis Moritz, también empezó siendo un cerveser artesano y como nunca hay que renunciar a los orígenes, desde Moritz damos todo nuestro apoyo a las cervezas artesanas", declaran en su web.

Una tendencia que se consolida
Cada vez es más habitual encontrar marcas distintas de cerveza en bares y restaurantes. Con logos y diseños de varios estilos, sabores que los expertos también apuntan diverso, y un gran aumento del consumo entre el gran público (esta semana se conocía que la Compañía Cervesera del Montseny ha cerrado el 2014 con un aumento del 20% de las ventas y espera llegar al millón de euros de facturación este 2015), empresas como la de Daniel Fermun han visto el cielo abierto.

Esta es Cerveza Artesana Homebrew, que nació en Barcelona en 2010 y se encarga de instalar fábricas de cerveza artesana a raíz del territorio, así como de diseñar las recetas de cerveza del Instituto de la Cerveza Artesana. Junto con su socio, natural de Italia, apostaron para divulgar la cultura de la cerveza artesana en Cataluña, tal como se hacía en el país alpino. "Primero, él miraba emprendidas para crear una línea propia de maquinaria, yo entré después para vender online enseres para hacer cerveza artesana", relata Fermun.

Curso de elaboración de cerveza a nivel cassolà al Instituto de Cerveza Artesana. Cedida

Con la primera microcerveseria montada en 2007, el crecimiento de la empresa ha sido fulgurante. "En estos cinco años que traemos con la empresa integral hemos hecho ya 92 instalaciones de microcerveseries, de las 200 que hay hoy en día a la península", cuenta Fermun, al mismo tiempo que añade que la tienda online cada vez alcanza más clientes. El técnico asegura que haber recuperado un producto perdido es la razón que explica el éxito de la cultura cervesera. "A principios del siglo pasado había muchas cervecerías, pero cuando entró la pasteurización y la maquinaria moderna desaparecieron todas las pequeñas cervecerías y las marcas actuales son fruto de esto. Creo que no es una moda, como la del gintònic, sino que ha venido para quedarse porque es un producto que habíamos perdido".

Barcelona, capital cervesera
Para quedarse o no, el año pasado 25.000 personas asistieron en el Barcelona Beer Festival. Con esta cifra de éxito, la cita repite este fin de semana para dar visibilidad a los productores autóctonos pero también a las otras firmas internacionales que están apostando para crear una cerveza de sabor diferente. "Triunfa porque es un buen producto y porque la cerveza industrial, la que estamos acostumbrados al día a día, la tenemos muy interiorizada, y cuando te presentan una cerveza donde encuentras más aromas, más sabores, es como un juguete nuevo", asegura Mikel Ríes, coordinador de la organización. "El interés parte de aquí, del público. Porque está descubriendo un producto que antes era de una manera y ahora le dan un abanico mucho más amplio y a raíz de este interés se ha ido creando un tejido de empresas para dar satisfacción a esta demanda", matiza Ríos.

Un sector pujante que ahora encontrará su marco, puesto que cómo se anunció hace unas semanas el Departamento de Agricultura de la Generalitat ultima una legislación que regulará el carácter artesano en el sector de la cerveza que "tendría que estar aprobada antes del final de la legislatura", ha explicado Ríos.

Daniel Fermun, maestro cerveser del Instituto de la Cerveza Artesana, y Miquel Piris, responsable de la marca de cerveza PIRIS BEER. Cedida
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