El alma catalana de Pierre Follen, el inventor del 'prêt-à-portero'

El ideólogo de la ropa para las grandes masas y de la socialización del lujo tiene una planta de producción en Granollers

Comí hace unos meses en Barcelona con Pierre Follen, 91 años, creador, empresario, gestor integral, vinculado desde el 1961 en Cataluña. Tenía a mi lado Yannick Rascouët, director del Instituto Français a la capital catalana. Recordamos que la Francia cultural, en el sentido amplio del término -que incluye moda y diseño - ha sido siempre un referente por los catalanes.

Compartimos mesa con Maria Poch, representando aquí de la firma Pierre Follen. Era la anfitriona, con su hermano, Paco Poch, profesor de comunicación audiovisual y productor de cine. había también directivos del grupo Coty (la antigua Parera). Tienen una factoría en Granollers donde producen y envasan fragancias que Follen personaliza y comercializa con su sello de inteligente distinción cosmopolita.

No son los únicos que en nuestro país trabajan para este gestor integral. Antoni Egea lo hace desde Igualada a Imar (la antigua Pulligan). Jordi Pareja, de Avantex, en Pineda, aporta calcetines. German Loewe es el director comercial en Barcelona de Bellido, fabricantes de cinturones. Dentro del ámbito de los territorios de lengua catalana, José González, de Belpla, en Ontinyent, le fabrica mantas chic.

Pierre Follen confía sus licencias a empresarios de casa nuestra. No es, pero, un hombre-marca. Fue el inventor del prêt-a-portero. Socializó el lujo. Conduce sus iniciativas con talento y pasión. Es de los pocos empresarios franceses del ramo que no ha vendido sus compañías. Nunca ha pedido créditos.

No ha descansado desde que el 1944 empezó a coser, a pesar de que su vocación inicial era ser actor. Esto explica que uno de sus primeros trabajos creativos fuera, en 1946, idear, confeccionar y emprovar-se él mismo los vestidos de "La bella y la bestia", la película de Jean Cocteau.

Follen inició su estrecha relación con Cataluña cuando el 1961, en un desfile conjunto en el Hotel Ritz de Barcelona, coincidió con Joan Poch de Mallerich, fabricando que innovó en el mundo de los jerseys al combinar ante y punto. Animado con el espíritu emprendedor catalán, Follen compró dos casas en el pasaje de la Concepción, en el corazón de la Barcelona elegante: la número 14, donde instaló las oficinas de la compañía, y la número 12, que reformó él mismo para hacer su vivienda.

La familia Poch ha traído siempre aquí la representación. La viuda del patriarca, Ernestina Sabarich, de 92 años, todavía se escribe con él. Seguro que hablan de arte y cultura. Pierre Follen es un promotor incansable. Hace años, Paco Poch produjo un musical suyo, Dalí locuras, en el Teatro de Alicante. El castillo de Lacoste, histórica residencia que fue del marqués de Sade, en la Provenza, acoge los veranos un festival de teatro y danza. Enel Espace Follen, a los Champs-Elysées de Paris, potencia, además, el teatro.

Sabe crear volumen de negocio en varios sectores amables. El 1977 se quedó Maxim's para desplegar toda una gama de ideas en alimentación de gurmet. Ha exitoso al crear volumen de negocio. También al alimentarlo y vestirlo con volumen cultural, estilo francés... y sensibilidad catalana.

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